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artículo
02/07/2004 |
Mérida ●
Europa
Press |
Alterio
abre
brillantemente
el L
Festival
de Teatro
Clásico de
Mérida,
con "Yo
Claudio",
un retrato
de la Roma
imperial |
La
L
edición
del
Festival
de
Teatro
Clásico
de
Mérida
abrió
anoche
sus
puertas
con la
obra
"Yo
Claudio",
una
adaptación
de la
novela
de
Robert
Graves
que
permitió
revivir,
dos
mil
años
después,
a
Tiberio
Claudio
Druso
Nerón
Germánico,
al que
dio
vida
de
forma
magistral
Héctor
Alterio,
y que,
a
través
del
relato
descarnado
de su
vida,
ofreció
un
retrato
fiel
de la
Roma
Imperial.
Así,
el
fantasma
errante
de
Claudio
visitó
ayer
el
Teatro
Romano
de
Mérida,
que
llenó
tres
cuartos
de su
aforo,
para
narrar
los
capítulos
más
importantes
de su
vida y
rendir
cuenta
de sus
actos
ante
la
Historia,
representada
por un
Senado
romano
que
juzga
su
mandato
al
frente
del
Imperio
tras
la
caída
de su
sobrino
Calígula.
De
este
modo,
miserias
del
hombre
tan
antiguas
y tan
presentes
hoy en
día
como
el
ansia
de
poder,
la
corrupción,
la
depravación
o la
traición,
se
dieron
cita
entre
las
columnas
del
Teatro
con
los
recuerdos
de
Claudio,
el
emperador
tonto
que se
finge
tonto,
tullido
y
tartamudo
que,
gracias
a sus
defectos,
consigue
escapar
a las
iras y
las
maquinaciones
de su
familia,
lo que
le
permite,
tras
el
asesinato
de
Calígula,
ser el
último
heredero
de la
dinastía
Claudia
y
obtener
las
riendas
del
Imperio.
EL
EMPERADOR
REPUBLICANO
Alterio,
desde
el
comienzo
de la
obra,
dirigida
por
José
Carlos
Plaza
y
adaptada
por
Alonso
de
Santos,
ofreció
una
actuación
que
eclipsó
las
interpretaciones
de sus
compañeros,
entre
los
que se
encontraban
Encarna
Paso,
que
encarnó
notablemente
a
Livia,
abuela
de
Claudio
y
esposa
del
primer
emperador
romano,
Octaviano,
el
llamado
Octavio
Augusto.
Sobre
las
tablas,
Claudio
es
arrastrado
a
cumplir
su
irremediable
destino
que le
lleva
a ser
emperador,
tal y
como
anuncia
una
profecía
que su
abuela
le
muestra,
a
pesar
de sus
convicciones
republicanas
y de
su
intención
de
devolver
el
poder
al
Senado
a lo
largo
de su
mandato.
La
dualidad
de
este
emperador
republicano
se
manifiesta
en
varias
facetas
de su
vida,
tal y
como
el
propio
Alterio
manifiesta
en
escena
cuando
quita
razón
los
historiadores
que le
juzgan
como
un
idiota
y un
incompetente
o como
un
administrador
inteligente
ya que
"yo he
llevado
una
vida
contradictoria".
No
obstante,
en la
primera
parte
de la
obra
se nos
presenta
un
Claudio
humillado,
pero
sarcástico
y
vivaz,
apartado
deliberadamente
de los
destinos
del
Imperio
por su
familia
por
sus
supuestas
incapacidades
y
sujeto
a la
voluntad
de su
abuela
Livia,
manipuladora
y
astuta,
que
maneja
los
hilos
del
poder
gracias
a su
influencia
sobre
su
marido
Octavio,
primero,
sobre
su
hijo
Tiberio,
después,
y
sobre
su
bisnieto
Calígula,
hijo
de su
nieto
Germánico.
La
narración
de
Claudio
es
intimista
pero
en
gran
parte
objetiva,
haciendo
gala
de su
espíritu
de
historiador,
aunque
haya
recovecos
sentimentales
para
recordar
a las
mujeres
de su
vida;
su
abuela,
su
madre,
sus
esposas
y
amores
y su
última
mujer
Mesalina,
a la
que
ordena
ejecutar
por su
incontrolable
promiscuidad.
El
hilo
de los
recuerdos
de
Alterio-Claudio,
nos
lleva
al
asesinato
de
Calígula
y su
nombramiento
como
emperador
por
parte
de la
guardia
de
Palacio,
aunque
el se
niega
rotundamente,
con el
intento
frustrado
de
devolver
el
poder
al
Senado
para
constituir
una
República
y con
la
confirmación
de que
el
poder
corrompe
los
ideales.
ANSIEDAD
Y
NERVIOS
Tras
el
estreno
de la
obra,
en el
peristilo
del
Teatro
Romano,
Héctor
Alterio
confesó
ante
los
medios
de
comunicación
que,
durante
los
ensayos,
"tenía
ansiedad
y
nerviosidad
por
entrar
y no
salir
de
escena,
para
recuperar
el
aliento,
era
algo
que me
desconcentraba".
No
obstante,
reconoció
que la
presencia
del
público,
que se
volcó
en
aplausos
y
"cuya
respuesta
ha
sido
gratificante",
y "el
encontrar
los
espacios
necesarios
para
asentarme
me dio
tranquilidad
ante
la
responsabilidad
protagónica
absoluta".
Por su
parte,
Encarna
Paso
no
dudó
en
calificar
el
estreno
de la
obra
como
un
"estreno
grandioso,
uno de
los
más
importantes
que he
tenido.
Es un
espectáculo
para
llevarlo
por
todo
el
mundo".
Además,
comentó
que
tener
a
Alterio
en el
reparto
"es un
lujo
para
los
actores,
da
lecciones
magistrales
todos
los
días,
te
dice
todo
con
los
ojos".
El
hijo
del
escritor
Robert
Graves,
William,
acudió
al
estreno,
tras
el que
señaló
que
"es
una
maravilla,
tremendo"
y que
la
obra
teatral
"refleja
el
espíritu
de la
novela".
Por
último
el
consejero
de
Cultura
de la
Junta
de
Extremadura,
Francisco
Muñoz,
destacó
la
interpretación
de
Alterio,
la
dirección
y la
complejidad
de la
obra e
indicó
que
"la
puesta
en
escena
y
dirección
ha
sido
magnífica,
estoy
satisfecho
del
comienzo
del
Festival".
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