La
religión
era
un
elemento
de
singular
trascendencia
en
el
proceso
colonizador
fenicio,
ya
que
los
templos
actuaron,
entre
otras
cuestiones,
como
garantes
de
las
transacciones
comerciales.
Algo
de
especial
importancia
teniendo
en
cuenta
el
carácter
de
la
sociedad
fenicia.
Las
fuentes
para
el
estudio
de la
religión
fenicia
en
Oriente
son
escasas,
aunque
los
expertos
señalan
dos
características
principales:
su
carácter
conservador
-ya
que se
mantienen
prácticamente
los
mismos
cultos
desde
los
momentos
iniciales-
y la
existencia
de
unas
divinidades
jerarquizadas.
Destaca
Ángel
Muñoz
Vicente,
arqueólogo
de la
Delegación
Provincial
de
Cultura,
que la
mayoría
de las
divinidades
y
santuarios
de los
que
hablan
las
fuentes
antiguas
estén
relacionados
con la
navegación
y
sacralización
de
accidentes
costeros
y
templos
de
ciudades
portuarias;
así,
el
santuario
de
Gibraltar
se
ubicaba
en las
puertas
del
Atlántico,
y en
el de
la Lux
Lubia,
"en
Sanlúcar
de
Barrameda
a
orillas
del
Guadalquivir,
los
navegantes
y
marinos
que
iniciaban
sus
travesías
hacia
el
interior
depositaban
sus
exvotos"
para
que el
viaje
les
fuera
favorable.
A
principios
del
primer
milenio
antes
de
nuestra
era,
existían
en
Tiro
tres
divinidades
principales:
El,
Melkart
-cuyo
culto
debió
evolucionar
con el
paso
del
tiempo,
asimilándose
en el
siglo
VI c.C.
con el
Heraklés
griego-
y
Astarté.
Los
dos
últimos,
indica
Muñoz,
están
claramente
documentados
tanto
por
las
noticias
de los
autores
clásicos
como
por la
arqueología,
pero
del
primero
las
noticias
escritas
son
nulas,
aunque
existen
referencias
arqueológicas
en
Cádiz:
un
sello
de un
anillo
signatario,
localizado
en
1873
por un
pescador
en los
fosos
de
Puertas
de
Tierra,
que se
conserva
en el
Museo
arqueológico
Nacional.
Este
anillo
está
dividido
en dos
mitades
por
una
incisión.
En la
superior
aparece
representado
un
personaje
masculino
"de
aspecto
enano
o
infantil,
con
las
piernas
separadas
y
flanqueado
por
dos
halcones",
que
los
expertos
identifican
con el
dios
Path-Pateco,
"al
que la
iconografía
muestra
habitualmente
con
los
halcones
sobre
los
hombros".
Es la
inscripción
de
este
anillo
la que
alude
al
dios
El, y
la que
relaciona
esta
pieza
con
Tiro.
El
anillo,
según
algunos
investigadores,
tendría
origen
oriental
y
habría
llegado
a
Gadir
como
fruto
de las
relaciones
comerciales
con la
región
sirio-palestina
en los
primeros
momentos
del
proceso
colonizador.
El
templo
de
Malkart-Heráklés-Hércules
fue,
según
se
cree,
muy
visitado
por
personajes
de la
Antigüedad.
"Sabemos
que
Aníbal,
antes
de la
Segunda
Guerra
Púnica,
estuvo
en él
para
implorar
protección.
También
lo
visitaron
Julio
César
y
Pomponio
Mela,
entre
otros",
dice
el
arqueólogo.
Melkart,
Astarté,
El.
Los
dioses
de
Gadir
tenían
nombre
propio.
Nombres
que
han
quedado
repujados
en
objetos,
o de
los
que
hablan
los
hallazgos
que
reposan
en el
subsuelo.