Japón | EFE 07/01/2006
La bailaora Yoko Komatsubara y un elenco de sesenta artistas, entre ellos los bailaores Israel Galván y Maribel Gallardo, sorprendieron hoy al público de Tokio con una ‘Lisístrata’ cómica, elegante, erótica y muy flamenca.
Con música interpretada por el Grupo Dorantes y compuesta y dirigida por el pianista David Peña Dorantes, la obra arrancó repetidas ovaciones en el Nuevo Teatro Nacional de Tokio por su equilibrada síntesis de flamenco clásico y danza y sonidos contemporáneos.
Basada en una adaptación del clásico griego realizada por Miguel Narros, la obra, de casi dos horas de duración, se mantuvo fiel al argumento original de Aristófanes en que las esposas de los soldados de dos pueblos en guerra se niegan a hacer el amor para obligar a sus maridos a firmar la paz.
Sin embargo, la ‘Lisístrata’ flamenca estuvo llena de innovaciones como el baile por bulerías con toga o la interpretación de una guajira sensual y graciosa de un Daniel Bravo travestido en una coqueta y rebelde muchacha ateniense.
La versión de Komatsubara, subtitulada en Japonés ‘Onna no Heiwa’ (La paz de las mujeres), incluye una introducción con acróbatas japoneses en traje de fatiga para enfatizar lo vigente del mensaje pacifista de Aristófanes.
Además de Komatsubara en la dirección general y de Narros en el guión, intervinieron el director de escena Kanichiro Suzuki y los bailaores y coreógrafos Juan Ortega y Currillo de Bormujos, quien reside en Madrid.
‘Todo esto fue posible gracias a internet’, asegura Currillo y cuenta cómo a lo largo del 2005 estuvo recibiendo en su ordenador músicas desde Sevilla y guiones ajustados repetidas veces desde Tokio.
Yoko Komatsubara, quien tras casi cuatro décadas dedicadas en cuerpo y alma al flamenco habla con un impecable acento sevillano, asegura que la obra escrita por Narros era ‘demasiado teatral y mucho más ‘verde’ de la que hemos visto’.
El final incluía un desfile de todos los integrantes de la compañía desnudos, una escena imposible en el Nuevo Teatro Nacional, revela con una sonría pícara la bailaora, de 72 años.
Dada la gran calidad del guión y su marcado carácter teatral, la principal dificultad fue seleccionar los momentos más asequibles y que mejor se tradujeran al flamenco, asegura Komatsubara.
Aún así, las bailaoras japonesas tuvieron que recibir clases de interpretación escénica pues en las escenas del ágora ateniense cuando las mujeres se sientan a escuchar a Lisístrata, se dieron cuenta de que ‘es más difícil saber estar sin hacer nada en el escenario que bailar’, asegura la veterana bailaora.
Hace más de cincuenta años esta artista representó en Tokio la versión clásica de esta obra.
Maribel Gallardo, en el papel de Lisístrata, transmitió una imagen de líder maternal que se sirve de su zapateado seguro y limpio para arengar a las mujeres a unirse en el boicot sexual que traerá la paz.
Uno de los momentos centrales de la obra fue la improvisación de Israel Galván, Premio Nacional de Danza, con la bailaora Kaori Haeno.
Acompañados por los Dorantes, Gálvez y Haeno representaron con movimientos abstractos y filigranas flamencas un episodio de flirteo, rechazo, entrega y comienzos de clímax que mantuvieron al público con la respiración contenida durante los quince minutos más intensos de la tarde.
Las guitarras de Juan Carlos Berlanga y el cante de Juan José Amador, David Lagos, Natalia Marín, La Tana y Herminia, redondearon una obra que se representa de nuevo el domingo y que está a la espera de un decisión empresarial para estrenarse este año en España.