José Manuel Gutiérrez | A Coruña www.laopinioncoruna.es 08/10/2010

El faro romano recupera las visitas después de los trabajos realizados en los últimos días para mejorar su conservación y analizar el estado de las piedras.

El cierre al público durante varios días para la realización de trabajos de conservación valió la pena, ya que el aspecto del interior de la Torre de Hércules era ayer impoluto. Los visitantes que fueron los primeros en apreciar la nueva imagen del monumento quedaron satisfechos con la limpieza efectuada en el interior, aunque aún habrá que esperar para ver otras innovaciones en el faro romano, como la incorporación de equipamiento para su musealización, que se llevará a cabo en los próximos meses.

El buen tiempo favoreció la afluencia de visitantes ayer a la Torre de Hércules en la que fue la primera jornada de apertura del monumento tras los trabajos realizados en los últimos días para la mejora de su conservación, que obligaron a cerrar el paso al público. Las personas que tuvieron oportunidad de recorrer ayer el interior del faro se encontraron con un aspecto mucho más pulcro, ya que se ha procedido a la limpieza de los muros interiores, aunque para finales de año quedarán otras tareas más complejas, como la eliminación de las pintadas realizadas por desaprensivos en diferentes lugares del edificio.

La ausencia de lluvias impidió comprobar si los trabajos han conseguido acabar con uno de los problemas más visibles en la Torre, las molestas goteras que hacen que el agua circule entre los sillares y que generan charcos en el suelo. Las precipitaciones anunciadas para los próximos días permitirán averiguar si los afanes de los técnicos han logrado su objetivo, aunque ya advirtieron de que este defecto apenas tiene repercusiones sobre el estado de conservación del edificio, que en líneas generales es bueno.

Esa opinión era compartida ayer por los visitantes que apostaron por conocer los entresijos del monumento, que se asombraron de que una torre con dos milenios de historia a sus espaldas se encuentre en semejantes condiciones. Pero la antigüedad del faro no fue impedimento para que, como es habitual, los más cómodos se preguntasen por qué no cuenta con un ascensor.

Entre estas personas se hallaba una mujer ya entrada en años que no dudó en preguntar cuál es el número de escalones que tiene la Torre. Cuando le dijeron que superaba los dos centenares, estuvo a punto de darse la vuelta y desistir, pero sus familiares consiguieron convencerla y subió con ellos. A la bajada, al ser preguntada sobre si las vistas compensaban el esfuerzo realizado, contestó: «¡Pero si el vértigo no me dejaba ni asomarme!».

El magnífico paisaje que se divisa desde la terraza no es lo único que llama la atención de los visitantes, a quienes también sorprende la zona de excavación arqueológica existente bajo el monumento, en la que en los días pasados se han introducido también mejoras para facilitar su contemplación, en especial en el apartado de la iluminación.

Otras actividades llevadas a cabo han sido las que harán posible conocer el estado de conservación de la piedra, lo que permitirá tomar medidas preventivas o correctoras en el futuro. Los más de 150.000 euros invertidos para todas estas actuaciones serán complementados este mismo años con otros 100.000 que se dedicarán a la musealización de la Torre, en la que se instalarán equipos tecnológicos como las audioguías, con las que los visitantes podrán recibir explicaciones acerca de las características y el valor histórico del faro.