Descubiertas
formas
geológicas
no
naturales
bajo los
restos del
enclave. El
año
próximo
explorarán
un bastión
indígena
frente a
la
excavación
actual
El equipo de arqueólogos que investigan el campamento romano de La Carisa, en el monte Curriechos, entre los concejos de Aller y Lena, centrará buena parte de la campaña de excavaciones del próximo año en confirmar los hallazgos que presagian la presencia en el lugar de un asentamiento anterior al que ellos excavan desde hace meses.
Las investigaciones que se han llevado a cabo hasta la fecha permiten concluir que por debajo de los restos del campamento romano existen formas geológicas que no parecen naturales, por lo que los expertos manejan la hipótesis de que los romanos levantasen, allá por el siglo I antes de Cristo, un gran campamento sobre las ruinas de otro anterior.
Además, según han confirmado fuentes de la investigación, a partir del año que viene, las excavaciones se extenderán a un supuesto bastión indígena situado justo enfrente del campamento romano, a una distancia aproximada de un kilómetro en línea recta. En ese enclave hay restos de dos torres circulares y de un foso que las une.
Campo de batalla
Si, finalmente, llega a confirmarse que estos restos pertenecen a una fortifcación astur, los investigadores tratarían de averiguar si esta zona del monte Curriechos pudo haber sido un campo de batalla entre las tribus autóctonas y las tropas romanas.
El de La Carisa es, a decir de los arqueólogos que estudian sus restos, uno de los campamentos romanos mejor conservados de Europa y el que se sitúa a mayor altitud.
Jorge Camino, uno de los arqueólogos que trabajan en La Carisa, mantiene que el enclave romano del monte Curriechos, en la vía de La Carisa, tenía una capacidad importante, para varios cientos de legionarios, y que fue ocupado por los integrantes de la Legión V Alaude, la primera formada por tropas no latinas. |