Rosana Torres www.elpais.com 14/06/2008

Tres actrices españolas han sucumbido ante uno de los personajes más polifacéticos de la cultura mundial. Hace 75 años lo interpretó Margarita Xirgu en el Teatro Romano de Mérida, el próximo sábado volverá a hacerlo Nuria Espert y en 2009 tomará el relevo Blanca Portillo.

Hace unos años, especialistas internacionales se reunieron para analizar el mito de Medea y concluir: «Resulta una de esas no demasiado abundantes figuras de la cultura mundial tan rica en matices que es imposible acapararla en toda su dimensión polifacética, dentro de una sola obra de arte, novela, ópera, drama, película, cuadro, y menos todavía en una aproximación de carácter científico».

Desde las Medeas clásicas (Eurípides en 431 antes de Cristo, Ovidio, Séneca y otras más) hasta las medievales, modernas y actuales (Lope, Calderón, Rojas Zorrilla, Corneille, Unamuno, Anouilh, Bergamín, Sastre, Pasolini, Chico Buarque, Cherubini y muchísimos más), el teatro ha sido el gran propietario del mito. Como arte efímero que es, se encarniza hasta donde alcanza la memoria. De ahí que las dos más grandes Medeas españolas conocidas sean Margarita Xirgu (Molins de Rei, Barcelona, 1888Montevideo, Uruguay, 1969) y Nuria Espert (la Xirgu y la Espert, como las llaman los del teatro). Ambas han representado mucho este infinito personaje, pero ningún escenario las ha sobrecogido como el Teatro Romano de Mérida. Un espacio que en 2009 acogerá a la que se vislumbra como la tercera gran Medea: Blanca Portillo, que tomará el testigo a sus compañeras, bajo la dirección y versión de Tomaz Pandur.

Las tres tienen en común su profundo compromiso con el teatro. Empresarias, directoras, pergeñadoras de proyectos, progresistas. Las tres han sucumbido a este personaje, y Medea, desde su gran poder, genera una urdimbre que las atrapa y enreda en el escenario emeritense. Un teatro en el que también intentó hacer una Medea María Guerrero, pero Maximiliano Macías y José Ramón Mélida, los arqueólogos y conservadores de este espacio desde 1910, no la dejaron porque quería meter decorados.

El inicio de todo fue el 18 de junio de 1933 con la primera representación de la era moderna en el Teatro Romano. Fue un empeño personal de Margarita Xirgu quien, sin saberlo, creó y fundó el festival de teatro grecolatino que ahora celebra por todo lo alto su 75º aniversario con una gala inaugural el día 21. En ella estará Nuria Espert fusionada con la imagen de Margarita Xirgu y paseando a Medea por el escenario. Mientras, Portillo mirará preguntándose cómo dominar esas piedras milenarias caunod haga su actuación el próximo año. La experiencia parece ser tremenda. Margarita Xirgu confesó: «Tras la representación, toqué con mis pies descalzos aquellas piedras y dije: ‘Ahora ya me puedo morir». También Espert es propietaria de una famosa frase que pulula entre las gentes del teatro: «En Mérida no te come el público, te devoran las piedras». La frase nació cuando conoció el nombre de la actriz que iba a hacer una Cleopatra. Espetó sin pensarlo: «¡Se la comerán las piedras!». Con Xirgu en el ambiente, Espert y Portillo hablan de Medea, de las de las tres.

Nuria Espert. A Blanca no la devorarán las piedras. Aunque es un teatro traidor.
Blanca Portillo. Es un espacio que tiene todo lo bueno y lo más peligroso.

N. E. De bueno tiene poco. La belleza, pero para el actor no es buen espacio. Da mucho miedo trabajar allí.
B. P. Pero muchísimo. Su energía está por encima de la tuya.

N. E. Exigen mucho las piedras y cuando por alguna razón los actores se vuelven cotidianos ellas protestan y los echan del escenario. La palabra miedo se queda corta. Cuando ves aquello lo único que puedes decir es: ¡coño!
B. P. ¡Cooooooño!

N. E. Claro que Xirgu ha dejado un perfume fortísimo y maravilloso en el teatro.
B. P. ¿Tú cuándo hiciste en Mérida Medea por primera vez?

N. E. En Mérida en 1959. Con Medea te enteras muy bien de quién eres y ahorras mucho en psiquiatras. Pero tendrás que hacer varias, porque con una vez no basta.
B. P. La haré cada cinco años porque yo empiezo con 45.

N. E. Medea no tiene fin. Como me enamoro de los directores, si viene uno que me fascine y me propone Medea caeré, puede que la haga con 75, nadie la ha hecho. Además me dejaría con la Clitemnestra de Ifigenia. Y tú tienes que hacer Medea.
B. P. Lo oigo desde mis 17 años. Primero a mi maestro José Estruch, discípulo de la Xirgu, quien me contaba que tenía un carácter tremendo.

N. E. Gente que la conoció y la venera habla de su mal carácter, lo hacía pasar mal a veces. No se puede tener todo…
B. P. Y no sólo era una gran actriz, fue una generadora de arte escénico, como tú.

N. E. Blanca…, ¿y si me opero en Casablanca y nos casamos?
B. P. ¿Qué vas a hacer en Mérida?

N. E. Cinco monólogos de Medea. Saldré con el traje y el peinado que llevaba Margarita en 1933.
B. P. Allí estaré, muerta de pánico porque no sé si estoy capacitada para tomar el testigo de vosotras dos.

N. E. Sí estás. No veo a quien le vaya tan bien ese papel, que amo tanto, como a ti.

Espert dentro, debajo, tras y sobre esas piedras ha hecho entre 1959 y 2001 cuatro Medeas diferentes en Mérida. Con Juan Germán Schroeder, con Armando Moreno (su marido), con José Tamayo y la última, de momento, con Michael Cacoyannis. Fuera de Mérida, con Antonio de Cabo y Rafael Richard, así como Lluís Pasqual y Fabià Puigserver. Y la ha dirigido.

N. E. Con Irene Papas haciendo de nosotras.
B. P. ¡Me quiero ir a mi casa inmediatamente! Todo da pero que muchísimo miedo.

N. E. No tienes que temer. Soy sincera, éste no sería momento de mentiras, ese personaje es muy tu temperamento, tu mentalidad, es muy para ti.
B. P. Eso es lo que me preocupa. Entenderla. En principio, me siento identificada, por su carácter de luchadora, pero luego hace lo que hace…, es una asesina en serie, ¿por qué hace lo que hace?

N. E. Por amor. Cuando la hice con 19 años el sentimiento de Medea era de puro despecho, negativo, arrebatador, brutal. Un sentimiento que entendía perfectamente. Luego la hice con 25 y con 35 y con 45… El amor siguió, como pasión incontrolable, pero la traición se ha vuelto en mí más fuerte que el despecho.
B. P. Es así, ella ha sido traicionada.

N. E. Ellos son socios. Él ha puesto la cama y ella la sangre, lo hace todo por él.
B. P. Y se encuentra con que Jasón se quiere casar con otra y quitarle los hijos.

N. E. ¿Te imaginas que la infanta Elena cortara a Felipe a cachitos, dejara la Zarzuela, se exiliara mientras es perseguida, y al llegar a Francia se cargara a Sarkozy?, y él la traiciona, yo creo que no mataría a mis hijas, pero no es seguro.
B. P. La capacidad de matar la tenemos todos…

N. E. Ella le entrega todo. Ella era una princesa, él un pirata, ella se convierte en una especie de esclava y él hace lo que ella nunca pensó.
B. P. El acuerdo que propone es tremendo: tú te quedas aquí quietita, yo me caso con ésta, los niños conmigo que tendrán buena posición y de vez en cuando echamos un polvo…

N. E. Un pacto bastante moderno.
B. P. Hipermoderno, eso lo hacen muchos matrimonios separados.

N. E. Y no está sólo la traición. El sexo también forma parte del conflicto.
B. P. Una mujer tendría que estar por encima de eso, pero entiendo que ocurra, porque yo también he perdido el norte por un señor. Es todo demasiado primitivo, ella ama a ese hombre que es un inútil.

N. E. Es tan sabia esa obra. Nunca te la acabas. Sólo cuando traspasa la barrera de los niños se convierte en mito, porque hasta ahí ha hecho lo que todas querían hacer.
B. P. Ésa es la transgresión. Porque ella no es una madre desnaturalizada.

N. E. Él es tan canalla. La culpa es de ella que se ha enamorado de ese merluzo.
B. P. Es lo que suele ocurrir. Lo que acerca todo a la realidad es que él sea un gran amante en la cama.

N. E. Es parte de la historia
B. P. Ella no para de hablar del lecho ultrajado. Quizá es lo que más comprendo, usa a sus hijos contra el dolor.

N. E. No es un acto a ensalzar, es un acto a entender. Algunos papeles que he representado me ha costado defenderlos. Con ella no me ocurre, claro está que no la disculpo, pero no sé por qué, la entiendo.
B. P. También es la historia de lo femenino contra lo masculino. Ella es lo telúrico.

N. E. No sé si todas llevamos una Medea dentro, no tengo la capacidad necesaria, ni de amor ni de odio, para llegar a esas cosas. Sí entiendo los encoñamientos, lo extraño en Medea es que le dure tanto, porque llevan juntos ocho o nueve años, cuando pasa todo. Y no hay que olvidar que ella es la sabia y él es un patán.
B. P. Yo también tengo claro que no me va a costar defenderla, todo lo contrario.

N. E. Aunque pienso que el amor no tiene que ser nunca incondicional. –

El Festival de Mérida. Teatro y Anfiteatro Romanos se celebra del 21 de junio al 30 de agosto.
La exposición Margarita Xirgu: la primera actriz se inaugura el próximo lunes. www.festivaldemerida.es