Masada (Israel) | EUROPA PRESS 22/06/2007

Un antropólogo israelí está usando modernas pruebas forenses y un oscuro pasaje de la Biblia para cuestionar la creencia sobre unos misteriosos restos humanos encontrados en Masada, la fortaleza del desierto famosa por ser la escena de un suicidio en masa ocurrido hace cerca de 2.000 años.

Una nueva investigación publicada hoy arroja otra visión sobre los restos de tres personas encontrados en una casa de baños en el lugar: dos esqueletos de hombre y una cabeza de mujer y su cabellera completa con el pelo trenzado. Durante mucho tiempo se creyó que pertenecían a una familia de celotes, los rebeldes judíos fanáticos que se cree se suicidaron antes de caer en la exclavitud bajo el yugo romano en el año 73 d.C., una historia que se convirtió en una parte importante de la mitología de Israel.

Junto con otros cuerpos encontrados en Masada, estos tres fueron reconocidos como héroes judíos por el Gobierno de Israel en 1969 y se les dió un entierro estatal, completado con soldados israelíes llevando los ataudes cubiertos con banderas.

Pero Israel puede que concediese erróneamente tal honor póstumo a tres romanos, según la investigación publicada en la revista ‘Near Eastern Archaeology’, por el antropólogo Joe Zias y el experto forense Azriel Gorski.

Los restos se convirtieron en una parte clave de la historia del sitio cuando Masada fue escavada en los años 60. El renombrado arqueólogo israelí encargado de la excavación, Yigael Yadin, creyó que ellos ilustraban el relato histórico de celotes asesinando a sus mujeres y niños antes de que los legionarios romanos rompiesen las defensas de Masada.

Cuando encontraron los restos, el equipo «revivió los momentos finales y más trágicos del drama de Masada», escribió Yadin en el libro que documentaba la excavación, mencionando que la mujer del «pelo negro, bellamente trenzado, parecía como si acabase de ser cuidadosamente peinada». «No puede haber ninguna duda», redactó Yadin, «lo que nuestros ojos han contemplado son los restos de algunos de los defensores de Masada», añadió.

La nueva información se centra en el pelo, no en la extraña ausencia de un esqueleto que lo acompañase. Los nuevos análisis forenses muestran un dato aún más curioso, el pelo fué cortado de la cabeza de la mujer con un instrumento afilado mientras ella aún estaba viva. El nuevo descubrimiento es irreconciliable con la identificación de los restos.

El intento de Zias de explicar las discrepancias le ha llevado al libro del Deuteronomio, en el Antiguo Testamento, donde un pasaje cuenta que los judíos deben cortar todo el pelo a las mujeres extranjeras capturadas durante las batallas, aparentemente para hacerles perder su atractivo ante sus captores. Zias concluyó que el pelo pertenecía, no a una judía sino a una extranjera que fue capturada por judíos.

En este escenario, la mujer parece pertenecer a una guarnición romana situada en Masda en el año 66 d.C., cuando los celotes tomaron la fortaleza y asesinaron a los soldados romanos. Los combatientes judíos del palacio del norte de Masada tiraron dos cuerpos romanos a los baños, que Zias cree que los celotes usaban como basurero porque se encontraron numerosos escombros dentro. Ellos tomaron a una mujer cautiva y la trataron de acuerdo a la ley judía, cortándole el pelo que tiraron junto a los cuerpos.

Estos nuevos datos son solo uno de los últimos ataques que se vienen sucediendo contra las excavaciones originales de Masada, que muchos creen ahora que fue estudiado más que con rigor científico, con un deseo de consagrar la fortaleza del desierto como un míto de heroismo y sacrrificio.

Una vez pilar de la identidad israelí, las unidades del Ejército solían jurar en la cima de una montaña, gritando «Masada no caerá otra vez», la historia de Masada ha caído en desgracia ya que los israelíes cada vez se ven menos cómodos con la glorificación del suicidio en masa y la identificación con fanáticos religiosos.

La historia del suicidio, contada con detalles muy dramáticos por el historiador romano-judío Josephus Flavius, es cada vez más cuestionada y hay quien cree que fue demasiado exagerada a través del tiempo o incluso que nunca existió. El arqueólogo original, según Zias, «tenía la historia y fue a buscar pruebas que la confirmasen». pero no se encontró ninguna evidencia concreta de que ocurriese, añadió.

Otros estudiosos han indicado que muchos puntos de la historia de Josephus coinciden exactamente con pruebas arqueológicas encontradas. Un veterano arqueólogo de la Universidad Hebrea, Ehud Netzer, que participó en las excavaciones de los 60, questionó los nuevos descubrimientos.

Zias está «construyendo una historia de suposiciones sobre suposiciones» comentó. «Creo que con la información existente no se pueden hacer esas teorías, y creo que esa gente debería poder descansar en paz», concluyó Netzer.