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La única
representación
que se ha
conservado
de la
sacerdotisa,
o
pitonisa,
de Delfos
creada en
la misma
época del
oráculo
nos
muestra
la cámara
de baja
techumbre
y a la
pitonisa
sentada
en un
trípode.
La mujer
tiene en
la mano
una
ramita de
laurel
(árbol
sagrado
de Apolo)
y, en la
otra, una
vasija
que
seguramente
contenía
agua de
una
fuente
que
burbujeaba
en la
cámara y
portaba
los gases
que
inducían
al
trance.
En esta
escena
mitológica,
el rey
Egeo de
Atenas
consulta
a la
primera
pitonisa,
Temis.
Cerámica
ateniense
de
figuras
rojas,
hacia el
440 a.C. |
Los
griegos de
la
Antigüedad
clásica
andaban en
lo cierto
cuando
afirmaban
que los
vapores
procedentes
del
interior
de la
Tierra
inspiraban
a las
sacerdotisas.
Durante
el siglo
pasado
los estudiosos
desacreditaron
como mero
mito la
explicación
tradicional:
que en
Delfos
salían de
una
grieta
del suelo
unos
vapores
que
intoxicaban
e
inspiraban
a las
sacerdotisas.
Recientes
investigaciones
corroboran
lo que
decían
los
antiguos:
la
inspiración
oracular
provenía
de unos
gases que
intoxicaban
a la
médium.
En la
realidad,
los gases
habrían
sido
invisibles.
Los
autores
del
presente
artículo
(J.R.
Hale,
arqueólogo;
J.
Zeilinga
de Boer,
geólogo;
J.P.
Chanton, químico,
y
H.A.
Spiller,
toxicólogo)
han
identificado
dos
fallas
geológicas
que se
cruzan
bajo el
emplazamiento
del
oráculo.
Más aún,
es muy
probable
que de
los
estratos
calizos
de la
zona,
ricos en
elementos
petroquímicos,
emanara
etileno,
gas que
provoca
estados
que
recuerdan
a un
trance y
podría
haber
surgido a
través de
las
grietas
abiertas
por las
fallas.
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