Mercedes Barrado Timón www.hoy.es 28/03/2009

El arqueólogo Sebastián Ramallo Asensio hablará hoy en Badajoz sobre la recuperación de este monumento cartagenero que emergió en plena ciudad.

Las excavaciones sobre restos romanos siguen dando alegrías a los arqueólogos y a los interesados en el tema. Los últimos hallazgos fascinantes en Extremadura se han hecho en el Teatro de Medellín; pero hay otro teatro en la Península, coetáneo del Teatro de Mérida, que emergió de forma accidental en 1988 y que, en poco tiempo, ha conseguido convertirse en emblema de la recuperación de una ciudad azotada por la crisis económica: el Teatro de Cartagena.

Sobre este proyecto hablará hoy en el Museo Arqueológico de Badajoz el catedrático de Arqueología de la Universidad de Murcia, Sebastián Ramallo Asensio.

Este arqueólogo conoce bien el trabajo que en nuestra región se hace con los restos romanos, ya que viaja al menos tres o cuatro veces al año a Extremadura para participar en actividades relacionadas con estos hallazgos, fundamentalmente en relación al Museo Nacional de Arte Romano (MNAR).

Sebastián Ramallo explica que, a diferencia de lo ocurrido con el Anfiteatro de Cartagena, del que hay referencias en los siglos XVI y XVIII, no existía ninguna noticia de este teatro que emergió en una zona elevada del barrio antiguo. Su inauguración debió producirse entre los años V y I antes de Cristo, y si en Mérida el cónsul Marco Agripa promovió la construcción del teatro romano, en el de Cartagena aparecen representados Cayo y Lucio, los hijos de este importante general y amigo íntimo de Octavio Augusto. También parece ser el primer teatro de toda la Hispania romana en el que se empleó mármol de Carrara.

La relativa rapidez con que se ha realizado la excavación del teatro parece estar relacionada con el hecho de que apareció en medio de un barrio muy degradado. El pasado mes de julio se inauguró ya en ese lugar el Museo del Teatro Romano de Cartagena, ante el que los visitantes hicieron largas colas para entrar. El proyecto fue realizado por el arquitecto Rafael Moneo, autor también del MNAR de Mérida, aunque en este caso se partió de un edificio ya existente, un antiguo caserón cuyas fachadas principales se han respetado y que conecta directamente con otro edificio de nueva construcción y, a través de él, con el propio teatro.

No está previsto que este escenario acoja acontecimientos públicos, festivales o actuaciones. Sebastián Ramallo explica que el graderío había perdido toda su epidermis y que el acondicionamiento para su utilización pública habría obligado a una reconstrucción «más agresiva». El teatro ha sido recuperado «como monumento arqueológico» para disfrute del visitante y «como una de las señas de identidad de la ciudad de Cartagena».

El arqueólogo encuentra los restos suficientemente atractivos como para conservarlos por sí mismos y recuerda el elevado número de visitantes que ha acudido a conocer el monumento desde su apertura el pasado verano.

Dice que no se ha producido debate ciudadano al respecto y que mantener así el teatro permitirá estudiarlo en profundidad durante las próximas décadas y en toda su originalidad, al contrario de lo que ocurre con otros teatros de Francia o Italia que han sido totalmente reconstruidos.

Espectadores
El Teatro de Cartagena pudo acoger en su día más de 6.000 espectadores y el diámetro del graderío es similar al del Teatro de Mérida, y sólo superado por dos o tres teatros más en la Península.

Las excavaciones se iniciaron a raíz de diversos convenios con el Ministerio de Cultura y tomaron un impulso importante en 1994, cuando se incorporó a la financiación de la operación la Fundación Caja Murcia. Sebastián Ramallo considera decisiva esta aportación, que se inscribe en una línea de trabajo de la entidad financiera destinada a la recuperación de patrimonio.