Los
especialistas
creen
que
se
trata
de
una
canalización
del
siglo
II
aunque
se
desconoce
su
trazado.
El
yacimiento,
«en
muy
buen
estado»,
ha
aparecido
en
unas
obras
de
la
compañía
eléctrica
GESA
junto
al
Torrent
de
ses
Dones,
cerca
de
Puig
d´en
Valls
Las
obras
de
una
nueva
subestación
eléctrica
de
GESA,
junto
al
torrent
de
ses
Dones
-cerca
del
Camí
Vell
de
Sant
Mateu,
a
pocos
kilómetros
de
Puig
d´en
Valls-,
han
dejado
al
descubierto
un
acueducto
romano
construido,
presumiblemente,
a
partir
del
siglo
II.
Se
trata
una
canalización
de
piedra
y
cerámica
de
unos
30
centímetros
de
altura.
El
tramo
descubierto
tiene
unos
30
metros
de
longitud,
aunque
los
arqueólogos
creen
que
la
canalización
se
prolonga
por
fincas
vecinas.
Aún
no
saben
cuántos
kilómetros
puede
tener.
Las
primeras
hipótesis
apuntan
a
que
en
su
tiempo
pudo
utilizarse
para
abastecer
a
Vila
de
agua,
aunque
no
se
descarta
que
aprovechase
el
agua
del
torrente
cercano
para
trasladarla
a
otros
lugares.
De
hecho
se
sospecha
que
en
la
época
romana,
Eivissa
contaba
con
varios
acueductos
y
algunos
de
ellos
se
conservaron
por
lo
menos
hasta
el
siglo
XVIII,
cuando
González
de
Posada,
de
la
Real
Academia,
documentó
la
existencia
de
una
canalización
de
agua
en
Sant
Jordi
y
Sant
Josep,
y
otras
similares
en
Santa
Gertrudis
y
Santa
Eulària.
Hasta
el
momento,
el
único
que
se
conocía
era
el
acueducto
de
s´Argamassa.
El
suelo
de
la
canalización
es
de
opus
signinum,
un
material
compuesto
de
cal
y
cerámica
triturada
que
los
romanos
emplearon
durante
esa
época
para
hacer
suelos.
«Es
un
material
buenísimo.
Si
no
fuese
por
algunos
agujeros,
hoy
en
día,
esta
obra
podría
llevar
agua»,
explicó
Ricard
Marlasca,
el
arqueólogo
de
la
empresa
Posidonia
que
ha
realizado
el
seguimiento
de
las
obras
por
encargo
de
la
promotora.
Las
paredes
del
acueducto
son
de
mortero
y
piedras
regulares
y se
aprecia
que,
en
su
época,
estuvo
cubierto
por
losas.
Algunas
de
ellas
aún
se
conservan.
Marlasca
explicó
que
el
estado
de
conservación
del
tramo
que
se
ha
descubierto
es
«muy
bueno,
casi
milagroso»,
y
apuntó
a
que
«probablemente,
en
este
lugar
nunca
se
haya
arado
la
tierra
de
forma
profunda».
Los
únicos
desperfectos
que
se
aprecian
parecen
provocados
por
árboles
que
se
plantaron
sobre
la
conducción.
En
las
fincas
vecinas,
se
sospecha
que
el
acueducto
no
ha
tenido
tanta
suerte
porque
se
aprecian
restos
rotos
en
la
superficie. |