-En
esta
batalla
¿qué
momentos
han sido
especialmente
difíciles?
-Para mí
fue
horrorosa
la época
de los
socialistas,
aunque
luego
ellos
mismos
fueron
suavizando
un poco; y
también,
la primera
legislatura
del PP.
Aquellos
cuatro
años
resultaron
muy duros,
porque es
como el
suplicio
de
Tántalo.
Cuando
cree usted
que ha
alcanzado
algo,
¡paf!,todo
para abajo
y a
empezar
otra vez
con una
comisión y
otra y
otra... y
al final
nada.
Resultó
muy duro
para mí,
la verdad.
-¿No
estuvo el
PP
entonces a
la altura
de las
circunstancias?
-Es que
quizá
esperábamos
mucho y
por eso
nuestra
frustración
fue mayor.
Además no
tenían
mayoría
absoluta y
sus socios
catalanes
no les
apoyaban
en este
asunto. Se
mezclaba
la
política y
lo que
prometían
de buena
fe,
luego...¡para
abajo! Y
venga otra
comisión
que hacía
otra
propuesta.
-Desde el
comienzo
de las
reformas
en 1970 se
ha perdido
el 50 por
ciento de
la
extensión
que tenía
en el
bachiller
el latín y
el griego.
Más tarde,
se perdió
el 50 por
ciento de
ese 50 por
ciento,
mientras
que en la
Facultades
de
Filosofía
y Letras
estas
asignaturas
han pasado
de ser
materias
comunes a
ser meras
especialidades.
¿Estamos
perdiendo
por
completo
el sentido
común?
-Algo
hemos
recuperado
con la Ley
de
Calidad,
menos de
lo que
esperábamos
y menos de
lo
prometido.
Pero algo
es algo,
no
pretendo
que esto
sea el
muro de
las
lamentaciones.
Siempre he
tratado de
sacar
cosas a
flote, y
algunas
las hemos
conseguido.
Por
ejemplo,
logré que
siga
habiendo
una
titulación
de
Filología
Clásica,
que alguna
gente la
quería
partir en
dos. Eso
hubiera
sido
horroroso,
en muchos
sitios
hubiera
desaparecido.
Y hay un
latín en
la ESO; y
un griego
y un latín
en el
bachillerato
para un
grupo de
alumnos,
aunque
menos
extenso de
lo que
pensábamos.
Toda mi
guerra es
que
hubiera
dos años
de griego
y latín
obligatorios,
aún en
este
minibachillerato
que han
dejado,
para
humanidades
y ciencias
sociales.
Me lo han
prometido
todos,
pero no lo
ha
cumplido
ninguno.
Pero desde
el momento
en que
parecía
que iba a
quedar
triturado,
¡claro que
hemos
ganado! No
todo es
negativo.
Ahora
bien, el
grave
problema
es que se
tiende a
reducirnos
a una mera
especialidad.
Esa ha
sido la
lucha,
porque
quitarlo
del todo
nadie lo
ha
pretendido.
Y los
socialistas
cuando se
cargaron
el latín
para
todos,
porque
parece que
era un
dogma que
no podía
obligarse
a todos
los
españoles
a estudiar
latín, lo
dejaron
como una
materia
opcional,
y en las
17
Autonomías,
cada uno
hacía lo
que le
daba la
gana.
-¿Hemos
llegado a
una
excelente
educación
igualitaria,
es decir,
que todos
sepan lo
menos
posible?
-Eso es
una
realidad,
aunque se
procura
hablar lo
menos
posible de
ello
porque no
es muy
correcto.
Y no sólo
en España,
los
niveles
culturales
están
bajando en
toda
Europa.
- Usted
dice que
el
bachillerato
es como un
tren de
siete
vagones...
-En efecto
y lo han
reducido a
dos. Y
encima,
como han
creado
tantas
Facultades
de
Psicología
y de
Economía,
lo han
metido en
el
bachiller.
En tiempos
eran
materias
de mucha
especialización,
pero aquí
han
entrado
todas. Así
que
materialmente
no queda
sitio ni
para el
griego ni
para el
latín. En
fin... Una
vez me
decía un
profesor
de
economía
que era
más
importante
enseñar al
niño a
hacer la
renta y no
que
aprendiera
latín.
¡Pero si
un niño no
tiene
renta!
Desgraciadamente
eso lo
aprendemos
todos con
la vida.
-Ahora que
se ha
suprimido
la mili ha
surgido el
objetor
escolar....
-Por
supuesto...
van a
clase con
casco y se
ponen
contra la
pared
escuchando
música
para que
quede
claro que
están allí
porque les
obligan.
No sé si
es muy
escandaloso
lo que
digo, pero
me parece
que el
Estado
hace bien
en ofrecer
la
enseñanza
gratuita
hasta que
pueda,
¡pero
obligar a
un chico a
hacerlo
cuando no
tiene
ningún
interés!...
Si se
obstinan
en que
hasta los
16 años
todos
estudien,
quiere
decir que
todos
estudiarán
menos y
otros,
nada. Eso
es de
cajón...
Hoy día
cuando el
Estado no
se atreve
a que la
gente haga
el
servicio
militar,
les
obligan a
hacer un
servicio
docente,
con lo
cual estos
señores
sufren y a
los demás
los
machacan.
¡Si la
mitad de
los
profesores
están en
los
psiquiátricos!
-¿Cómo se
han
realizado
las
distintas
reformas y
contrarreformas?
-En
principio,
Ruiz
Jiménez
partió el
bachillerato
en dos.
Era un
bachiller
muy
fuerte, se
aprendía
muchísimo,
y pensaron
que había
que
rebajarlo.
Así que,
en el 53,
plantearon
uno de
letras y
otro de
ciencias.
El latín,
en el
elemental,
era común
para
letras y
ciencias,
pero
ministro
tras
ministro
que pasaba
le
rebanaba
un año,
hasta
dejarlo en
un curso.
Sin
embargo el
griego
sólo quedó
en la
sección de
letras. A
mí aquella
reforma no
me pareció
mal,
aunque
algunos
golpes nos
dieron,
como
cuando
quitaron
el latín
en los
institutos
de barrio.
¿Es que
los de
Carabanchel
tienen
menos
cerebro
que los de
Madrid? Yo
tuve unos
choques
brutales
con ellos
en aquella
época y me
echaron de
todos los
tribunales.
Decían que
era la
traviesa
que hacía
descarrilar
las
oposiciones.
-¿Cuando
fue su
época
dorada?
-En el
periodo
entre Ruiz
Jiménez y
Villar
Palasí.
Fue una
época de
crecimiento,
porque
aquí no
había
profesores,
no
teníamos
libros, no
había de
nada. Lo
trágico
consistió
en que
cuando
vino la
revolución
estudiantil
-que en
España fue
en el 65 y
en Francia
en el 68-
a todos
los
ministros
de Europa
les entró
un miedo
terrible.
Y
empezaron
a echar
lastre
como en
los
barcos. Y
el primer
lastre que
echaron
fueron las
humanidades.
Recuerdo
aquella
manifestación
del 65,
cuando
llevaron a
la
Dirección
General de
Seguridad
a
Aranguren,
García
Calvo y
Santiago
Montero...
Yo era
amigo de
todos
ellos
porque
pertenecían
al círculo
de
Clásicas.
La primera
vez que se
reunieron
estos tres
señores,
más
Antonio
Tovar, fue
en este
mismo
salón
donde
estamos
hablando...
-En
aquellos
turbios
años 70,
¿qué
supuso la
reforma de
Villar
Palasí?
-Recuerdo
que tuve
una
entrevista
con un
alto cargo
de su
Ministerio,
Díez
Hochleitner,
y se
mostraban
partidarios
de una
culturita
muy baja.
Era asesor
de Zambia,
y para
Zambia
estaba muy
bien; pero
este señor
preside el
Club de
Roma con
personalidades
muy
importantes
y he leído
un informe
sobre la
educación
del futuro
y es
terrorífico.
Se cargan
todas las
humanidades.
Decían que
eso era un
pasado
muerto y
que se
acabó. En
la reforma
de Villar
las leyes
son muy
vagas,
verdaderos
cheques en
blanco; y
luego,
estaban
los
reglamentos.
Desde el
70 hasta
el 74
vivimos
unas
luchas
tremendas
por la
reglamentación.
Con Villar
conseguimos
que
quedara un
curso de
latín, muy
a su
pesar. Y
se vengó
haciendo
una
reglamentación
para el
COU, en la
cual el
griego era
machacado.
-En este
terreno,
¿qué hizo
UCD?
-No hizo
nada, pero
tenían
ciertas
ideas que
se
aproximaban
un poco a
las de los
socialistas.
Conocí a
Alfonso
Guerra en
una comida
en la
Embajada
griega. Me
invitaron
a mí por
lo del
griego, no
por la
política y
él y
Felipe
González
me
presentaron
a
Papandreu.
Por
cierto,
era
bastante
inculto el
tal
Papandreu.
Me
preguntaba
muy
interesado.
«¿Pero hay
gente en
España que
sepa
griego?».
Guerra no
respiraba
mal, pero
el que
resultó
terrible
fue
Maravall.
-A las
autoridades
educativas
del PSOE
les
irritaba
el que les
dijera que
su
lenguaje y
sus ideas
eran
idénticos
a los de
los
reformadores
franquistas.
¿Es
cierto?
-Esa es la
verdad
literal.
Maravall
era un
mesiánico,
venía de
Inglaterra,
y no sabía
nada de lo
que pasaba
aquí.
Cuando
quisimos
verle,
Antonio
Tovar, que
era más o
menos
progre y
más o
menos
amigo de
ellos,
Antonio
Fontán.
Luis Gil,
Pedro Laín
Entralgo y
yo, no nos
quiso
recibir,
ahí está
contado...
¡Es muy
fuerte!
Nos dijo
que
fuéramos a
ver a Pepe
Segovia,
que era el
segundo y
un
iluminado.
Llevé a
unas
señoras
amigas
mías, que
eran más
progres, a
ver si
podía
colar,
pero ¡no
coló! Yo
le dije
que toda
su reforma
era más de
la misma
medicina
del
franquismo
y eso le
cabreó
muchísimo.
-Está
claro que,
en latín o
en griego,
no tiene
pelos en
la
lengua...
-Los
socialistas
vieron que
toda esa
historia
de que los
niños
pasen de
curso con
la firma
de su
padre ya
era
demasiado.
Hasta
ellos se
dieron
cuenta de
que les
estaba
desprestigiando.
Además,
cayó
Maravall,
no por
culpa
nuestra,
sino de
aquel Cojo
Manteca al
que le
preguntaron
en la
comisaría
qué
ideología
tenía, y
contestó
que
ninguna,
pero que a
él lo que
le gustaba
era romper
farolas.
Luego vino
gente más
tratable,
como
Solana o
Rubalcaba.
No logré
convencerles
de que
hubiera un
latín para
todos y lo
han
minimizado
a base de
optativas.
-¿Y la
esperanza
del PP? Me
refiero a
Esperanza
Aguirre,
naturalmente...
-Ahora
tiene un
empuje
tremendo,
se ve que
esta mujer
ha ganado
con el
tiempo...
Yo la
encontré
con poco
empuje
cuando
llegó. Su
situación
política
no era
buena
porque
tenían que
aliarse
con los
catalanes
y en este
campo
seguían
siendo
socios de
los
socialistas.
Hicieron
su propio
calendario
de
reformas,
lo
adelantaron
y pidieron
que se
llevara a
cabo
«voluntariamente»,
pero eso
era tan
voluntario
como el
cortar la
caña en
Cuba. En
el 95 el
PP
barajaba
la idea de
establecer
un
bachiller
de tres o
de cuatro
años, pero
luego lo
abandonó
porque no
iba a
encontrar
apoyos y
en cierto
modo lo
comprendo.
Decían que
iba a
suponer un
coste
político y
lo dejaron
caer. En
su lugar
se
comprometieron
a mejorar
la ESO y
creo que
han hecho
lo que han
podido. En
lugar de
mejorar el
bachillerato,
que es una
vergüenza
porque es
el mas
corto de
Europa, lo
que han
hecho es
«bachillerizar»
la ESO.
Esperanza
lo
intentó,
una vez y
otra hasta
cuatro
veces que
es cuando
cayó ella
porque
tenía unas
fuerzas
enfrente
terribles,
entre los
socialistas
y los
catalanes.
Además
atacó el
problema
por el
punto más
conflictivo
de todos,
que fue la
historia y
los
catalanes
se le
echaron
encima. Si
hubiera
empezado
con las
clásícas
no hubiera
tenido
tantos
problemas.
Eran
cuatro
decretos,
y esa
implantación
gradual
creo que
no fue
positiva.
Su
voluntad
era buena
pero
estaba
atada de
pies y
manos.
- En este
momento,
¿cómo está
llevando
la batuta
Pilar del
Castillo?
-Ha hecho
lo que ha
podido, la
verdad es
que ha
mejorado
bastante
la ESO y
por lo
menos en
bachillerato
los
alumnos
pueden
coger dos
latines y
dos
griegos.
Yo quería
que en
todas las
humanidades
y ciencias
sociales
fuera
obligatorio.
Nuestro
éxito ha
sido
mixto. Lo
hemos
logrado
pero sólo
para un
pequeño
grupo. No
es
obligatorio
para lo
que era
antes
letras.
Pilar del
Castillo
ha
avanzado.
Además es
una mujer
valiente,
no se ha
dejado
acobardar.
Yo hubiera
ido más
lejos,
pero en
fin...