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22-11-2003

ANTONIO ASTORGA. MADRID ● www.abc.es

El IVAM convertirá en arte la historia de la navegación a vela desde sus orígenes
'La mar de arte'  se trata de un viaje a través de la historia del arte y del diseño de la navegación a vela, desde la navegación prehistórica, la egipcia, griega, romana, vikinga y la época de los descubrimientos a los diseños más actuales en el ámbito de la Copa América.

El próximo miércoles se decide en Ginebra (Suiza) qué ciudad albergará la Copa de América del año 2007. Valencia pugna junto a Cascais-Lisboa, Nápoles y Marsella por hacerse con tan prestigiosa competición. Para calentar motores, a Kosme de Barañano, director del IVAM, se le ocurrió montar una gran exposición sobre la historia de la navegación a vela. La travesía se llamaría «La mar de arte» y su preparación coincidiría con la candidatura de la ciudad de Valencia para la celebración de la Copa América.

Con pasión y entusiasmo a mares, dos conservadoras del Instituto Valenciano de Arte Moderno, Maíta Cañamás Gadea y María Jesús Folch Alonso, empezaron a atar los grandes cabos de la muestra. «Se trata de un viaje a través de la historia del arte y del diseño de la navegación a vela, desde la navegación prehistórica, la egipcia, griega, romana, vikinga y la época de los descubrimientos a los diseños más actuales en el ámbito de la Copa América», explica Cañamás.

«La mar de arte» está estructurada en varios apartados: los diferentes tipos de vela a lo largo de 500 años de cultura mediterránea, la evolución del diseño de los diferentes componentes de las naves, como las velas, los cascos o los instrumentos de navegación.

Siguiendo la línea de la muestra presentada en julio pasado, «La vista y la visión», los distintos apartados de la exposición se articularían alrededor de una importante selección de obras que van desde mosaicos romanos hasta ánforas, monedas, cartas marinas o maquetas. El último puerto incluiría programas informáticos multimedia e interactivos, de modo que el visitante descubrirá los más modernos proyectos de ingeniería naval relacionados con el diseño de alta competición.

«Llevamos casi dos años preparando un proyecto -explica Maíta Cañamás- que coincide con la próxima elección de la candidatura de la Copa América. La muestra navegará por los primeros barcos prehistóricos, las embarcaciones vikingas, las romanas, las goletas y lo de más palpitante actualidad. Plantearemos y estudiaremos la evolución de los cascos, de los mástiles, de las velas, de los aparejos... El de la vela es un maravilloso mundo que no se conoce y que ha evolucionado muchísimo en la historia».

Ha llovido a proa y a popa desde la representación más antigua de un barco de vela: aquella en que emergía una figura de barro del IV Milenio a.C. hallada en la cuenca del Tigris y el Eufrates. La exposición que han preparado con mimo Cañamás y Folch, bajo el asesoramiento de Cosme de Barañano, se alimentará de auténticas joyas de la navegación a vela. Se confía en contar con más de un centenar de piezas, muchas de ellas de extraordinario valor.

La pequeña y gran historia de la navegación a vela la escribe, por ejemplo, un dibujo del relieve que representa uno de los cinco barcos que participó en la expedición a Punt bajo las órdenes de la reina egipcia Hatshepsut, la única mujer egipcia que gobernó Egipto en la época faraónica. Otro relieve de la Catedral de Winchester contiene una de las más antiguas representaciones de un timón de goznes. Existe una medalla conmemorativa que representa a Enrique II en un barco de vela y hay dibujos, como una pieza de J. Guillén, que representa la Santa María. Son capítulos esenciales para entender el mundo de la navegación

Sublimes son un fragmento de la carta de Juan de la Cosa ( del siglo XV) o la reproducción de una nave de altura egipcia, utilizada en la época del faraón Sahuré ( cerca del año 2600 a. C.). No faltarán en esta muestra las maquetas de la galera real de Don Juan de Austria en la Batalla de Lepanto, que pertenece al Museo marítimo de Barcelona. Imprescindibles son los míticos Astrolabio náutico del año 1571, los molinetes manuales de época, la vista aérea de un velero o su casco de acero.

El visitante se apasionará con el sistema de poleas colgado de gallo en cable de un barco de época o con el tambucho (escotilla protegida que da acceso a las habitaciones de la tripulación) de un barco de época. Imborrable es la maniobra de izada del «spinaker» en un copa américa o la imagen del Gretel, primer retador australiano en la Copa América de 1962. Hay un fresco de la iglesia de Härkeberg (Suecia), obra de Alber Mäleren, que representa una coca, embarcación que dominaba el intenso tráfico marítimo del Báltico. Y la imagen del Wassa, buque de guerra sueco que naufragó en 1628 y que fue reflotado en 1961, vale por mil palabras.

En tiempos de piratas del Caribe, asoma Sir Francis Drake, del que se muestra un compás del siglo XVI. Drake navegó desde muy joven, ingresó en la marina y se adiestró con John Hawkins. En 1558 se alistó en un mercante destinado al golfo de Vizcaya y siete años más tarde intentó un negocio en las Indias Occidentales, de acuerdo con el capitán John Lovel, pero su cargamento fue confiscado por España. Su barco fue, en la expedición de John Hawkins a las Indias Occidentales, uno de los dos que pudieron escapar a la destrucción a manos de la flota española (1567). Después de efectuar dos viajes más a las Antillas, zarpó de Plymouth (1572), atacó con éxito el puerto colombiano de Nombre de Dios y capturó varios barcos españoles. Cruzando el istmo de Panamá hasta la divisoria de la cordillera, pudo ser el primer inglés que contemplara el Pacífico. En 1573 regresó a Inglaterra, donde equipó tres fragatas y se puso al servicio del conde de Essex, en sus ataques a Irlanda.

De Drake pasamos a la vista del velamen del buque escuela ruso Ledov o a un detalle de los círculos de racamento revestidos de cuero con los cuales se amarra la vela al mástil. Un fresco minoico del S. XIV a. C. representa la entrada del puerto de Santorini en la que se pueden ver dos tipos de cascos en voga por aquel entonces: uno de ellos es una embarcación con los extremos elevados al uso egipcio y, en general, de las flotas del Oriente Próximo. Y otra es la proa de una nave griega

Naves romanas desprovistas de remeros y propulsadas a vela, uno de los primeros dibujos sobre la geometría de las velas obra de Matthew Baker (del siglo XVI), la ilustración de Matthew Baker (también del XVI), que muestra los principales elementos estructurales de un galeón: cuadernas, varengas, baos y quilla y el detalle del timón de rueda de la corbeta portuguesa Sagres II completarían este rápido cursillo de navegación a vela.

Pero la exposición promete esto y muchísimo más. Como señalan las comisarias «desde el Astrolabio al GPS o la obra de un magnífico escultor que hizo un maravilloso barco en piedra, todo objeto de cualquier época tiene cabida en esta exposición».

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