'La mar
de
arte' se
trata de
un viaje
a través
de la
historia
del arte
y del
diseño
de la
navegación
a vela,
desde la
navegación
prehistórica,
la
egipcia,
griega,
romana,
vikinga
y la
época de
los
descubrimientos
a los
diseños
más
actuales
en el
ámbito
de la
Copa
América.
El
próximo
miércoles
se
decide
en
Ginebra
(Suiza)
qué
ciudad
albergará
la Copa
de
América
del año
2007.
Valencia
pugna
junto a
Cascais-Lisboa,
Nápoles
y
Marsella
por
hacerse
con tan
prestigiosa
competición.
Para
calentar
motores,
a Kosme
de
Barañano,
director
del IVAM,
se le
ocurrió
montar
una gran
exposición
sobre la
historia
de la
navegación
a vela.
La
travesía
se
llamaría
«La mar
de arte»
y su
preparación
coincidiría
con la
candidatura
de la
ciudad
de
Valencia
para la
celebración
de la
Copa
América.
Con
pasión y
entusiasmo
a mares,
dos
conservadoras
del
Instituto
Valenciano
de Arte
Moderno,
Maíta
Cañamás
Gadea y
María
Jesús
Folch
Alonso,
empezaron
a atar
los
grandes
cabos de
la
muestra.
«Se
trata de
un viaje
a través
de la
historia
del arte
y del
diseño
de la
navegación
a vela,
desde la
navegación
prehistórica,
la
egipcia,
griega,
romana,
vikinga
y la
época de
los
descubrimientos
a los
diseños
más
actuales
en el
ámbito
de la
Copa
América»,
explica
Cañamás.
«La mar
de arte»
está
estructurada
en
varios
apartados:
los
diferentes
tipos de
vela a
lo largo
de 500
años de
cultura
mediterránea,
la
evolución
del
diseño
de los
diferentes
componentes
de las
naves,
como las
velas,
los
cascos o
los
instrumentos
de
navegación.
Siguiendo
la línea
de la
muestra
presentada
en julio
pasado,
«La
vista y
la
visión»,
los
distintos
apartados
de la
exposición
se
articularían
alrededor
de una
importante
selección
de obras
que van
desde
mosaicos
romanos
hasta
ánforas,
monedas,
cartas
marinas
o
maquetas.
El
último
puerto
incluiría
programas
informáticos
multimedia
e
interactivos,
de modo
que el
visitante
descubrirá
los más
modernos
proyectos
de
ingeniería
naval
relacionados
con el
diseño
de alta
competición.
«Llevamos
casi dos
años
preparando
un
proyecto
-explica
Maíta
Cañamás-
que
coincide
con la
próxima
elección
de la
candidatura
de la
Copa
América.
La
muestra
navegará
por los
primeros
barcos
prehistóricos,
las
embarcaciones
vikingas,
las
romanas,
las
goletas
y lo de
más
palpitante
actualidad.
Plantearemos
y
estudiaremos
la
evolución
de los
cascos,
de los
mástiles,
de las
velas,
de los
aparejos...
El de la
vela es
un
maravilloso
mundo
que no
se
conoce y
que ha
evolucionado
muchísimo
en la
historia».
Ha
llovido
a proa y
a popa
desde la
representación
más
antigua
de un
barco de
vela:
aquella
en que
emergía
una
figura
de barro
del IV
Milenio
a.C.
hallada
en la
cuenca
del
Tigris y
el
Eufrates.
La
exposición
que han
preparado
con mimo
Cañamás
y Folch,
bajo el
asesoramiento
de Cosme
de
Barañano,
se
alimentará
de
auténticas
joyas de
la
navegación
a vela.
Se
confía
en
contar
con más
de un
centenar
de
piezas,
muchas
de ellas
de
extraordinario
valor.
La
pequeña
y gran
historia
de la
navegación
a vela
la
escribe,
por
ejemplo,
un
dibujo
del
relieve
que
representa
uno de
los
cinco
barcos
que
participó
en la
expedición
a Punt
bajo las
órdenes
de la
reina
egipcia
Hatshepsut,
la única
mujer
egipcia
que
gobernó
Egipto
en la
época
faraónica.
Otro
relieve
de la
Catedral
de
Winchester
contiene
una de
las más
antiguas
representaciones
de un
timón de
goznes.
Existe
una
medalla
conmemorativa
que
representa
a
Enrique
II en un
barco de
vela y
hay
dibujos,
como una
pieza de
J.
Guillén,
que
representa
la Santa
María.
Son
capítulos
esenciales
para
entender
el mundo
de la
navegación
Sublimes
son un
fragmento
de la
carta de
Juan de
la Cosa
( del
siglo XV)
o la
reproducción
de una
nave de
altura
egipcia,
utilizada
en la
época
del
faraón
Sahuré (
cerca
del año
2600 a.
C.). No
faltarán
en esta
muestra
las
maquetas
de la
galera
real de
Don Juan
de
Austria
en la
Batalla
de
Lepanto,
que
pertenece
al Museo
marítimo
de
Barcelona.
Imprescindibles
son los
míticos
Astrolabio
náutico
del año
1571,
los
molinetes
manuales
de
época,
la vista
aérea de
un
velero o
su casco
de
acero.
El
visitante
se
apasionará
con el
sistema
de
poleas
colgado
de gallo
en cable
de un
barco de
época o
con el
tambucho
(escotilla
protegida
que da
acceso a
las
habitaciones
de la
tripulación)
de un
barco de
época.
Imborrable
es la
maniobra
de izada
del «spinaker»
en un
copa
américa
o la
imagen
del
Gretel,
primer
retador
australiano
en la
Copa
América
de 1962.
Hay un
fresco
de la
iglesia
de
Härkeberg
(Suecia),
obra de
Alber
Mäleren,
que
representa
una
coca,
embarcación
que
dominaba
el
intenso
tráfico
marítimo
del
Báltico.
Y la
imagen
del
Wassa,
buque de
guerra
sueco
que
naufragó
en 1628
y que
fue
reflotado
en 1961,
vale por
mil
palabras.
En
tiempos
de
piratas
del
Caribe,
asoma
Sir
Francis
Drake,
del que
se
muestra
un
compás
del
siglo
XVI.
Drake
navegó
desde
muy
joven,
ingresó
en la
marina y
se
adiestró
con John
Hawkins.
En 1558
se
alistó
en un
mercante
destinado
al golfo
de
Vizcaya
y siete
años más
tarde
intentó
un
negocio
en las
Indias
Occidentales,
de
acuerdo
con el
capitán
John
Lovel,
pero su
cargamento
fue
confiscado
por
España.
Su barco
fue, en
la
expedición
de John
Hawkins
a las
Indias
Occidentales,
uno de
los dos
que
pudieron
escapar
a la
destrucción
a manos
de la
flota
española
(1567).
Después
de
efectuar
dos
viajes
más a
las
Antillas,
zarpó de
Plymouth
(1572),
atacó
con
éxito el
puerto
colombiano
de
Nombre
de Dios
y
capturó
varios
barcos
españoles.
Cruzando
el istmo
de
Panamá
hasta la
divisoria
de la
cordillera,
pudo ser
el
primer
inglés
que
contemplara
el
Pacífico.
En 1573
regresó
a
Inglaterra,
donde
equipó
tres
fragatas
y se
puso al
servicio
del
conde de
Essex,
en sus
ataques
a
Irlanda.
De Drake
pasamos
a la
vista
del
velamen
del
buque
escuela
ruso
Ledov o
a un
detalle
de los
círculos
de
racamento
revestidos
de cuero
con los
cuales
se
amarra
la vela
al
mástil.
Un
fresco
minoico
del S.
XIV a.
C.
representa
la
entrada
del
puerto
de
Santorini
en la
que se
pueden
ver dos
tipos de
cascos
en voga
por
aquel
entonces:
uno de
ellos es
una
embarcación
con los
extremos
elevados
al uso
egipcio
y, en
general,
de las
flotas
del
Oriente
Próximo.
Y otra
es la
proa de
una nave
griega
Naves
romanas
desprovistas
de
remeros
y
propulsadas
a vela,
uno de
los
primeros
dibujos
sobre la
geometría
de las
velas
obra de
Matthew
Baker
(del
siglo
XVI), la
ilustración
de
Matthew
Baker
(también
del XVI),
que
muestra
los
principales
elementos
estructurales
de un
galeón:
cuadernas,
varengas,
baos y
quilla y
el
detalle
del
timón de
rueda de
la
corbeta
portuguesa
Sagres
II
completarían
este
rápido
cursillo
de
navegación
a vela.
Pero la
exposición
promete
esto y
muchísimo
más.
Como
señalan
las
comisarias
«desde
el
Astrolabio
al GPS o
la obra
de un
magnífico
escultor
que hizo
un
maravilloso
barco en
piedra,
todo
objeto
de
cualquier
época
tiene
cabida
en esta
exposición». |