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La escritora italiana Andrea Marcolongo dedica su vida a estudiar la lengua y el mundo de los griegos. Con su obra, número uno en ventas en su país, ha logrado cautivar a curiosos y a expertos.

Tiene 31 años y acaba de publicar en Milán su segundo libro. Después de La lengua de los dioses. Nueve razones para amar el griego (Taurus), la autora publica La misura eroica (Mondadori). En conversación con SEMANA, Andrea Marcolongo cuenta los hallazgos y los detalles de su obra. 

SEMANA: ¿Cómo empieza su relación con el griego, con la lengua de los dioses?

Andrea Marcolongo: Es una historia muy larga. Después de haber estudiado griego en la universidad, me encontré un día con un chico de 16 años que me preguntaba por qué, habiendo tantas lenguas extranjeras, tenía que aprenderse un idioma tan viejo y de memoria. Esa misma noche llegué a escribir un capítulo solo para enviárselo a este chico. Luego, a pesar de que me pedían que escribiera novela, seguí escribiendo en el mismo tono y con la misma intención con la que había querido hablarle a este chico.

SEMANA: ¿Por qué rescatar y estudiar una “lengua muerta”?  

A.M.: Pienso que el griego no es del todo una lengua muerta. Aunque la gente, claramente, no va por las calles conversando en el mismo griego antiguo que hablaba Aristóteles, cuando leemos o estudiamos las grandes obras de ese tiempo estamos entablando un diálogo con sus grandes autores, con sus ideas, con su mundo. Es fascinante encontrarse con toda la mitología, el teatro, la poesía; cuando lees la Odisea, por ejemplo, no sólo te acercas a Homero, sino que a través de sus personajes y de su narración te das cuenta que, aunque la gente dice que la lengua está muerta, la cultura griega antigua sigue siendo la cultura viva más poderosa en el mundo.

SEMANA: ¿Qué referentes la han acompañado en sus estudios?

A.M.: Homero, con la Ilíada y la Odisea, y Platón, con sus Diálogos y sus apologías, son los grandes referentes por excelencia para acercarse a la cultura griega.  Su manera de escribir es muy clara, está cargada de lógica y eso resulta ser, para nosotros, una forma de entrenar la lectura y, al mismo tiempo, el pensamiento. Y entre toda la poesía y el teatro griego que tanto me gusta, también está la obra de Virginia Woolf que fue, básicamente, la inspiración de mi libro, porque coincidimos en que el griego es como una lengua mágica. Ahora, en 2018, estamos más confundidos que en el pasado y es precisamente porque hemos perdido esa sensatez y esa lógica que nos brinda una lengua como el griego.

SEMANA: El griego permite estudiar la etimología, ¿cómo la estudia? ¿Qué hallazgos ha tenido?

A.M.: Yo amo la etimología desde que tenía catorce años. Es como el alma de las palabras. Gracias a la etimología tú puedes entender realmente, no todos los significados de las palabras, sino la forma en la que el ser humano llega a comprender y a relacionarse con su lengua y con el mundo. Por ejemplo, yo no hablo español, pero mi palabra favorita es arco-iris. La primera vez que la escuché me pareció increíble porque la palabra “Iris”, en griego antiguo, se refería al nombre de un personaje sagrado, la diosa del arco-iris que para ellos, representaba el pacto entre los hombres y los dioses y el final de la tormenta.

SEMANA: ¿Qué tan importante es para la educación incluir el aprendizaje del griego?

A.M.: El estudio de las lenguas antiguas, como el latín y el griego, se ha reducido porque ahora hay otras demandas en la educación y en el medio laboral. Y, contrario a lo que la gente piensa, lo interesante de estudiar una lengua tan poderosa y tan rica como el griego no tiene que ver con la gramática tan distinta o las palabras que nos parecen lejanas, sino que va mucho más allá: estudiarlo es adquirir un estado de mente distinto, más lógico. No es una lengua que se estudie porque sí, sino que implica enfrentarse a uno mismo, a nuestras capacidades, y a la cantidad de cosas que se pueden comprender a través de su lógica. Estudiar griego nos permite forjarnos como personas, como ciudadanos, y nos permite saber quiénes somos antes de saber qué queremos hacer.

SEMANA: ¿Cuál es la relación entre el estudio del griego y el mundo que representa?

A.M.: Más allá de la gramática y la pronunciación, el propósito de estudiar griego antiguo es conocer el mundo a través de la realidad que ellos vivían, entender cómo a través de su lengua construyeron un mundo lleno de mitología, de humanidad, de orden. Cada lengua hace parte de un contexto, al tiempo que lo construye. Un ejemplo claro de esto es la comparación que podemos hacer en cuanto al heroísmo, porque aunque nosotros veamos al héroe como una figura cliché, que sólo sale en las películas, para los griegos era una virtud, una búsqueda constante, un deber ser de ellos como ciudadanos. O por ejemplo, en la literatura, antes se privilegiaban los temas que tuvieran que ver con el destino, con el devenir; ahora los intereses son completamente distintos.

SEMANA: ¿Por qué estudia griego y no otras lenguas o culturas que pueden ser igual de fascinantes?

A.M.: Me enamoré del griego como uno puede enamorarse de una persona. No hay sólo una razón que me haya impulsado a estudiarlo, sino que hay muchos motivos que hacen que me apasione, que quiera leer y escribir sobre este mundo tan fascinante. Desde los catorce años empecé a estudiarlo y entonces me di cuenta que no solo me ayudó a entender el mundo, sino también a mí misma y a los momentos vitales más significativos. Esto lo hace diferente de los otros idiomas y las otras culturas, creo yo.

SEMANA: ¿Para quién escribe?

A.M.: Cuando empecé a escribir para publicar supe lo que no quería. Yo quería hablar sobre griego, pero no quería hacerlo de una manera académica, ni quería dar una lección para hacer parecer que el griego es más difícil y, por tanto, superior. Lo que yo pretendo es compartir la belleza de esta lengua, quitarle a la gente el miedo que siente por su gramática y, en cambio, mostrar cómo es un idioma que construye un mundo y que es la base de muchas de las palabras y las cosas que hoy conocemos. Quiero abrir una puerta a todos los que tengan curiosidad y quiero borrar esa idea de que el griego solo lo puede estudiar la gente muy adinerada o los universitarios muy académicos. Mi escritura y mis libros son para todos.

SEMANA: ¿Qué estrategia usa para acercar a un público tan diverso con su obra?

A.M.: Cuando empecé a escribir La lengua de los dioses la gente no creía mucho en mí. Decían que era absurdo que a los 28 años yo pudiera escribir un libro sobre griego que no fuera estrictamente académico. Pero yo tenía la convicción, y tenía también mucho tiempo y mucho amor para dedicarle a la escritura. Quizá no es una estrategia, pero, por ejemplo, muchos de los pies de página del libro eran mensajes de texto que tenía con mis amigos que me preguntaban por significados o explicaciones del mundo griego. Eso me hacía recordar que escribía siempre para todos.
Hace siglos se ha discutido la importancia de estudiar esta lengua, pero, como decía Virginia Woolf, yo creo que lo importante de comprender y explicar cualquier idioma, es precisamente mostrar su riqueza, su belleza y su conexión con el pensamiento humano que ha atravesado la historia.

SEMANA: ¿De qué trata su nuevo libro, en italiano, La misura Eroica?

En este libro trato de descubrir y describir el mundo griego antiguo a través del concepto de la felicidad, algo que ellos tenían presente casi todo el tiempo. También hablo de la idea del heroísmo, con los argonautas, y de cómo éste es una forma de vida que está atravesada por la noción de eros, del amor.

FUENTE: https://www.semana.com/cultura/articulo/andrea-marcolongo-entrevista-la-cultura-griega-antigua-sigue-siendo-la-cultura-viva-mas-poderosa-en-el-mundo/558255