CÁDIZ.
Las
excavaciones
de la
calle
Santo
Domingo,
28, ha
posibilitado
el
hallazgo
de
restos
fechados
en un
abanico
histórico
que se
abriría
entre el
Bronce
Inicial
y la
época
romana.
Fogatas
y
objetos
de sílex
convivían
en el
terreno
con una
posible
vivienda
romana.
Francisco
Blanco
explica
que la
primera
de las
capas
localizada
en el
terreno
correspondía
a una
arena
parda
oscura,
de
escasos
centímetros,
fechada
en época
prehistórica,
"en
torno al
Bronce
Inicial".
En uno
de los
pozos
abiertos
para las
zapatas
se
detectaron
"los
restos
de una
fogata
directamente
realizada
sobre el
terreno
natural
arcilloso,
que
había
sido
rodeada
por
pequeñas
piedras
planas
calcinadas
por la
acción
del
fuego".
De entre
las
cenizas
se
extrajeron
varios
útiles
de sílex
-láminas
trabajadas
y restos
de
talla-,
algunos
fragmentos
de
cerámica
a mano y
la parte
superior
de un
hacha
pulida.
"Por
encima
de este
nivel
-continúa
el
arqueólogo-
aparece
un
relleno
de arena
dunar
con
materiales
rodados
que
hemos
podido
fechar
en época
tardopúnica
y romano
republicana,
es
decir,
entre
los
siglos
III y II
a.C. De
entre
los
restos
hallados,
destacamos
fragmentos
de
ánforas
de
tipología
gaditana
y
tardopúnica,
cerámicas
de
cocina
con
decoración
pintada
en
bandas
rojas y
fragmentos
de
cuencos
o platos
con
engobe
rojo".
En un
nivel
superior
se
detectó
la
presencia
de los
restos
de un
pavimento,
en dos
fases de
ocupación,
"de una
posible
vivienda
romana
fechada,
por los
restos
encontrados,
a
mediados
o
finales
del
siglo I
a.C.".
Aparecen
en este
estrato
de
habitabilidad
sillarejos
de
piedra
ostionera,
fragmentos
de
tejas,
estucos
pintados
y mármol
moldurado
para el
revestimiento
decorativo
de las
pareces,
entre
otros
restos.
"Asimismo
se
localizaron
restos
correspondiente
a
cerámica
de
cocina o
vajilla
de lujo
(sigillata),
la parte
superior
de una
lucerna
y una
moneda
de
bronce
perteneciente
a la
ceca
hispánica
de Carmo
(Carmona,
Sevilla)
que nos
fecha
perfectamente
los
restos
de
construcción
hacia
mediados
del
siglo I
a.C.".
Un nivel
de
tierra
castaño
oscura
revela
que este
terreno
sería
abandonado
hacia
principios
o
mediados
del
siglo II
d.C.
Francisco
Blanco
concluye,
con los
datos
obtenidos
en la
mano,
que
éstos
corroboran
"el
desarrollo
urbanístico
de la
zona en
época
romana
hacia
mediados
del
siglo I
a.C. a
fin de
extender
el
espacio
limitado
de la
ciudad
primitiva".
"Antes
del
desarrollo
urbanístico
de la
zona
-explica-,
existen
materiales
arqueológicos
que
atestiguan
la
presencia
humana
al menos
entre
los
siglos
IV y II
a.C.".
Por
último,
indica
el
arqueólogo
de
PROCASA
que
"como se
ha
venido
produciendo
en otros
solares
de su
entorno,
hay un
asentamiento
de época
prehistórica
entre el
neolítico
final y
el
bronce
inicial
(II
milenio
a.C.)
bastante
extenso,
aunque
con poca
potencia
estratigráfica,
sobre la
superficie
del
terreno
natural
cercana
a la
línea de
costa".
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