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Los
alrededores
del
templo
de
Zeus y
la
Acrópolis,
en el
fondo,
han
sido
restaurados
para
las
Olimpiadas.
(Archivo
/ AP) |
Mucho
antes
de que
Cristóbal
Colón
descubriera
América
y
anterior
a los
días
en que
Jesús
puso
sus
pies
sobre
la
Tierra
hace
más de
2000
años,
ya en
Grecia
comenzaba
a
forjarse
el
espíritu
que
sirvió
de
base a
los
Juegos
Olímpicos
modernos.
Según
diversas
fuentes
bibliográficas,
la
celebración
de los
primeros
JJ.OO.
datan
del
año
776
antes
de
Cristo
y se
llevaron
a cabo
en la
ciudad
de
Olimpia,
en la
península
mediterránea
del
Peloponeso.
En
su
origen,
los
JJ.OO.
tenían
un
carácter
de
festival
religioso
y eran
dedicados
a
dioses
de las
mitología
griega,
como
Zeus,
dios
del
Olimpo.
Contrario
a la
actualidad,
los
atletas
de las
regiones
de la
antigua
Grecia
que
participaban
de los
Juegos
recibían
como
premio
al
ganar
una
corona
-conocida
como "cotinus"-
hecha
de una
rama
de
olivo,
así
como
el
honor
de ser
reconocidos
como
héroes
por
sus
familiares
y
pobladores
de su
ciudad
natal.
Los
atletas
victoriosos
ocupaban
un
lugar
de
importancia
en la
sociedad
griega
y
pasaban
a ser
subvencionados
de por
vida
por el
gobierno
de su
ciudad
de
procedencia.
Algunas
de las
disciplinas
en las
que se
competía
en la
antigüedad
eran
el
pentatlón,
que
estaba
compuesto
por el
lanzamiento
de
disco,
lanzamiento
de
jabalina,
salto
de
longitud,
carreras
y
lucha.
También
había
carreras
pedestres,
boxeo,
carreras
de
carro,
equitación
y
pancracio,
que
era
una
mezcla
de
boxeo
y
lucha.
Se
competía
con
los
pies
descalzos
y, en
principio,
las
mujeres
estaban
excluidas
de
participar
en los
eventos,
así
como
de
asistir
a
presenciar
los
Juegos.
Como
dato
significativo,
los
Juegos
Olímpicos
marcaban
también
el
principio
de una
tregua
sagrada
que no
podía
ser
violada
bajo
ninguna
circunstancia.
Las
guerras
tenían
que
ser
detenidas
para
dar
paso a
la
celebración
del
evento.
No
fue
hasta
el año
396
antes
de
Cristo,
que el
emperador
Teodosio
abolió
los
Juegos
tras
celebrarse
ininterrumpidamente
durante
1,172
años.