yacimiento de ParayasCamargo www.eldiariomontanes.es 22/10/2005

Situado en Revilla de Camargo, junto al aeropuerto de Parayas y la ciudad de Santander, el Hotel San Juan y su restaurante Raicedo son dos aciertos a la hora de descansar y disfrutar de las virtudes de la hostelería de Cantabria. El 3 de noviembre de 1893 la explosión del barco de vapor cargado de dinamita ‘Cabo Machichaco’, mientras se encontraba anclado junto a un muelle de Santander, terminó con la vida de medio millar de personas, destruyó numerosos inmuebles y dejó una huella indeleble en el espíritu urbanístico de una ciudad poco amiga de apuntalar sus reliquias arquitectónicas.

Los efectos de la honda expansiva desatada por el estallido no se limitaron al centro urbano y fueron tan potentes que afectaron a edificios situados a varios kilómetros del embarcadero santanderino. Entre ellos se encontraba una pequeña ermita medieval situada en la mies de San Juan de Maliaño del municipio de Camargo, que vio cómo se hundía su techumbre -el templo había sido parroquia de Maliaño hasta la construcción de la iglesia de San Juan Bautista en el siglo XVII-. En la actualidad, sus restos pueden verse en la entrada al camposanto de Maliaño -junto al aeropuerto de Parayas-, si bien éstos se reducen al arco triunfal, sostenido por dos capiteles uno de ellos historiado y otro vegetal.

En el mes de diciembre de 1995, mientras se construían unos nichos, fue identificado en el entorno de estas ruinas un yacimiento arqueológico de excepcional interés en el que se alternaban restos romanos y medievales. A lo largo de sucesivas campañas desarrolladas entre 1995 y 1998 se excavó una superficie de medio kilómetro cuadrado en la cual se recuperaron 15.000 objetos (cerámicas, monedas, objetos metálicos…). Al mismo tiempo fueron siendo identificadas las bases de una domus del siglo II y unas termas que habrían servido de partida para levantar un templo cristiano, acompañado de una necrópolis -de tumbas de lajas entre los siglos XII y XIII y de fosa (XII-XV).

Durante la campaña de excavaciones desarrollada en 1999 el yacimiento fue consolidado: se dejó a la vista una superficie de 328 metros cuadrados, cubierta por un techado de madera y atravesada por una pasarela-mirador, y se levantó un pequeño espacio interpretativo.