Cuando nos
preguntamos
¿de dónde
viene esta
palabra?
Parece que
imaginamos
que
alguien
allá en la
antigüedad,
un día
dijo: Esto
se va a
llamar
mujer y
esto se va
a llamar
trabajo, o
pájaro o
manzana…pero
la
historia
de las
palabras
no es así.
Nuestro
idioma,
como
absolutamente
todos los
idiomas,
proviene
de otras
lenguas y
aunque en
el caso
nuestro,
en sus
orígenes
predomina
el latín,
hay una
enorme
influencia
de otras
culturas
idiomáticas
muy
diferentes
que actúan
sobre la
nuestra y
nos
regalan
toda esa
gama de
palabras
que
constituyen
nuestro
amplísimo
vocabulario
o
“surtido”
de
palabras.
Tomemos
por
ejemplo el
caso del
verbo
trabajar.
Proviene
del latín
tripaliare
y ésta a
su vez se
origina en
tripalium
que
originalmente
significa
tres
palos.
¿Y qué
tiene qué
ver
trabajar
con tres
palos? Es
una
historia
de varios
siglos. En
la Roma
antigua
los
trabajos
rudos eran
realizados
por
enormes
multitudes
de
esclavos.
El
tripalium
era un
instrumento
de tortura
con el que
se
castigaba
a los
esclavos
que no
querían
someterse.
Era un
instrumento
como su
nombre lo
indica
hecho de
tres palos
y
tripaliare
era
padecer el
tormento
del
tripalium.
Pero aún
no siendo
castigados
por el
terrible
aparato,
la vida de
los
esclavos
era una
tortura y
así,
tripaliare
acabó por
significar
lo que en
latín
clásico
era
laborare,
o sea
trabajar.
El uso del
verbo
tripaliare
se
difundió
por todo
el Imperio
Romano y
laborare
pasó a
nuestro
idioma
como
labrar
para
designar a
los
trabajos
del campo,
esencialmente
arar la
tierra y
ahora
nosotros
podemos
diferenciar
muy bien a
un
labrador
de un
trabajador,
aunque ya
el
labrador
no use el
arado y el
trabajador
no tenga
la amenaza
del
diabólico
tres
palos.
Lo que
tenemos
que tener
presente
al buscar
el origen
de cada
palabra es
que es
normal que
cada
vocablo
tenga una
historia
más larga
o más
corta que
ésta, y
que en
todo caso
no es una
invención
repentina
sino el
resultado
de un
proceso.
Originalmente
por
ejemplo en
latín la
manzana
era
malum.
Luego vino
un experto
en
agricultura
que se
llamaba
Caius
Matius
que mejoró
la fruta y
entonces
apareció
la
malum
matiana
(la
manzana de
Matius)
que era la
manzana
por
excelencia
y de ahí,
mediante
un proceso
un poco
más
complicado,
la
malum
matiana
pasó a ser
manzana y
malum
¡se quedó
en melón!
que es una
fruta
ciertamente
muy
diferente
a la
manzana. |