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19-04-2003 |
ABC,
Madrid |
A los
italianos
no les
interesa
su
herencia
naval
bimilenaria |
Aunque
disfruta
de miles
de
kilómetros
de costa,
Italia
vive
psicológicamente
de
espaldas
al mar. La
actividad
de la
marina no
interesa
al gran
público,
ni apenas
aparece en
los medios
de
comunicación.
Varios
astilleros
del
Tirreno y
el
Adriático
construyen
algunas de
las
mejores
naves de
crucero
del mundo,
pero muy
pocos
italianos
lo saben.
A pesar
del
riquísimo
patrimonio
sumergido,
la
arqueología
naval está
en
mantillas,
y la mayor
parte de
las
esculturas
clásicas
han salido
a
superficie
entre
redes de
pescadores.
No hay año
en que los
marineros
sicilianos
y
calabreses
no aporten
docenas de
obras de
arte a los
museos de
Italia,
con
poquísimo
agradecimiento
del
Estado, o
a los
traficantes
ilegales
de Suiza,
con un
beneficio
mucho
mayor.
En ese
olvido
yace el
puerto de
Trajano y,
en
general,
la
historia
de la
marina de
guerra
romana,
elemento
clave del
Imperio.
Tan sólo
el
recuerdo
de las
legiones
suscita el
orgullo
popular.
Ni
siquiera
glorias
navales
más
recientes,
como las
de
Venecia,
encuentran
el lugar
que
merecen en
la cultura
general.
El enorme
astillero
de Venecia
permitía
construir
simultáneamente
hasta
treinta
galeras,
lanzando
una al mar
cada día
en los
momentos
de crisis.
Sus
dársenas,
lonjas y
atarazanas
siguen
allí.
Algunos
edificios
sirven
para
exposiciones
de la
Bienal.
Otros se
caen a
pedazos. |
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