Algunas
de las
historias
de esta
muestra
han sido
recogidas
de los
«diarios
de
excavación».
Los
arqueólogos
escribían
sus
suposiciones
tras los
descubrimientos.
Así nace
el
relato
de la
«Cuna
Abandonada»,
tras
encontrar
en una
casa un
telar y
una
banqueta,
que se
piensa
pertenecían
a una
costurera
que tuvo
tiempo
de
escapar
al menos
de la
casa, ya
que no
se
encontró
el
cuerpo.
En la
habitación
de al
lado se
descubría
la cuna
con los
restos
de un
niño que
nadie se
encargó
de
salvar.
Lo mismo
ocurrió
en
Herculano.
Hasta
los años
ochenta
se pensó
que
muchos
habían
podido
salvarse.
Después
se
descubrieron
los 300
cuerpos
de los
ciudadanos
que se
habían
refugiado
en las
cuevas
marítimas
esperando
ser
rescatados.
Pero
sólo
llegó el
flujo de
vapor
(casi
500
grados)
provocado
por el
contacto
entre la
lava y
el agua,
dejando
para
siempre
marcado
en sus
rostros
el
horror
del
momento.
En la
exposición
se
muestran
los
moldes
de
aquellos
que
murieron
en las
grutas o
la cuna
del
pequeño
abandonado.