La
villa
romana
de
Puerto
Real
sigue
aportando
espectaculares
hallazgos
arqueológicos
a
medida
que
avanzan
las
excavaciones.
A la
aparición
de
un
impresionante
mosaico
policromado
en
uno
de
los
extremos
del
yacimiento
al
comienzo
de
estos
trabajos,
se
une
ahora
el
descubrimiento
de
las
pinturas
de
estuco
que
se
reparten
por
las
habitaciones
de
esta
gran
mansión
rústica
de
época
alto
imperial,
que
conservan
sus
muros
decorados
y
aún
en
pie
hasta
un
metro
de
altura.
La
vista
del
yacimiento
resulta
realmente
impresionante
tanto
para
el
profano
como
para
el
experto.
La
arqueóloga
María
Luisa
Lavado
Florido,
que
dirige
las
excavaciones,
no
duda
en
afirmar
que
el
descubrimiento,
realizado
con
motivo
de
las
obras
de
desdoblamiento
de
la
carretera
N-IV
entre
Puerto
Real
y
Tres
Caminos,
es
realmente
excepcional
y su
importancia
se
confirma
cada
día,
al
ir
aflorando
nuevos
restos
de
la
más
grande
y
completa
villa
rústica
de
época
romana
aparecida
nunca
en
la
provincia
de
Cádiz
y
que
se
sitúa
justo
enmedio
del
trazado
previsto
para
la
nueva
carretera.
La
arqueóloga
sitúa
la
fecha
de
esta
construcción,
aún
a
falta
de
una
investigación
en
profundidad,
en
torno
a
mediados
del
siglo
II
de
nuestra
Era
y
precisa
que
"desde
luego
los
restos
no
pertenecen
a
época
tardía
sino
a un
periodo
de
gran
prosperidad
en
la
zona".
Como
en
el
caso
del
mosaico
que
decoraba
uno
de
los
suelos
de
esta
casa,
el
más
grande
y
mejor
conservado
de
época
romana
hallado
en
la
provincia
de
Cádiz,
los
estucos
ahora
aparecidos
constituyen
un
descubrimiento
excepcional
no
ya
en
el
ámbito
provincial,
sino
en
el
resto
de
España,
según
apunta
la
María
Luisa
Lavado:
"Se
conservan
muy
pocos
estucos
romanos
que
hayan
aparecido
así,
en
pie,
en
sus
paredes
y
que
alcancen
esta
altura.
Sólo
algo
en
Zaragoza
y en
Carmona,
pero
éstos
últimos
de
tipo
funerario,
no
como
parte
integrante
de
una
casa.
Algo
que
no
es
extraño,
puesto
que
se
trata
de
unas
pinturas
de
muy
difícil
conservación".
También
llaman
la
atención
las
grandes
dimensiones
de
la
villa,
que
debía
pertenecer
a un
rico
propietario
de
los
complejos
alfareros
que
se
extendían
por
toda
la
zona
en
la
época
y de
los
que
se
conservan
numerosos
vestigios
en
los
alrededores.
Si
al
comienzo
de
los
trabajos
se
calculaba
que
la
villa
podría
tener
una
envergadura
de
unos
1.200
metros
cuadrados
construidos,
el
avance
de
las
excavaciones
ha
permitido
comprobar
que
su
extensión
es
al
menos
el
doble.
Se
han
excavado
ya,
aunque
no
en
toda
su
profundidad,
2.009
metros
cuadrados,
pero
las
estructuras
de
la
casa
se
prolongan
aún
hacia
el
talud
paralelo
a la
actual
carretera
y
todo
parece
indicar
que
siguen
por
debajo
de
ésta.
Explica
María
Luisa
Lavado
que
"se
han
descubierto
ya
unas
veinte
habitaciones
y
sus
accesos
y en
casi
todas
hemos
llegado
al
suelo
original,
que
estaba
en
muchas
de
ellas
recubierto
de
mármol.
De
hecho
en
una
de
ellas
se
conservan
aún
algunas
losas
de
este
material
en
su
lugar.
En
muchas
de
estas
estancias,
la
mayoría
de
ellas
decoradas
con
estucos,
se
han
conservado
los
muros
de
hasta
un
metro
de
altura
con
sus
pinturas
policromadas
en
rojo,
verde,
azul
y
ocre,
que
representan
motivos
geométricos
o
florales".
Entre
las
nuevas
estancias
descubiertas
figura
una
gran
nave
que
atraviesa
una
buena
parte
del
edificio
"que
aún
no
hemos
terminado
de
excavar
y no
sabemos
si
está
compartimentada".
Han
aparecido
asimismo
tres
grandes
dependencias.
La
primera
de
ellas,
que
pudiera
tratarse
de
un
patio,
mide
17,60
por
15,40
metros
y
conserva
en
su
interior
la
base
de
cuatro
columnas
circulares
y
dos
cuadradas
construidas
en
ladrillo
y
que
también
debieron
estar
recubiertas
con
estuco.
Junto
a
esta
habitación
se
ha
comenzado
a
excavar
una
estructura
curva
que
parece
pertenecer
a un
horno.
En
opinión
de
María
Luisa
Lavado
estas
grandes
habitaciones
no
pertenecen
ya a
la
zona
noble
de
la
casa
sino
a
las
dependencias
dedicadas
a
almacenes.Otro
gran
espacio,
de
12,80
por
13,50
metros,
con
un
pozo
en
el
centro
y
unas
estructuras
curvas
que
rematan
la
entrada,
podría
corresponder
a un
jardín.
Junto
a él
se
sitúa
otra
habitación,
algo
más
pequeña,
de
7,8o
por
8,30
metros,
que
conserva
parte
de
los
mármoles
que
recubrían
su
suelo
y
los
zócalos
de
las
paredes.
Al
fondo
de
la
villa,
en
el
extremo
opuesto
al
lugar
donde
se
descubrió
el
mosaico,
aparece
delimitada
la
que
parece
ser
zona
de
baños,
cuyas
paredes
están,
al
igual
que
las
del
resto
de
la
casa,
decoradas
por
estas
pinturas
estucadas,
muy
bien
conservadas
y
que
en
esta
zona
alcanzan
una
altura
de
más
de
un
metro.
Una
gran
columna
que
aparece
tumbada
en
una
de
las
habitaciones
contiguas
y
que
conserva
sus
delicadas
pinturas
de
flores
en
rojo
y
verde
contribuye
a
imaginar
la
magnificencia
y
lujo
de
esta
construcción.
Sin
embargo,
en
ninguna
de
las
habitaciones
excavadas
hasta
ahora
se
han
descubierto
nuevos
mosaicos,
aunque
sí
numerosas
teselas
sueltas
que
indican
que
en
su
día
estaban
recubiertas
por
ellos.
para
María
Luisa
Lavado,
sigue
siendo
un
enigma
el
hecho
de
que
el
único
hallado
hasta
ahora
fuera
precisamente
el
que
estaba
en
la
zona
más
alta
del
declive
sobre
el
que
se
asienta
la
villa.
Un
descubrimiento
excepcional
a la
espera
de
decisiones
La
llegada
del
invierno
y
con
él
de
las
lluvias
ha
obligado
a
tomar
las
máximas
precauciones
para
proteger
el
yacimiento.
Cada
vez
que
se
terminan
los
trabajos
la
arqueóloga
y
sus
ayudantes
deben
extender
sobre
los
restos
unas
grandes
capas
de
plástico
para
recubrirlos
que
pesan
en
total
180
kilos.
Los
trabajos
se
interrumpirán
el
día
23 y
se
reanudarán
tras
las
fiestas
navideñas,
pero,
advierte
Lavado,
"aún
queda
mucho
por
hacer".
La
continua
aparición
de
hallazgos
importantes
obliga
a
detenerse
para
consolidar
una
estructura,
confirmar
la
existencia
de
una
pintura
de
estuco,
ya
que
éstas
aparecen
en
principio
recubiertas
de
una
capa
carbonatada
de
color
blanco,
o
intentar
establecer
la
función
que
cumple
una
determinada
estructura
en
el
funcionamiento
de
la
casa.
"Aún
no
sabemos
-afirma
la
arqueóloga-
,
dónde
se
encuentra
la
entrada
de
la
villa
y
para
lograr
dar
un
sentido
a la
casa
es
necesario
continuar".
Sólo
se
han
tratado
hasta
ahora
una
parte
de
los
estucos
aparecidos
y
queda
aún
por
excavar
una
amplia
franja
de
unos
cinco
metros
de
ancho
que
se
extiende
hasta
la
actual
carretera.
Todo
ello,
y la
situación
de
los
restos,
hace
necesaria
una
decisión
de
las
autoridades
competentes
sobre
el
futuro
del
yacimiento.
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