Opulentissima
Saguntum
muestra
ánforas,
vasijas
y
monedas
del
VI
a.
C.
Sagunto
acoge
hasta
el
mes
de
febrero
una
exposición
sin
precedentes.
En
ella
se
muestran
más
de
300
piezas
y
tesoros
históricos
sobre
el
esplendor
y el
pasado
de
la
ciudad.
Opulentissima
Saguntum
es
el
título
de
esta
completa
memoria
de
otro
tiempo.
Ánforas,
vasijas,
monedas
acuñadas
y
descubiertas
en
la
ciudad
que
por
primera
vez
se
muestran
al
público,
estatuas
que
reflejan
el
esplendor
de
la
mitología
clásica
y
muchas
otras
obras
de
arte
han
sido
cedidas
por
más
de
veinte
museos
de
todo
el
mundo.
El
resultado,
espectacular,
es
fruto
de
dos
años
de
trabajo.
La
colaboración
de
entidades
de
toda
España
y de
países
como
Suecia
u
Holanda,
entre
otros,
y la
labor
de
la
Fundació
Bancaixa
ofrecen
un
resultado
“magnífico.
Hay
auténticas
maravillas.
Se
trata
de
una
muestra
única”,
según
explica
el
presidente
de
la
Fundación,
Francisco
Muñoz
Antonino.
El
espectador
que
acuda
a la
Sala
Glorieta
de
Sagunto,
en
la
misma
plaza
donde
se
ubica
el
Ayuntamiento,
podrá
viajar
hasta
el
siglo
VI
a.
C. y
recorrer
todas
las
etapas
de
la
historia
de
la
ciudad
hasta
la
caída
del
Imperio
Romano,
es
decir,
un
periodo
de
casi
10
siglos.
El
investigador
y
profesor
de
numismática
de
la
Universitat
de
València,
Pere
Pau
Ripollés,
señala
que
muchas
piezas
que
se
ofrecen
en
esta
compilación
son
“auténticas
primicias,
pues
nunca
se
han
visto
en
España”.
Arduo
trabajo
El
comisario,
Manuel
Muñoz
Ibáñez,
subraya
que
los
resultados
obtenidos
tras
un
arduo
trabajo,
han
supuesto
un
gasto
extraordinario,
pero
el
resultado
“ha
merecido
la
pena.
Hay
auténticos
tesoros.
De
hecho,
esta
muestra
podría
estar
en
las
ciudades
y
museos
más
importantes
de
Europa
y
otras
zonas,
como
en
el
Metropolitan
de
Nueva
York”.
El
asistente
a
esta
importante
exposición
puede
saborear
y
revivir
de
primera
mano,
con
esta
iniciativa
cultural,
la
historia
de
la
economía
de
la
antigua
ciudad
Arse-Saguntum
y
proseguir
su
evolución,
marcada
por
su
moneda
e
importantes
intercambios
comerciales.
Hay
elementos
que
nunca
se
habían
visto
en
la
ciudad
porque,
tras
su
descubrimiento,
desaparecieron
sin
dejar
rastro,
como
es
el
caso
de
una
pequeña
figura
de
Mercurio
en
bronce.
Según
el
presidente
de
la
Fundación,
es
una
experiencia
“irrepetible”. |