Lugo http://elprogreso.galiciae.com 11/06/2010

El Arde Lucus está a la vuelta de la esquina y El Progreso de Lugo y la empresa Comarcal 122 han puesto en marcha una promoción que facilitará a los lucenses la transformación en los antepasados romanos. La promoción permite conseguir una túnica y una toga palmata por treinta euros, si se presentan los tres cupones que el diario publicará este viernes, sábado y domingo.

El Progreso incluirá cada uno de estos tres días una página promocional en la que aparece un cupón equivalente a diez áureos. La suma de 30 áureos más los treinta euros dará opción a hacerse con uno de estos conjuntos, que permiten una caracterización completa para hombres, mujeres, niños y niñas.

Las túnicas y togas palmatas han de adquirirse, una vez reunidos los cupones, en la tienda Una de Romanos, situada en el número 25 del Campos Castelo. Las entregas se harán de lunes a sábado, de 12.00 a 14.00 horas; y de 17.00 a 20.00 horas.

La promoción persigue que los lucenses que todavía no cuentan con un atuendo de acuerdo al espíritu de la fiesta puedan participar en el Arde Lucus vistiendo un conjunto que representa la esencia de la moda romana.

Moda
La toga y túnica palmata que se ofrecen en la promoción deben su nombre a la ornamentación vegetal con que se adornan los tejidos, que en la época romana se realizaban con bordados en oro en muchas ocasiones. Los conjuntos que se pueden conseguir en este lanzamiento exclusivo para los lectores de El Progreso constituyen la vestimenta reservada para los eventos sociales, especialmente en el caso de los militares, que en tiempos de paz usaban la túnica y toga palmata.

Teté Latas y María Lamela, responsables de la tienda Una de Romanos, han profundizado en la moda y complementos de la época romana y conocen a fondo lo múltiples atuendos y ornamentación de sus piezas.

Teté Latas explica que, en lo que respecta a la ropa interior, los hombres usaban femoralia, una especie de pantalón hasta la rodilla, y las mujeres se ajustaban una banda sobre el pecho, el ‘strophium’, que precedería a los actuales sujetadores. También tenían preocupación por contener y estilizar el abdomen, para lo que usaban otra banda sobre esta parte del cuerpo.

Las mujeres colocaban estas piezas a veces sobre una camisilla. Sin embargo, no se utilizó hasta tiempos más modernos el ‘subligaculum’, equivalente a la braga femenina, que aparece en mosaicos del siglo IV d.C.

Por encima, las mujeres usaban el quitón, cuyo patrón es la esencia de la simplicidad. «Son dos telas sujetas por los hombros, que ya llevaban los griegos», cuenta Teté Latas. Las dos partes se cosían o, simplemente, se prendían con una fíbula, especie de broche. El hombre utilizaba la túnica, con un patrón semejante.

Sobre el quitón las mujeres portaban la ‘stola’, larga hasta los tobillos, y sobre ella, la ‘palla’, una especie de manto que las cubría. Las convenciones sociales obligaban a las mujeres vírgenes a llevar el brazo derecho tapado.

Los hombres portaban toga. «El ciudadano romano se llamaba togatus, y esta prenda no podían llevarla extranjeros ni esclavos», explica Teté. Debía tener un largo equivalente a tres veces la estatura de la persona y era de lana tejida. Para colocarla, «se dejaba el brazo derecho al descubierto», aclara.

A las mujeres se les prohibió el uso de la toga a partir del siglo II antes de Cristo, momento desde el que su uso las asociaba con el ejercicio de la prostitución.

La vestimenta masculina contaba con muchísimos complementos en el caso de los militares y legionarios. De los galos tomaron las pesadas cotas de malla, pero muy romanos eran los escudos para determinadas partes del cuerpo, realizados en cuero o metal. Las ‘laminata’ se hacían, como su nombre indica, con láminas superpuestas, y cubría sobre todo los brazos. La ‘musculata’ se colocaba sobre el torso y simula tener los músculos esculpidos.

Las piernas se protegían con las grebas, especie de espinilleras como las que usan los futbolistas, pero, de nuevo, en cuero o metal. Estos y otros atuendos y complementos pueden verse en Una de Romanos, donde se recoge la promoción de El Progreso.

* Lino y lana, los más utilizados. En cuanto a los materiales, los romanas usaban fundamentalmente el lino o la lana, pero también ortiga, cáñamo y más tarde, algodón. La seda empezó a usarse a partir del siglo I antes de Cristo, cuando la dinastía Han abrió la puerta al comercio de esta tela con el continente asiático.
* Tintes. Los colores eran muy indicativos de la posición social del portador, pues teñir los tejidos era entonces un proceso muy costoso. El color rojo —que se conseguía con un parásito de la encina— estaba reservado para los muy ricos.