Un plan
para
cambiarle
la cara el
centro
histórico
de Roma es
causa de
una
acalorada
controversia
en Italia.
Todo
empezó
así: El
alcalde le
encargó al
profesor
de
arquitectura
italiano
Carlo
Aymonino
la tarea
de
rediseñar
el área
que rodea
el foro
romano
-donde
alguna vez
se erguía
un
imponente
templo de
mármol
blanco.
Pues
bien, lo
que este
profesor
de 78 años
de edad
quiere es
darle a
los
visitantes
una idea
más clara
de cómo
era la
Ciudad
Eterna en
la
antigüedad.
Con
todos los
caminos
conduciendo
a Roma,
uno de sus
planes es
deshacerse
del que
lleva al
Coliseo
-el famoso
anfiteatro
en el que
los
gladiadores
se
enfrentaban
entre
ellos o
con
animales
salvajes
para
entretener
a las
multitudes.
La
calle por
la que hoy
en día
ruedan
automóviles
fue
construida
por el
líder
fascista
Benito
Mussolini
sobre
importantes
ruinas.
Horrorizados
El
profesor
Aymonino
propone
además
rellenar
la parte
que falta
de la
pared
exterior
del
Coliseo
con
ladrillos
rojos.
Quiere
quitar la
maleza que
crece por
doquier y
limpiar
escombros
para
reconstruir
el templo
de Júpiter
-que fue
el corazón
de la
antigua
Roma-
añadiendo
un domo
transparente
entre las
ruinas.
Muchos
eruditos
clásicos
están
aterrados
ante la
idea de
convertir
el centro
de Roma en
lo que
temen será
un parque
de
diversiones
arqueológico.
La
mayoría de
los
arqueólogos
modernos
prefieren
la
restauración
minimalista.
Los
romanos de
hoy
debaten
con furia
cómo -o si
conviene-
restaurar
los
monumentos
antiguos.
En
siglos
pasados,
los
ciudadanos
de la que
fue el
centro del
mundo
simplemente
arrancaban
pedazos de
las ruinas
de la Roma
imperial y
reciclaban
los
materiales
utilizándolos
en la
construcción
de nuevos
palacios o
iglesias.