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14/08/2004

Atenas ● Europa Press

Mitología, tradición, agua y deportistas de 202 países en una inauguración sencilla y espectacular
La mitología, la tradición y el agua realizaron un guiño a la nueva era y a Atenas, en una ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos donde se combinó sencillez con espectacularidad y en el que el medallista olímpico en Atlanta, Nikos Kaklamankis, puso el punto y final con el encendido del pebetero.

Los viejos Dioses griegos se dieron cita sobre el Estadio Olímpico, coronado con la cubierta diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava a forma de 'alas olímpicas', para acunar al regreso de los Juegos a sus orígenes.

Los tambores, representando los latidos de un deportistas, dieron la bienvenida y levantaron el telón de los Juegos en unos primeros momentos donde el agua, en alusión a los mares que rodean a esta nación, cubrió el estadio y se convirtió en protagonista.

Un Centauro, elemento de la mitología griega mitad hombre y mitad caballo, combinó el fuego de su flecha con el agua para dibujar sobre el mar en el que se había convertido el Estadio Olímpico los anillos olímpicos.

Un niño en un barco de papel, comenzó entonces sobre el mar, un viaje alegórico a lo largo de la evolución de la mente humana, hasta llegar a los pilares de la cultura griega.

En el palco, el presidente del COI, Jacques Rogge, junto a la presidenta del Comité Organizador de Atenas, Gianna Angelopoulos-Daskalaki, disfrutaba del grandioso espectáculo que pasaba del azul del mar a 'Clepsidia'.

UN REPASO POR LA HISTORIA

Fue entonces cuando dio inicio una procesión cronológica que realizó un repaso por la historia de la mano de David Zockwer, su productor y que abrió el Minotauro, la figura mitológica contra la que los griegos debían luchar para pasar de la infancia a la madurez.

Los Dioses se aliaron a partir de ese instante con la vigésimo octava edición de los Juegos Olímpicos, la segunda ocasión en la que Atenas acogerá la cita olímpica después de la de 1896. Atena, diosa que la sabiduría y que da nombre a la capital helena, Zeus, Apolo, Poseidón, Pegaso o el invencible Hércules protagonizaron un desfile espectacular.

Todos ellos para dar paso a una nueva época donde el hombre cobraba cada vez más importancia. La guerra de Troya y la figura de Alejandro Magno condujeron al desfile hasta la era moderna y hasta 1871 en donde se recordaba la independencia obtenida por Grecia.

El homenaje al Olivo, una rama del mismo premiaba a los primeros vencedores olímpicos, árbol santo durante muchos años a los países mediterráneos y símbolo de la ciudad puso el final a una primera parte de la Ceremonia de inauguración que tuvo su continuación en el tradicional desfile que deportistas.

ISABEL FERNANDEZ GUIA A LA DELEGACION ESPAÑOLA

Hasta 202 países estuvieron representados en el desfile donde destacó que por primera vez Grecia, como país donde se originó la cita y como anfitrión, abrió y cerró el mismo. Se sucedían las delegaciones encabezadas por abanderados 'ilustres' como Yao Ming, Richardson, Popov, Bodiroga o Federer.

Así, hasta llegar al puesto 67, en el que el alfabeto griego, el que se siguió para designar la posición de los países, situó a España (Ispania). Una delegación de 322 deportistas, 182 hombres y 140 mujeres, encabezada por Isabel Fernández.

La alicantina, medalla de oro en Sydney y bronce en Atlanta, veía cumplidos así sus sueños y se convertía en la segunda mujer, después de la Infanta Cristina en Seúl 88, en abrir el paso a la delegación española durante una ceremonia de inauguración en los Juegos de verano.

El paso de los deportistas españoles era saludado desde la tribuna por la Reina Sofia, los Duques de Lugo, los Duques de Palma, el presidente honorífico del Comité Olímpico Internacional, Juán Antonio Samaranch, o el presidente del Comité Olímpico Español, Jose María Echevarria, entre otros.

Con chaqueta roja, pantalón y camisa blanca y corbata, los hombres, y con falda roja, blusa blanca y pañuelo al cuello las féminas, que además mostraban los típicos abanicos nacionales, fueron desfilando los españoles.

Dentro del grupo se podían contemplar las figuras de Marta Fernández, Amaya Valdemoro, Arantxa Sánchez Vicario, Gasol y el equipo de baloncesto, Ferrero, Moyà, los waterpolistas, la selección de balonmano o los judocas, que arropaban a Isabel Fernández, todos ellos destino de una parte de los 'sueños' de los aficionados españoles durante los próximos 16 años.

Entre las anécdotas de un desfile amenizado por primera vez con la música de un disc-jockey, el holandés Tiesto, se podía comprobar como las dos Coreas acudían nuevamente bajo la misma bandera o como la delegación iraní era encabezado por el judoca Miresmaeili, una vez que el mismo renunciase a tomar parte en los Juegos después de emparejarle el sorteo ante un rival israelí.

El mar, elemento fundamental en la vida griega, recobró protagonismo en el inicio de la tercera etapa de la ceremonia, cuando la cantante islandesa Bjork rendía homenaje con el tema 'Oceanía' compuesta por ella misma, mientras que una lona azul, de 9.070 metros cuadrados cubrían a los atletas.

Agua y espacio se unieron cuando los Juegos atravesaron cualquier frontera y límite posible para recibir el saludo del comandante Gennady Padalka y el ingeniero de máquinas Mike Fincke, ambos en una Estación Internacional a 235 millas en el espacio.

Después, y tras rendir homenaje a las anteriores ediciones de los Juegos, llegaron los momentos protocolarios de la ceremonia que arrancaron con la bienvenida Gianna Angelopoulos-Daskalaki, presidente del ATHOC.

ROGGE RINDE UN TRIPLE TRIBUTO A GRECIA

Jacques Rogge, en sus primeros Juegos como presidente del COI, destacó que el mundo rinde "un triple tributo a Grecia" por la organización de estos Juegos, después del inicio de los mismos hace 28 siglos y de que en Atenas, en 1896, se celebrasen los primeros Juegos de la modernidad.

Después el Jefe del Estado griego, Konstantinos Stefenapoulos, declaró abiertos los 28 Juegos Olímpicos de la era moderna. Llegó el momento de la entrada de la bandera olímpica en el estadio, portada por ocho deportistas australiano que fue izada a los acordes, 'a cappella', del himno olímpico.

El broche de oro lo puso el encendido del pebetero olímpico. Los seis últimos relevos se realizaron dentro del recinto olímpico donde se sucedieron Nikos Gallis, Mimis Domazos, Voula Patoulidou, Akakios Kakiashvili y Ioannis Melissanidis.

Hasta que al final se despejó la incógnita en la figura de Nikos Kaklamanakis. El oro olímpico en categoría Mistral Atlanta y abanderado en Sydney, que añade a su palmarés 3 títulos mundiales y uno europeo, fue el encargado de encender el pebetero, que descendió hasta el deportista y se giró para su encendido antes de volver a ascender y regresar a su posición inicial poniendo el punto y final a una ceremonia que se prolongó cerca de las tres horas y media.

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