N.L.V. | Peñalba de Castro (Burgos) www.diariodeburgos.es 08/07/2007

Los trabajos que se están realizando estos días, y que se prolongarán hasta el próximo 15 de agosto, permitirán recrear de manera más gráfica la escena del que, con 10.000 plazas, fue el mayor teatro de la Hispania romana.

Los arqueólogos que trabajan en la excavación que se está llevando a cabo en la ciudad romana de Colonia Clunia Sulpicia, en el término municipal de Peñalba de Castro, confían en que en un par de años se alcanzarán estratos del teatro mejor conservados y, en consecuencia, que aporten nuevos datos de interés sobre el que probablemente fue el mayor lugar para espectáculos de la Hispania Romana, como atestiguan sus casi 10.000 plazas de capacidad.

Los trabajos, que para este año comenzaron el pasado mes de junio y se prolongarán hasta la primera quincena de agosto, han traído hasta la pequeña localidad ribereña de Peñalba de Castro, que acoge estas ruinas romanas, a una veintena de trabajadores encabezados por el arqueólogo Françesc Tusquets, que lleva prácticamente tres décadas centrado en dar luz a los arcanos que oculta Clunia.

Sus esfuerzos se concentran ahora en el postcaenium, la parte posterior del escenario, una impresionante extensión de aproximadamente cincuenta metros de largo por seis de ancho. La razón de esta elección hay que buscarla en el hecho de que la scena propiamente dicha ya está perfectamente reconocida y, aunque está pendiente de excavar, ha preferido dejarla para momentos posteriores, como reserva.

Aunque su labor se ha tenido que detener en algunos puntos al tocar los niveles que Tusquets califica como «más finos», su empeño se dirige en estos momentos a ‘limpiar’ y vaciar la zona más superficial que generaron los saqueadores del teatro, la gente que aprovechó el abandono de esta construcción para hacerse con piezas que integrar en sus propias edificaciones -y que se pueden encontrar en un amplio radio a la redonda.

«Ahora encontramos piedras que, o no pudieron llevarse, o no merecía la pena llevarse. En principio ahora estamos sacando todo ese gran estrato generado por los saqueadores y por la ruina paulatina del edificio, porque a más saqueo, más se acelera la ruina, y estos son los rellenos que estamos sacando», explica el arqueólogo.

Un trabajo que, sin embargo, el año pasado aportó un dato muy significativo al encontrarse un gran bloque pétreo, fechado gracias a los nombres de los cónsules inscritos en él, y con una argolla en el centro que demostraba que, desde la segunda mitad del siglo segundo el teatro perdió su fin cultural para dar paso a espectáculos menos instructivos, con bestias.

DOS METROS MÁS DE ESTRATOS. Más allá de la información que proporcione esta excavación, que les permite acercarse a los cerca de dos metros que se calcula que hay de estratos subterráneos que esconden los niveles de utilización y circulación del teatro y que probablemente estén relacionados con camerinos, almacenes y salas de todo tipo, tiene también un trasfondo util.

Por un lado, permitirá liberar espacio para crear un pequeño anticuario en el que recopilar y exponer precisamente algunos de los hallazgos que se han encontrado en los últimos años. Una medida que beneficiará de manera indirecta el almacén construido a la entrada de la ciudad, que se halla absolutamente copado de elementos arquitectónicos latinos encontrados anteriormente.

Asimismo, las excavaciones están aportando datos que permitirán recrear de manera más gráfica cómo era la escena en la época de mayor esplendor del teatro. «Digamos que la consolidación y la habilitación para los espectáculos que ya se están haciendo podrá llevarse a cabo con mayor fidelidad», señala Tusquets.

El que la exploración arqueológica esté centrada en el teatro no implica que el resto de las ruinas permanezcan al margen de cualquier intervención. De hecho, en la ciudad propiamente dicha, junto a escasos metros de donde se puede reconocer la estructura del foro, se está trabajando para levantar una cubierta que proteja uno de los mosaicos más bellos de cuantos se han hallado en Colonia Clunia Sulpicia, el que se conoce como de Las Cráteras, por los recipientes que recrean sus teselas de colores.

Esta actuación busca que al menos uno de los más significativos elementos de la arquitectura romana pueda estar permanentemente a la vista y, en consecuencia, pueda ser contemplado por los visitantes que recibe a lo largo de todo el año la ciudad. Hasta ahora, los rigores del invierno mesetario obligan a tener cubiertos los mosaicos para evitar que el frío, los hielos y la humedad pudieran deteriorar más su delicada situación, lo que no dejaba de ocasionar algunas quejas por parte de las personas que se acercaban hasta Peñalba de Castro para ver la ciudad. Además, está previsto intervenir en el podium del templo, permitiendo configurar la situación que tenía en su momento de esplendor y que los visitantes puedan situarse en el mismo lugar desde el que los sacerdotes se dirigían a los vecinos del municipio.

Estos trabajos no dejan de ser una mínima parte de cuantos hay que llevar a cabo en Clunia, a la que se calcula una extensión aproximada de cien hectáreas y de la que, sin embargo, apenas se ha descubierto un cinco por ciento. «Aquí hay trabajo para muchísimas generaciones. No creo que se pueda contar ni por generaciones», reconoce el arqueólogo.