Jordi Maura | Benicarló (Castellón) www.lasprovincias.es 26/04/2010

La ampliación de amarres está condicionada por la cercanía de yacimientos arqueológicos fenicios e íberos.

El municipio de Benicarló tiene planificada la ampliación del actual puerto pesquero y deportivo que, según el proyecto, se ubicará a escasos metros de un yacimiento arqueológico y un lugar de buceo en el que se halla un fragmento de nave de época romana, datado en el siglo I. El proyecto, ahora en exposición pública, prevé duplicar el tamaño del actual y crear entre 450 y 650 nuevos amarres.

El propio plan de paisaje y el proceso de participación pública destaca como lugares de interés cultural las ‘Roques de la Barbada’, muy conocidas por los pescadores, el pecio de Almenarín y la roca del Dentó. El propio concierto previo del PGOU de la localidad los identifica en su apartado de bienes culturales. El pecio Almenarín, como se denomina a este yacimiento subacuático, tendría una datación de entre el siglo I a.C y el I d.C. Les roques de la Barbada son del III a.C – I d.C., de la Iberia romana. En les Pedres de la Força (siglos III a.C. a II d.C.) se hallaron en el fondo marino ánforas greco-romanas. y en la Roca del Dentó, hallazgos aislados de la ibérica romana medieval.

El concierto previo califica estos enclaves como «áreas ambientalmente relevantes y especialmente sensibles», y señala que se trata de «recursos naturales, culturales o patrimoniales insustituibles e irreemplazables desde el punto de vista de la conservación, fragilidad, singularidad o especial protección». La presencia en la zona de estos yacimientos «va a condicionar su capacidad de acogida», según el concierto.

El documento señala también que «reúnen valores ambientales que se deteriorarían por la alteración de las condiciones de uso preexistentes» y que «poseen alguna cualidad especialmente vulnerable ante transformaciones derivadas del urbanismo». En la zona se hallaron además cascos fenicios, que están en exposición en el propio Museu de la Ciutat de Benicarló.

El arqueólogo Ferran Arasa sitúa en les ‘Roques de la Barbada’ un embarcadero utilizado desde la época ibérica que tuvo gran importancia en los períodos íbero-romano y alto imperial. «El conjunto puede datarse desde el siglo III hasta el VI y, por el considerable volumen de hallazgos, en el lugar debió de existir un tráfico comercial importante y continuado». Se cree que en ese período el embarcadero de Benicarló fue el más importante del extremo norte del litoral valenciano. De hecho, hay restos que reflejan la existencia de contactos tanto en el sur de Francia como con Andalucía y el norte de África. En opinión de Arturo Oliver, del Servicio de Investigaciones Arqueológicas de la Diputación, este fondeadero se halla bajo el control del poblado del Puig de la Nau. Por la zona podrían haber llegado los morteros, ánforas eubisitanas de vino de la actual isla de Ibiza, productos púnicos, salazones y un asentado mercado indígena.

El actual emisario submarino de Benicarló atravesó esta zona, hoy reconocida de elevado valor patrimonial, en la que se halla el pecio y donde se han encontrado restos arqueológicos. El incorrecto funcionamiento del emisario copó de residuos esta zona, de manera que es más que probable que hoy se hallen bajo una profunda capa de sedimentos residuales depositados en los últimos 20 años.