Roma | EFE 09/07/2008
La célebre estatua de bronce de los Museos Capitolinos de Roma que representa a la Loba amamantando a los gemelos Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad según la tradición latina, fue esculpida en la Edad Media y no en el Siglo V antes de Cristo, como se creía desde hace más de doscientos años.
Las pruebas del carbono 14 efectuadas en la Universidad de Salento (sur) han revelado que la obra fue realizada alrededor del siglo XIII después de Cristo, según desveló hoy el arqueólogo Adriano La Regina, ex responsable de Cultura del Consistorio romano, en un artículo publicado en el diario «La Repubblica».
La estatua muestra a la «Luperca», como es conocida, con el rostro desafiante vuelto hacia quien la contempla y un tronco robusto bajo el que Rómulo y Remo se alzan sobre sus rodillas para poder mamar de la loba.
El resultado del análisis del carbono 14 confirma lo que desde hace años sostenían expertos como Ana Maria Carruba, encargada entre 1997 y 2000 de la restauración de la estatua y que en diciembre de 2006 hizo pública su certeza de que no fue realizada en la antigüedad. La arqueóloga argumentó que la estatua fue fundida a partir de cera persa volcada en un sólo chorro, técnica adoptada durante el periodo medieval, y que la superficie de la pieza no mostraba ninguno de los signos característicos de los bronces antiguos.
Ya en el siglo XIX, y basándose en criterios estilísticos, especialistas de arte antiguo de museos tan prestigiosos como el Louvre francés sostuvieron que era una obra medieval y no clásica, aunque sus planteamientos cayeron pronto en el olvido, según La Regina. Esta tesis desmentía la creencia dominante sobre el origen clásico de la estatua, formulada en 1764 por el filósofo e historiador alemán Johann Joachim Winckelmann, considerado el fundador de la historia del arte y de la arqueología. Winckelmann situaba la estatua en la Antigüedad por algunas características escultóricas como la representación achatada de los rizos y las mechas del pelaje de la Loba.
Las pruebas científicas para acreditar cuándo fue esculpida la estatua se realizaron en febrero de 2007 y los responsables municipales anunciaron en octubre que ya conocían los resultados y que se reservaban el derecho de hacerlos públicos. No lo habían hecho por el momento, por lo que sólo se han conocido tras su difusión por parte del ex responsable de Bienes Culturales de la ciudad de Roma.
No es la primera vez que La Regina rebate la postura oficial sobre restos o hallazgos arqueológicos relacionados con el mito de la Loba, ya que sólo dos días después de que el pasado 20 de noviembre se anunciara que se había descubierto la cueva donde la bestia amamantó a los gemelos, el científico hizo públicas sus dudas. En aquellos días, La Regina aseguró que sólo viendo las fotos del cubil que el entonces ministro de Cultura, Francesco Rutelli, anunció como el supuesto «Lupercale», podía descartar «absolutamente» que se tratara de la mítica cueva. Ésta, explicó, se encuentra, según la leyenda, en la misma zona arqueológica donde se hallaba el cubil descubierto, la colina del Palatino junto a los Foros Imperiales, pero «un poco más al oeste».
La Regina, eso sí, animaba a «continuar con las excavaciones anunciadas por el Ministerio para localizar el verdadero ‘Lupercale’, al oeste de la gruta ahora encontrada», en la que se realizaban actividades de culto a la Loba. Esto no implica, obviamente, que este experto dé crédito al mito, si bien algunos historiadores admiten que la ciudad pudo fundarse en una fecha próxima a la que fija la tradición clásica, el 753 A.C., y que más tarde se forjara la leyenda de que su fundador -algunos no descartan que se llamara Remo- había sido amamantado por una loba.
El ensayista y escritor Corrado Augias interpreta en su libro «Los secretos de Roma» que el mito habría sido inventado para encubrir el hecho de que Remo, o quien fuera el fundador, fue criado por una prostituta, ya que en la Roma antigua éstas recibían el nombre de «lupa» (loba), de donde procedería la palabra «lupanar».
Los gemelos Rómulo y Remo eran, según la leyenda, hijos del dios Marte y de Rea Silvia, hija del rey Amulio, y fueron abandonados en el río Tíber por orden del monarca, ya que su madre había incumplido el voto de virginidad al que estaba obligada como sacerdotisa de Vesta.
De acuerdo con el mito, los hermanos fueron luego recogidos por la loba Luperca y cuando crecieron fundaron Roma, si bien Remo no vivió para ver el surgimiento de la ciudad, ya que fue asesinado por su hermano poco después del establecimiento de la «Urbe».