El
arquitecto
Carlos
Sánchez-Montaña
sostiene,
en un
reciente
estudio
de
doctorado
presentado
en la
Universidad
de A
Coruña,
que la
muralla
bajo
imperial
de Lucus
Augusti,
datada
entre
las
últimas
décadas
del
siglo
III y
primeras
del IV
dC,
tiene
doce
puertas.
Sanchez-Montaña,
en su
trabajo
de
investigación,
en
esencia,
asegura
que el
proyecto
geométrico
generador
del
bastión
tiene un
claro
carácter
defensivo
y su
implantación
sobre la
ciudad
antigua
se rige
por una
nueva
geometría
que, aún
basada
en la
trama
ortogonal
de la
ciudad
alto
imperial,
atiende
a nuevas
necesidades
del
momento.
El
proyecto
fue
ideado
por un
técnico,
arquitecto
o
ingeniero,
y por
tanto
realizado
sobre la
base de
la
geometría
romana
de la
época.
Su
técnica
constructiva
se
ajusta a
cánones
relatados
por
Vitrubio
para
este
tipo de
fortificaciones
en su
tratado
de
arquitectura,
pero su
implantación
responde
a
criterios
militares.
La traza
de la
muralla
se
inscribe
en un
rectángulo
de
proporciones
3 a 4
que
tiene en
sus
lados
unas
dimensiones
de 519
m. por
692 m. y
que a su
vez está
inscrito
en una
circunferencia
de 865
m. de
diámetro.
Estas
medidas
son
proporcionales
a la
escuadra
pitagórica
de
dimensiones
3/4/5,
base de
muchas
de las
edificaciones
de
origen
romano.
Las
líneas
geométricas
que
soportan
la
muralla
son
visibles
a través
de su
dibujo
sobre un
plano de
la
ciudad.
Estas
líneas
no son
observables
en
ningún
otro
lugar,
ni han
sido
referenciadas
anteriormente
por una
fuente
histórica
o una
excavación
arqueológica;
por lo
que sólo
pueden
pertenecer
al
proyecto
original
que se
utilizó
para
construir
la
muralla
romana
hace
1.700
años y
que aún
se
pueden
comprobar
y
estudiar
trazándolas
en la
actualidad.
La
muralla
tiene
forma
rectangular
con los
vértices
redondeados
y sobre
este
rectángulo
base
están
situadas
las doce
puertas
del
proyecto
original.
Cuatro
puertas
en cada
uno de
los
lados
mayores
y dos en
los
menores.
Las doce
puertas
originales
eran de
dos
clases,
seis
principales
que
permitían
el paso
de un
carruaje,
y seis
puertas
pequeñas
o
poternas
que sólo
permitían
el paso
de una
persona.
Una
poterna
es una
puerta
estrecha
de
pequeño
tamaño,
que
suele
estar
elevada
y de
difícil
acceso,
y que se
usaba
como
puerta
falsa
para
poder
entrar o
salir en
caso de
asedio.
Durante
la
ejecución
de la
obra, y
seguramente
a
petición
de la
comunidad
paleocristiana,
se
proyectó
una
modificación
del
trazado
de la
muralla
en la
actual
puerta
de
Santiago.
Esta
modificación
fue
desplazar
unos
metros
en
dirección
oeste el
emplazamiento
de la
puerta
en el
decumano
allí
existente
y así
ganar
más
espacio
intramuros
y crear
una
plaza
delante
de la
basílica
paleocristiana
que
existía
en el
siglo IV
d.C.
(actual
plaza de
Pío XII).
Las doce
puertas
iniciales
del
proyecto
de la
muralla
tienen
una
clara
geometría
común,
están
cada una
relacionada
de
manera
exacta
con las
demás de
la
ciudad y
forman
entre
todas
ellas
una
estrella
de doce
puntas
con
centro
geométrico
en el
centro
del
rectángulo
matriz.
La
puerta
de
Santiago
es la
única
que
debido a
su
desplazamiento
no está
situada
en el
lugar
geométrico
que le
corresponde.
La
posición
de las
doce
puertas
fue
seleccionada
para su
servicio
sobre
una vía
en uso
de la
ciudad
alto
imperial,
las doce
estaban
situadas
en los
extremos
de seis
de las
vías
principales
de la
ciudad;
cuatro
decumanus
y dos
cardos.
Hoy sólo
es
visible
una
parte de
la
muralla
original,
el
monumento
actual
no
refleja
la
majestuosidad
original
del
conjunto.
Los
dirigentes
de Lucus
Augusti
realizaron
una
empresa
que
significó
un gran
esfuerzo
económico
y de
recursos
humanos
para su
tiempo.
No sólo
como
bastión
defensivo
de la
ciudad,
sino
también
como
elemento
propagandístico
de la
clase
dirigente
de la
urbe
frente a
sus
vecinos.
La
importancia
que
Lucus
Augusti
había
alcanzado
en el
noroeste
de
Hispania
obligaba
a
realizar
una de
carácter
excepcional.
La
muralla
bajo
imperial
mantuvo
el
número
de
puertas
que la
ciudad
antigua
tenía,
pero
necesidades
defensivas
hicieron
variar
su
ubicación
y
reducir
su
anchura
para
mejorar
los
accesos
desde el
exterior
a la
zona
interior
urbana.
Las doce
puertas
eran de
dos
clases.
Las seis
puertas
principales
documentadas
son las
que hoy
reciben
el
nombre
de
puerta
Miñá, de
la Rúa
Nueva,
Falsa,
San
Pedro,
del
Castillo
(cercana
a la
actual)
y la
puerta
de
Santiago.
Localización
de las
poternas
en la
fortificación
A los
seis
accesos
principales
del
bastión
lucense,
según el
trabajo
de
Sánchez-Montaña,
hay que
añadir
seis
puertas
pequeñas
o
poternas,
de las
que no
existe
hasta el
momento
estudio
ninguno
y que
son las
situadas
en la
actualidad
frente
al
edificio
de la
Delegación
de
Fomento,
la
emplazada
frente
al
hospital
de Santa
María,
la
ubicada
en la
zona del
barrio
de
Recatelo,
la
situada
frente a
la
residencia
de las
Hermanitas,
la que
fue
sustituida
por la
puerta
de la
Estación
en 1875
y la
emplazada
frente a
la
Delegación
de la
Xunta de
Galicia.
Estas
seis
poternas
de
pequeño
tamaño,
según
Montaña,
no han
sido
referenciadas
hasta el
momento
y de
ellas
sólo es
posible,
en la
actualidad,
comprobar
cuatro,
ya que
dos de
ellas
fueron,
una
demolida
y
sustituida
por la
puerta
de la
estación
en el
siglo
XIX, y
la otra
demolida
y
posteriormente
ignorada
con la
reconstrucción
de la
muralla
en el
siglo XX