La costa
de Málaga
esconde en
sus aguas
más de
medio
centenar
de barcos
hundidos
Nerea
Arqueología
Subacuática,
única
empresa
especializada
en
arqueología
submarina
de
Andalucía
cataloga
más de 60
pecios
documentados
distribuidos
por toda
la costa
malagueña,
«aunque
seguro que
hay más»,
detalló
Javier
Noriega,
uno de sus
responsables.
Pese a
esta gran
cantidad
de barcos,
sólo se
han
investigado
en la
provincia
los de la
Mezquitilla
en
Vélez-Málaga
y el de
Isabella
en
Benalmádena,
correspondientes
a la época
púnica y
al siglo
XIX,
respectivamente.
Asimismo,
ninguno de
ellos han
sido
excavados,
por lo que
aún
guardan
muchas
obras de
arte en su
interior.
«El coste
de excavar
un pecio
no es muy
elevado si
se tienen
los
medios; es
más una
cuestión
de
voluntad»,
afirmó
Noriega,
quien
desveló
que en
ellos aún
puede
quedar más
del 50 por
ciento de
su carga.
Grandes
fortunas
Hay que
tener en
cuenta que
los restos
se
conservan
intactos
ya que,
según
aseguró el
responsable
de Nerea,
la arena
los
protege y
actúa como
una
«cápsula
del
tiempo» en
todos sus
elementos.
A esto se
une lo
sustancioso
de los
botines
-piezas de
gran valor
e incluso
metales
preciosos-
que son un
fuerte
atractivo
pese a que
su
sustracción
acarrea
penas que
van desde
los dos a
los seis
años de
cárcel. «A
veces, un
galeón
puede
contener
2.000 o
2.500
millones
de euros
en oro»,
dijo
Noriega.
En esta
tarea se
dan cita
expoliadores
veteranos,
submarinistas
aficionados
y
cazatesoros
especializados
a los que
se unen de
forma
fortuita
pescadores,
coraleros
y
especialistas
que
trabajan
en el
lecho del
mar.
«Aunque
cada vez
hay más
sensibilización
con la
necesidad
de
proteger
este
patrimonio
aún queda
por
hacer»,
destacó
Noriega.
No en
vano, el
85 por
ciento de
los pecios
existentes
en España
han sido
expoliados,
según se
desprende
del
informe
elaborado
por Nerea
Arqueología
Subacuática.
«Cuando
los
arqueólogos
llegan al
barco ya
hay
indicios
de expolio
en su
superficie,
lo que es
un factor
de pérdida
y
destrucción
del
patrimonio
arqueológico
subacuático»,
advirtió
Noriega.
Además del
expolio,
en la
destrucción
de estas
evidencias
también
tienen
mucho que
ver las
obras
públicas
marítimas.
«En las
últimas
décadas se
han
cometido
auténticas
barbaridades
en estas
construcciones
porque no
se ha
tenido en
cuenta el
patrimonio
arqueológico
subacuático»,
defendió
Noriega,
quien
apuntó la
necesidad
de
realizar
los
correspondientes
estudios
de impacto
medioambiental
con la
presencia
de
arqueólogos
especializados
en estas
tareas.'