Rafael Fraguas | Arroyomolinos (Madrid) www.elpais.com 12/07/2008
Dos sarcófagos de plomo encontrados en el lugar contienen restos humanos.
Roma aflora en Madrid. Por primera vez en la historia de la región madrileña, un equipo de arqueólogos ha descubierto un doble mausoleo funerario romano en la zona suroeste del territorio, en Arroyomolinos, cerca de Móstoles. Data del siglo IV de nuestra era y contiene restos humanos de siete cadáveres, así como dos sarcófagos de plomo, atravesados por maderos, que permanecen aún sin abrir bajo una bovedilla. Presumiblemente, uno de ellos perteneció a un patricio paterfamilias, morador de una villa romana próxima, y el otro fue colectivo; todos fueron enterrados en esta necrópolis, sobre una vaguada que hoy es una parcela a punto de urbanizar y que esconde muchos otros vestigios. Entre ellos figuran dos pilares de un atrio contiguo a los sepulcros, más una trama aldeana próxima a los mausoleos, descubierto por un equipo de 15 arqueólogos bajo la supervisión de la Dirección General de Patrimonio Histórico Artístico de la Comunidad de Madrid.
La oposición socialista acusa al Gobierno regional de secretismo
El hallazgo, registrado a principios de junio, se ha mantenido en el máximo secreto, sigilo éste denunciado por la oposición municipal socialista. El diputado regional Francisco Contreras ha solicitado una comparecencia explicativa en la Asamblea de Madrid del Gobierno regional, que fuentes de la dirección general mencionada lo justifican por «razones de seguridad».
Prioritariamente tardorromano, el yacimiento se esparce por cuatro núcleos de una parcela de 2,5 hectáreas situada a las afueras de Arroyomolinos. Es un predio baldío, en forma de trapecio, ocupado entre 1956 y 1990 por una vaquería, demolida en 2007. La instalación ganadera fue asentada sobre una solera de cemento bajo la cual quedó desmochado el monumento funerario ahora descubierto. El hallazgo incluye, además de los restos humanos, muretes domésticos de piedra y senderos, así como materiales cerámicos, terrasigilatas y fragmentos de ajuares de una secuencia anterior, hacia el periodo alto-imperial en torno al siglo I; y su evolución hacia las etapas visigoda, islámica y altomedieval, una alquería del siglo XIII.
El predio, sondeado y catado arqueológicamente a partir del mes de febrero, se hallaba en espera de la edificación de un gran centro comercial por parte de la inmobiliaria Lualca, que lo adquirió. La adquisición incluyó en torno al 10% de la extensión parcelaria en cesiones municipales, por las que el Consistorio ha percibido una suma de 350.000 euros, en vez de 750.000, a cambio de que la inmobiliaria construya una pasarela en un parque fluvial contiguo, según denuncia Juan Carlos García, de la oposición municipal socialista.
La inmobiliaria fue reiteradamente consultada al respecto por este diario, sin obtener su versión sobre el hecho. El Grupo Municipal Socialista achaca al alcalde, Juan Velarde Blanco, del PP, el ocultamiento de información sobre el yacimiento. Velarde no pudo ser localizado ni ayer ni anteayer desde este diario. Sin embargo, un portavoz municipal dijo que el asunto «está en manos de la Comunidad de Madrid, que tiene competencias sobre los descubrimientos arqueológicos» y que «la oposición fue informada el pasado 24 de febrero».
Las catas y sondeos preceptivos a todo desarrollo en una zona de protección arqueológica de nivel B, como la que alberga los descubrimientos, revelaron la magnitud del hallazgo considerado «extraordinario» por Inmaculada Rus, arqueóloga que supervisa la excavación a cargo de la Comunidad de Madrid, y por el también arqueólogo Nicolás Benet. Sólo en Mérida y en el área de Tarragona se conocen túmulos y sarcófagos semejantes. Distintos rasgos informan de la existencia de una presumiblemente cercana trama urbana, una villa señorial, de amplias proporciones. Pero lo más singular del hallazgo se encuentra en el centro del yacimiento, un recinto rectangular pétreo que circunda una fosa de 1,80 metros de profundidad, aproximadamente, que alberga en su interior un túmulo abovedado que contiene dos sarcófagos de plomo, uno bajo una gran losa de piedra y el otro, emparedado dentro de una cámara lateral, según confirma Belén García de Andoaín, subdirectora general de Patrimonio Histórico Artístico de la Comunidad de Madrid.
La cámara contigua a los dos mausoleos formaba parte de los ritos funerarios de Roma. En ella se solía introducir hidromiel, que impregnaba su interior, donde, junto al cadáver, con sus atributos, fíbulas, cinturones, collares o diademas, se colocaba una muestra de banquete postrero.
Encima de este sarcófago han sido hallados restos de hasta siete cuerpos humanos, procedentes de otros enterramientos ulteriores, dentro de la misma etapa. El sarcófago más pequeño, en esta ocasión colocado de forma vertical en el muro, podría pertenecer a un niño. En el perímetro de los dos mausoleos se encuentran dos pilares que jalonaban un atrio o nártex hoy desaparecido. Las autoridades han sido ya informadas para que protejan el yacimiento.
Rafael Fraguas | Arroyomolinos (Madrid) www.elpais.com 12/07/2008
Un testigo histórico de la presencia de Roma
El doble mausoleo recién hallado, sin precedente en Madrid, confiere al yacimiento su importancia como documento histórico único. En la excavación de Arroyomolinos, coordinada por Luis Hernández y Lidia Vírseda, y del que forma parte el experto en arqueología tardorromana Alfonso Vigil, se han podido medir las magnitudes del monumento funerario, cuya envergadura demanda una especial delicadeza para averiguar qué es lo que contienen los ataúdes emplomados que permanecen en su fondo y a un lado sin abrir, explica la arqueóloga Inmaculada Rus.
Hay tres posibles desarrollos: extraer todo el conjunto que alberga los sarcófagos y trasladarlo a un museo; sacarlo y desplazarlo al parque fluvial contiguo, a unos 200 metros, para contextualizarlo en su ámbito y allí exhibirlo al público, y la tercera posibilidad, dejarlo sobre el terreno.
En todo caso, explica el arqueólogo Nicolás Benet, «las tareas de aproximación a los ataúdes son muy complejas por el tonelaje que soportan, que dificulta sobremanera su apertura y extracción».
La Miaccum legendaria
El reciente descubrimiento, por su entidad arqueológica, ha desatado nuevas especulaciones sobre el emplazamiento, todavía desconocido, de la legendaria Miaccum, la villa sobre la cual se cree que comenzó el poblamiento romano de Madrid.
En principio, y por homofonía, su enclave se situaba junto al arroyo Meaques, que surca la Casa de Campo; posteriormente, se creyó que estuvo bajo la antigua prisión de Carabanchel, en un área con muchos restos de villas y alquerías romanas; ahora, Arroyomolinos recoge el testigo, porque su alfoz parece reunir los requisitos que se atribuyen a un gran poblamiento romano: contigüidad de un río, el Combos; excelentes comunicaciones; benignidad del clima; riqueza de sus campos cerealeros e incesante habitación de sus vaguadas.
La confusión sobre Miaccum, entre otras razones, surge porque en los itinerarios de Antonino, de corte fiscal más que geográfico, referidos a la península Ibérica, se emplearon unidades variables e irregulares, lo cual complica grandemente la posterior localización de sus hitos.
Arroyomolinos fue el lugar de nacimiento de Juana Enríquez, madre de Fernando el Católico. En su origen se denominó Chozas del Arroyo, nombre que sugiere un poblamiento muy antiguo.