Antoni Gutiérrez-Rubí www.blogs.elpais.com 15/03/2012

El 15 de marzo del año 44 a.C., un grupo de traidores, encabezado por Marco Bruto, acabó con la vida de Julio César cuando éste llegaba al Senado. Según el escritor griego Plutarco, César había sido alertado del peligro, pero desestimó la advertencia. Aceptó el destino. Como si la tragedia en la muerte fuera una prolongación inevitable de la gloria de su extraordinaria vida.

Aunque el calendario romano fue sustituido tres siglos después, la expresión y el recuerdo de la fecha han llegado hasta nuestros días en parte gracias a la célebre obra de Shakespeare “Julio César”. En ella se cita la fecha al escribir la famosa frase: «¡Cuídate de los idus de marzo!», como advertencia premonitoria del peligro que genera la peligrosa combinación de poder y ambición, que casi siempre culmina en traición.

Hoy, siglos después, George Clooney dirige y co-protagoniza junto a Ryan Gosling la película Los idus de marzo, ambientada en la política norteamericana. La obra es demoledora y ofrece diálogos descarnados e hirientes para la sensibilidad democrática: «No seas ingenuo, los políticos no son más que unos cínicos arribistas».
La película recrea un esquema tan apriorístico como falso, por generalista y prejuicioso, aunque muy extendido en la opinión pública: los políticos nos engañan descaradamente, viven envueltos en la miseria moral, corrompidos por el dinero y el poder, y surfeando sobre la legalidad impunemente. Junto a ellos, los profesionales y colaboradores que les ayudamos somos mercenarios sin límites, capaces de crear “cortinas de humo” o de manipular sin descanso y gestionar la imbecilidad de nuestros clientes como también se explica en la sátira In The Loop (Ianucci, 2009). Pero la realidad no supera la ficción, la desmiente en buena medida.

En España, cada año, se gradúan cientos de buenos expertos en comunicación política. Estos jóvenes profesionales, apasionados de la política y la comunicación, no son “aprendices de brujo”. Creen en la política. No quieren hacer campañas sucias, aunque conozcan el valor y la utilidad que en determinados contextos pueden tener las campañas negativas. Quieren más política, pero otra política.

Las campañas electorales corren el riesgo de sucumbir a la agresividad. Los estrategas, spins doctors y asesores, deben contribuir a obtener victorias, sí. Pero no a cualquier precio. Los problemas de nuestra sociedad, a los que la política debe intentar responder, no se podrán superar desde las trincheras partidarias y los campos minados. La beligerancia debe tener límites: profesionales, éticos y legales. La política se juega su futuro y la cooperación entre partidos y organizaciones sociales será clave para afrontar unidos los retos más importantes. Quien siembre odio, lodo y mentira, recogerá lo que se merece. Pero, además, lesionará la política democrática y la confianza de los ciudadanos en nuestros sistemas e instituciones. Y esto nos contamina a todos.

Nota 1
Para los amantes del cine político, dos noticias que os interesarán.
En mayo llegará a nuestras pantallas la película “Game a change”, protagonizada por Julianne Moore en el papel de Sarah Palin. La caracterización es extraordinaria. Y la interpretación, también.

Y a finales de año se estrenará la película “Political animals”, ambientada en la Casa Blanca y protagonizada por la actriz Sigourney Weaver. Su personaje es el de una ex Primera Dama que accede posteriormente a una Secretaría de Estado, al tiempo que su matrimonio fracasa y se rompe. Circunstancias que evocan a Hillary Clinton.

Nota 2
Estas son las fotografías que no he utilizado para ilustrar el artículo de hoy. Creo que os pueden interesar.

– Death of Caesar (Jean-Léon Gérôme, 1967)
– Murder of Caesar (Karl Theodor von Piloty, 1865)
– Ides of March (Imagen de la película)

FUENTE: http://blogs.elpais.com/micropolitica/2012/03/hoy-idus-de-marzo.html