Marc Rovira Tarragona 6/05/2018 www.elpais.com

La unión de los materiales empleados en una restauración contemporánea con los originales del siglo II deteriora el Anfiteatro y genera controversia en otros vestigios.

Un mensaje difundido por el Ayuntamiento de Tarragona a principios de abril dio la voz de alarma: el Anfiteatro romano necesitaba una actuación de urgencia. Por ser quien era el protagonista, el monumento más visitado de la ciudad, y por la hora del comunicado, un viernes por la tarde, una franja horaria poco dada a los mensajes oficiales, la información tenía que ser de alcance. Lo era. La grieta que había sido detectada a principios de año en uno de los muros de una grada reconstruida en el año 1979 se había extendido y había que intervenir "de emergencia" para evitar un posible derrumbe. Un mes más tarde el Anfiteatro sigue parcialmente vallado por motivos de seguridad y se hace imposible acceder a la arena. Este lunes arranca el festival Tarraco Viva, una muestra cultural internacional dedicada a la divulgación histórica de la época romana y que reúne a más de 100.000 visitantes. El Anfiteatro es uno de los escenarios donde discurren las representaciones.

El Ayuntamiento ha asegurado que ni la fisura que ha rajado el muro, ni los trabajos para apuntalarlo, van a alterar la programación de Tarraco Viva. El Anfiteatro, de hecho, ha permanecido abierto al público con una antiestética señalización que advierte del impedimento de bajar a la arena. Una cinta de plástico rojo donde se puede leer la inscripción "Patrimonio Histórico", delimita la zona maltrecha. El riesgo de derrumbe afecta la grada y la pasarela del túnel que da acceso al coso. Los operarios que se encargan de apuntalar el muro han tratado de habilitar, también, una escalera metálica provisional que debería facilitar el tránsito hacia la parte central del Anfiteatro, pero el remiendo se ha alargado y los visitantes que se acercan al monumento, hasta 1.400 al día en el reciente puente del 1 de mayo, tienen que conformarse con ver la arena desde la distancia.

En la diferencia de materiales empleados originalmente y los que se usaron en reconstrucciones recientes anida la problemática de las grietas. Así lo piensa Ricardo Mar, doctor en Arquitectura y profesor de Arqueología de la Universitat Rovira i Virgili (URV). "La parte afectada corresponde a una actuación de época moderna, ha sufrido un deterioro por envejecimiento porque, contrariamente a lo que se pensaba, ni la técnica ni los materiales usados tienen durabilidad". Ricardo Mar, que en el año 2000 fue asesor municipal en el proceso para lograr que el conjunto arqueológico de Tarraco fuera declarado Patrimonio Mundial de la Unesco, señala la desarmonía entre lo original y los parches de la época moderna: "se usó hormigón pensando que era indestructible. Se ha visto que no, y no solo aquí, en Pompeya ha pasado lo mismo". Además de los materiales empleados, también chirría la técnica usada en los años setenta para reconstruir la grada ahora agrietada. "Tras la grada se levantó un muro de fachada exterior, pero los romanos no trabajaban así, fachada y grada eran un cuerpo único". Ricardo Mar pone de relieve que este patrimonio tiene 2.000 años de historia, pero es frágil: "hay que cuidarlo para que no tenga fecha de caducidad". Recomienda aprender la lección y entender que cada edificio histórico necesita su propia restauración, "con los materiales más adecuados para cada caso". Señala, además, que se impone una "monitorización permanente" para ver como evolucionan los materiales. No hacerlo supone, a su criterio, "la crónica de una muerte anunciada".

La entrada al anfiteatro suele costar 3,30 euros pero debido a la restricción, el acceso es temporalmente gratis. Igual como lo era tras su inauguración, en el siglo II. Lo recalca una guía que deja alucinados a unos escolares de La Sènia (Montsià) explicándoles que en tiempos de los romanos ahí entraban 60.000 personas dispuestas a ver como se derramaba sangre a litros. Unos metros más allá, unos estudiantes de Sant Cugat del Vallès (Vallès Occidental) aprenden que el figura de la época era el gladiador Claudio. "Era el Messi del momento, hubierais tenido su póster en la habitación", les dice su guía a los chavales. También les cuenta que parte de la construcción original fue excavada en la piedra y que allí donde hizo falta colocar ladrillos, o sillares, para ser más precisos, se usó argamasa. "Era mucho más blanda que el cemento de hoy", precisa.

EL CIRCO Y EL TEATRO, TAMBIÉN

No solo en el Anfiteatro lo nuevo choca con lo antiguo. El arqueólogo Josep Maria Macías, miembro del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), ha publicado un artículo donde alerta de las intervenciones que se llevan a cabo en el Circo romano, una construcción del siglo I y que, excepcionalmente, los romanos levantaron dentro de la trama urbana. El Circo se halla muy cerca de lo que hoy es la plaza del Ayuntamiento. La reciente instalación de unas gradas metálicas para rememorar la estructura original supone una intervención "desmedida y empobrecedora", afirma Macías. Critica que la recuperación de esta reliquia se haya ejecutado “sin un plan director concreto ni una línea de actuaciones acordadas con el conjunto de agentes políticos y encargados del patrimonio local”. La obra, valorada en 240.000 euros, ha sido igualmente desaprobada por la mayoría de la oposición en el ayuntamiento.

La controversia también planea sobre el Teatro romano, un vestigio que data de la época del emperador Augusto. Olvidado durante años entre la maraña de bloques de pisos del frente portuario, su recuperación era una asignatura pendiente. En una actuación avalada por el departamento de Cultura de la Generalitat y que asciende a 750.000 euros, se ha hecho una intervención para reproducir como era la silueta de la grada original. El material elegido: hierro oxidado. Ante las dudas que ha generado la restauración, la concejal de Patrimonio del Ayuntamiento, Begoña Floria, replica: "no conozco ningún proyecto arquitectónico de la ciudad que no haya generado polémica".

FUENTE: https://elpais.com/ccaa/2018/05/05/catalunya/1525542277_908756.html