Mucho
se
ha
hablado
y
escrito
sobre
el
emplazamiento
de
los
templos
fenicios
que
los
autores
clásicos
nos
refieren
de
su
existencia
en
el
territorio
de
Gadir.
Tradicionalmente
se
ha
venido
identificando
el
islote
de
Sancti
Petri
como
el
lugar
elegido
por
los
fenicios
de
Tiro
para
la
implantación
de
su
más
antiguo
y
famoso
santuario
en
Occidente:
el
de
Melkart.
Por
su
parte
la
zona
del
Castillo
de
San
Sebastián,
en
La
Caleta,
se
ha
relacionado
como
hipótesis
más
admitida,
con
el
lugar
donde
debió
ubicarse
otro
de
los
santuarios
relevantes
de
Gadir:
el
de
Baal.
Por
último
los
alrededores
del
Castillo
de
Santa
Catalina
y
más
concretamente
en
la
zona
conocida
como
la
Punta
del
Nao,
ha
sido
el
lugar
asignado
por
la
mayoría
de
los
investigadores
para
el
emplazamiento
del
santuario
a
Astarté,
divinidad
que
junto
a
Melkart
constituían
la
base
del
panteón
de
la
metrópolis
tiria
en
los
inicios
del
primer
milenio
antes
de
nuestra
Era.
Estas
localizaciones
tuvieron
su
explicación
y
sustento
tanto
en las
noticias
de los
historiadores
y
geógrafos
de la
Antigüedad,
como
en las
reconstrucciones
del
paisaje
de la
Bahía
de
Cádiz
en
épocas
antiguas,
lanzadas
en la
década
de los
80 del
siglo
pasado
a raíz
de la
determinación,
esbozada
por F.
Ponce
unos
años
antes,
de la
existencia
de un
brazo
de mar
que
discurría
por el
interior
del
casco
antiguo
de
Cádiz
y que
como
ha
publicado
J.A.
Fierro
en la
segunda
edición
de su
libro
Historia
de la
ciudad
de
Cádiz,
ya se
había
hecho
eco de
esta
circunstancia
S.
Viniegra
a
finales
del
siglo
XIX y
principios
del XX.
Si
el
establecimiento
de
esta
primera
aproximación
al
paisaje
de
Gadir/Gades
hace
ahora
casi
25
años,
supuso
un
relanzamiento
de los
estudios
fenicios
en el
área
gaditana,
los
trabajos
geoarqueológicos
llevados
a cabo
bajo
la
dirección
de los
profesores
O.
Arteaga
y H.D.
Schulz,en
los
años
2000
(saco
interior
de la
Bahía)
y 2001
(ciudad
de
Cádiz),
han
supuesto
los
primeros
trabajos
científicos
para
abordar
la
estrategia
del
poblamiento
histórico
en la
Bahía
de
Cádiz
y como
no el
punto
de
partida
para
iniciar
una
nueva
lectura
de los
textos
clásicos.
De
entre
las
citas
de los
autores
que se
refieren
a los
templos
gaditanos
podemos
destacar
las de
Estrabón,
que en
un
pasaje
de su
Geografía,
refiriéndose
a la
ciudad
mandada
a
construir
por
Balbo,
dice:
"La
ciudad
yace
en la
parte
occidental
de la
isla,
y
cerca
de
ella,
en la
extremidad
que
avanza
hacia
el
islote,
se
alza
el
Kronion.
El
Herakleion
está
en la
otra
parte,
hacia
el
oriente,
en el
lugar
donde
la
isla
se
acerca
más a
tierra
firme...".
De
este
texto
se
desprende
la
existencia
de dos
templos
ubicados
en los
extremos
de la
isla
mayor
o
Cotinusa,
uno
dedicado
a
Melkart-Hércules
y otro
consagrado
a
Cronos,
dios
griego
identificado
por
los
cartagineses
como
Baal
Hammon.
Estas
referencias,
en
principio
poco
claras
si las
analizamos
desde
la
perspectiva
del
paisaje
actual
o de
la
restitución
paleotopográfica
de los
años
ochenta
del
siglo
pasado,
pueden
tener
su
explicación
a la
luz de
los
nuevos
trabajos
geoarqueológicos.
Para
la
historiografía
de los
dos
últimos
siglos
el
"islote"
que
cita
Estrabón
se ha
venido
admitiendo
su
identificación
con la
pequeña
isla
de San
Sebastián.
Sin
embargo
hoy
día
podemos
saber
con
certeza
que
dicho
islote
se
originó
como
consecuencia
del
proceso
erosivo
del
océano
con
posterioridad
a
época
romana,
formando
este
territorio
donde
hoy se
asienta
el
castillo
del
mismo
nombre,
uno de
los
extremos
de la
isla
Cotinusa
durante
toda
la
Antigüedad.
Así el
citado
"islote"
podríamos
identificarlo
con la
isla
pequeña
donde
Plinio
indica
que
estuvo
el
antiguo
oppidum
de
Gades,
es
decir
Erytheia
y "la
extremidad
que
avanza"
hacia
el
mismo,
puede
estar
refiriéndose
a ese
sector
de
tierra
que
cegó
por su
parte
central
el
brazo
de mar
entre
ambas
islas
a
partir
de
aproximadamente
el
4500
a.C..
En
consecuencia
sería
en
este
sector
de
Cotinusa,
en el
actual
Campo
del
Sur,
entre
el
Barrio
del
Pópulo
y el
de la
Viña
el
lugar
donde
pudo
estar
emplazado
el
santuario
de
Baal.
Esta
hipótesis
concretada
al
área
de la
Catedral
Vieja
ya fue
señalada
por
Hübner
a
principios
del
siglo
XX,
expresándose
en el
mismo
sentido
García
y
Bellido
en
1942.
En
relación
a lo
anterior
podríamos
traer
a
colación
los
resultados
de las
excavaciones
realizadas
en la
Casa
del
Obispo,
en la
plaza
de
Fray
Félix,
bajo
la
dirección
de los
Srs.
Gener
y
Pajuelo,
donde
las
estructuras
murarias
localizadas
y el
enterramiento
monumental
con
podium
de
sillares
de
ostionera
(la
denominada
tumba-templo)
podrían
tener
un
claro
matiz
ritual
si
analizamos
los
restos
materiales
asociados
a las
mismas.
En
este
sentido
es de
destacar
el
bajo
porcentaje
de
ánforas
(menos
del
10%
del
total)
y
grandes
recipientes
de
almacenaje
(2,5%)
en
relación
con
otros
tipos
cerámicos
como
platos
y
cuencos,
que
pueden
indicar
que
nos
encontramos
ante
unas
construcciones
no
vinculadas
a
tareas
relacionadas
con
actividades
industriales
o
comerciales
(el
ánfora
como
indicador
relevante
de
estas
actividades)
o de
habitat
(el
recipiente
de
almacenaje
como
elemento
característico
para
reserva
de
provisiones).
Por
otro
lado
las
formas
cerámicas
más
abundantes
(platos,
cuencos
y
vasos
de
imitación
de
formas
de la
vajilla
de
lujo
griega)son
tipos
frecuentes
en
yacimientos
relacionados
con
actividades
de
culto.
Igualmente
el
quemador
de
perfumes
con
restos
de
cenizas
en su
cazoleta,
puede
igualmente
responder
a
algún
tipo
de
ofrenda
ritual.
En
cuanto
el
santuario
de
Melkart
las
novedades
para
determinar
su
ubicación
radican
en la
importante
comprobación
geoarqueológica
de que
el
islote
de
Sancti
Petri
siempre
tuvo
carácter
insular
y
nunca
estuvo,
como
se
pretendió
desde
las
formulaciones
paleotopográficas
de los
años
ochenta,
soldado
a la
isla
mayor
o
Cotinusa.
Consecuentemente
el
extremo
de la
isla
hacia
el
oriente,
en el
lugar
donde
más se
acerca
a
tierra
firme,
sería
la
denominada
actualmente
Punta
del
Boquerón.
Esta
hipótesis
tendría
igualmente
su
comprobación
arqueológica
en los
sondeos
realizados
bajo
la
dirección
de R.
Corzo
en
1985
en el
citado
islote,
en los
que no
se
documentaron
estructuras
que
puedan
relacionarse
con el
santuario,
ya que
los
niveles
detectados
únicamente
pudieron
testimoniar
la
presencia
humana
en la
zona a
partir
de los
inicios
de la
presencia
fenicia
en
Occidente
y sin
que en
ningún
momento
el
registro
arqueológico
pueda
relacionarse
con
actividades
de
culto.
Hay
que
recordar
que
igualmente
las
conocidas
estatuillas
fenicias
de
bronce
halladas
casualmente
en el
interior
del
Caño
de
Sancti
Petri,
proceden
de una
zona
más
próxima
al
entorno
de la
Punta
del
Boquerón
que al
propio
islote.
Por
último,
sobre
el
santuario
a
Astarté
poco o
nada
podemos
añadir
a lo
ya
conocido
y
admitido
por la
mayoría
de los
investigadores
que
coinciden
en
situarlo
en los
alrededores
de la
Punta
del
Nao y
que
Avieno
en su
Ora
Marítima
cita
de la
siguiente
forma:
"Del
lado
de la
fortaleza
por
donde
muere
el día
hay
una
isla
consagrada
a
Venus
Marina,
y en
ella
un
templo
con
profunda
cripta
y un
oráculo".