El amor,
la
pasión,
la ira y
la
venganza
se
conjuraron
esta
noche en
el
Anfiteatro
Romano
de
Mérida
para dar
forma a
'Medea
la
extranjera',
la
tercera
de las
obras
del L
Festival
de
Teatro
Clásico
de
Mérida,
que puso
en
escena,
ante
unas
gradas
abarrotadas
de
público,
la
Compañía
Atalaya.
Con
esta
obra
volvió
a
Mérida
la
incombustible
Medea,
el
mito
que
más
veces
ha
pasado
por el
escenario
de
este
festival,
pero
esta
vez
con un
aire
vanguardista,
con
una
puesta
en
escena
austera
pero
eficaz
y
sofisticada,
unas
coreografías
muy
estudiadas
y, lo
más
llamativo,
con
una
desfragmentación
del
personaje
principal
que
permite
esbozar
un
retrato
psicológico
más
profundo
de la
mítica
Medea.
Así,
la
obra
del
director
Ricardo
Iniesta,
que
bebió
de
diversas
fuentes
para
componer
esta
'Medea
la
extranjera',
como
son
los
textos
de
Séneca,
Heiner
Müller
o
Apolonio
de
Rodas,
se
estrenó
en
Mérida
constituyéndose
como
un
relato
moderno
de las
pasiones
de
Medea,
la
amante
y
sentimental,
que se
tornó
en una
mujer
traidora,
iracunda
y
vengativa.
El
comienzo
de la
acción
nos
lleva
a
descubrir
a una
Medea
(unas
Medeas,
cuatro,
que
simbolizan
la
tierra,
el
fuego,
el
viento
y el
agua)
en su
patria,
la
Cólquide,
región
que
actualmente
correspondería
con
los
territorios
de
Armenia
y
Georgia,
donde
conoce
a
Jasón,
el
héroe
Tesalio
que ya
ha
iniciado
su
viaje
en la
nave
Argos,
junto
a sus
compañeros,
para
hacerse
con el
vellocino
de oro
que su
hermanastro
Pelias
le
exige
para
entregarle
el
trono
de la
mítica
Iolcos.
De
este
mosón,
interpretado
por el
extremeño
Joaquín
Galán,
que
acompañado
de los
argonautas
pide
el
vellocino,
la
dorada
piel
del
carnero,
al rey
de la
Cólquide
y
padre
de
Medea,
Aetes,
que
exige
al
héroe
a
cambio
del
vellón
que
dome a
sus
toros
con
cascos
de
bronce,
que le
regalo
del
dios
Hefesto,
para
arar
un
campo
y
sembrar
en el
dientes
de
serpiente
y así
brote
del
suelo
un
ejército
de
hombres
armados.
Con
su
astucia
e
inteligencia,
Jasón
consigue
el
vellocino
y
desata
el
amor y
la
pasión
de
Medea,
la
hija
del
rey,
inteligente
y
conocedora
de los
arcanos
de la
brujería,
que
cae
rendida
a sus
pies y
se
deja
conducir
por la
nave
Argos,
acompañando
a
Jasón,
renunciando
a su
propia
patria
y
traicionando
a su
propia
sangre,
ya que
el
rey,
su
padre,
se
opone
a su
marcha.
Es
entonces
cuando
entra
en
escena
el
hermano
de
Medea,
Apsirto,
y con
el la
traición
de
Medea,
que
por
amor a
Jasón,
mata y
despedaza
a su
propio
hermano
que
pretende
devolverla
al
hogar,
dando
lugar
al
comienzo
entre
la
lucha
interior
de la
Medea
tierra,
voz de
la
conciencia
y de
la
sensatez,
y la
Medea
fuego,
su
lado
apasionado
y
temperamental.
En
la
huida
Jasón
promete
a
Medea
desposarla
para
que
"sea
respetada
por
todos",
un
vano
sueño
que se
desvanece
de
manera
irremisible
cuando
ambos
llegan
a
Corinto,
los
territorios
gobernados
por
Creontes,
donde
el
héroe
griego
abandona
a
Medea,
con la
que ha
tenido
dos
hijos
y que
es
repudiada
por su
condición
de
extranjera
en
esas
tierras,
para
desposarse
con la
hija
del
rey,
Creusa.
VENGANZA
En
este
punto
se
forja
la ira
y la
venganza
de
Medea,
que
mata a
Creusa
mediante
un
maleficio
sobre
sus
ropajes,
dando
lugar
a una
bella
escena
en la
que la
princesa
desnuda
es
vestida
con el
traje
de
novia
de la
propia
Medea,
y
acaba
con la
vida
de sus
dos
hijos
por
despecho
y
venganza.
Con
la
consecución
de la
venganza
llega
la
caída
y la
conciencia
de las
Medeas,
con
las
voces
de
Aurora
Casado,
Silvia
Garzón,
María
Martínez
de
Tejada
y
Charo
Sojo,
que
pretenden
"romper
la
humanidad
en dos
partes
y
vivir
en el
vacío
que
quede
en
medio".
Se
consuma
así el
destino
y el
destino
de
esta
mujer,
sobre
un
escenario
circular,
que
dió
algún
que
otro
problema
en el
acceso
de los
personajes
a
escena
y en
la
iluminación,
y bajo
las
estrellas
de
Mérida
en un
Anfiteatro
en el
que la
apuesta
vanguardista,
con
reminiscencias
clásicas,
como
los
cantos
griegos
del
coro,
fue
aplaudida
durante
varios
minutos.
LA
CULPABILIDAD
DE
OCCIDENTE
Tras
el
estreno
de la
obra,
el
director
Ricardo
Iniesta
indicó
ante
los
medios
de
comunicación
que
"estoy
contento
con el
estreno
y con
la
reacción
del
público,
porque
ha
habido
muchos
aplausos
y
silencio
durante
la
representación".
Iniesta
valoró
la
reacción
en la
obra
de los
ciudadanos
de
Corinto
con
Medea,
a la
que
rechazan
por
ser
extranjera,
y
apuntó
que
esa
situación
se
puede
trasladar
a la
actualidad,
por el
trato
que
los
occidentales
ofrecen
a los
ciudadanos
de
otras
culturas,
"las
desgracias
del
11-M y
el
11-S
son en
parte
culpa
de
occidente
por el
desprecio
y el
maltrato
con
los
emigrantes
que
vienen
hipnotizados
por el
glamour
de
occidente
y se
encuentran
con
xenofobia
y
desprecio".
Además,
reconoció
la
dificultad
de
actuar
en un
escenario
abierto
como
es el
Anfiteatro
Romano
y
resaltó
la
importancia
de la
música
étnica
ylán,
el
Jasón
de la
obra
se
mostró
"de
momento,
satisfecho"
y
remarcó
que su
papel
en la
obra
"puede
ser
considerado
como
el
malo
de la
película,
porque
Jasón
es un
poco
cantamañas".
Por
último,
dos de
las
Medeas
que
aparecieron
en
escena,
Aurora
Casado
y
María
Martínez
de
Tejada
dijeron
estar
satisfechas
con el
resultado
final
de la
obra y
alabaron
el
escenario
del
Anfiteatro
"que
es
inigualable
y
remueve
muchas
sensaciones".
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