Celia Herrera | Mérida www.hoy.es 04/02/2007

La investigadora Juana Márquez, experta en el mundo funerario romano, acaba de publicar el libro ‘Los Columbarios. Arquitectura y Paisaje Funerario’.

Celia Herrera | Mérida www.hoy.es 04/02/2007

La investigadora Juana Márquez, experta en el mundo funerario romano, acaba de publicar el libro ‘Los Columbarios. Arquitectura y Paisaje Funerario’.

Juana Márquez trabaja desde 1990 en el yacimiento arqueológico de Mérida, en el que se ha ido especializando en los temas relacionados con el mundo funerario de época romana. Ahora acaba de publicar un libro sobre el área de Los Columbarios.

-¿Recuerda cuál fue su primer trabajo como arqueóloga?

-Mi primera intervención arqueológica fue en un solar muy pequeño situado en la barriada de Santa Catalina. La recuerdo muy bien porque fue la primera. Luego hice otra excavación en La Rambla, y después pasé a la excavación de Morerías.

-Supongo que, con su profesión, será una suerte poder trabajar en una ciudad como Mérida, que es toda un yacimiento.

-Sí. Yo soy arqueóloga de vocación, de esas que soñaba con serlo desde pequeña, y luego he tenido la suerte de poder trabajar en Mérida. Esto es un paraíso para los que nos gusta la arqueología por la propia infraestructura que se ha montado y porque el día a día genera mucha demanda de arqueólogos. La arqueología no es una carrera que tenga muchas salidas, y además las ideas románticas que se tiene sobre este trabajo distan mucho de la realidad. Lo cierto es que, incluso en Mérida, somos pocos arqueólogos los que de vivimos de esto, y muchas veces es cuestión de estar en el sitio adecuado y en el momento justo.

Un referente

-Y ahora es una de las mayores expertas en la zona arqueológica de Los Columbarios, sobre la que ha escrito su libro.

-Yo vengo trabajando con excavaciones en este solar desde 1997. De hecho, la primera zanja que se abrió fue para hacer una zona de drenaje que evitara unos problemas de filtraciones de agua que pudieran perjudicar al yacimiento. Se puede decir que Columbarios es un paraíso, un hito para los que trabajamos en la arqueología del mundo funerario. Anteriormente a empezar la primera excavación, yo ya investigaba para mi tesis doctoral sobre temas de religión y ritos funerarios. Cuando empecé a excavar, también realicé un trabajo de documentación de todo lo que se había hecho en esta zona y, a partir de ahí, los Columbarios han sido un referente para mí. La realización del libro fue gracias a una beca de la Asamblea, concedida para que pudiera realizar el trabajo de investigación y terminar mi tesis, que va a versar sobre las exequias en Augusta Emerita y la evolución del paisaje.

-Supongo que si el tema funerario influía en el paisaje urbanístico de la ciudad romana, es que el mundo de la muerte tenía una gran presencia en la vida de sus habitantes.

-El tema de la muerte ocupaba parte de la vida de los romanos, y en el ámbito arqueológico, gran parte del material que se encuentra procede del ámbito funerario. Ello también se debe a que los enterramientos se realizaban fuera de la ciudad, y ello ha permitido su mejor conservación. De hecho, las piezas de cerámica más completas se encuentran en el ámbito funerario.

-¿Era muy extensa el área funeraria? Porque en los últimos años están apareciendo gran número de zonas dedicadas a enterramientos.

-Esta multitud de descubrimientos es una cuestión coyuntural, derivada de que la ciudad está creciendo hacia las afueras, justo donde están los enterramientos romanos.

Terminó como vertedero

-Al igual que somos herederos de la cultura romana, ¿nuestros ritos funerarios también se parecen?

-Las manifestaciones externas han cambiado, pero no el concepto. Ahora vas a un funeral y la mitad de las cosas que se hacen quizás no las entiendes, porque forman parte de unos ritos que se van repitiendo. Los romanos tenían una necesidad del más allá, igual que ahora, aunque las manifestaciones sean distintas porque también se ha producido una ruptura de las tradiciones paganas con el cristianismo. Sin embargo, hay cosas parecidas, como los cortejos funerarios, o el Día de los Difuntos, que ellos celebraban en febrero. De todos modos, ellos celebraban más festividades relacionadas con los muertos que nosotros porque, según sus creencias, los difuntos pasaban a convertirse en unos dioses menores, protectores de la familia.

-¿Cuál es una de las principales conclusiones de su investigación en Los Columbarios?

-Una de las cosas importantes es que se puede intuir que hay una evolución en la ocupación de los espacios. Este área funeraria no fue siempre como lo vemos ahora. Primero hubo unos enterramientos, de la época casi fundacional, y luego se fueron monumentalizando los edificios. Después se produjo una reutilización del espacio, que se fue cubriendo con un vertedero, primero de vertidos domésticos y, en un segundo nivel, con un vertedero más potente, como escombrera, aunque no sabemos qué obra importante fue la que obligó a utilizar este espacio como vertedero. Pero, gracias a ello, se han conservado los Columbarios, porque de otros edificios funerarios sólo quedan los cimientos.

-Tras pasar tanto tiempo investigando los sepulcros de Los Columbarios, ¿ha llegado a conocer cómo eran sus antiguos ocupantes?

-Conociendo sus tumbas, de alguna manera se conoce a los que allí fueron enterrados. Conoces una parte de su mentalidad, sus útiles domésticos, cómo evolucionaron, y la composición de esas familias. Lo curioso es que las únicas inhumaciones que existen en esta zona son de niños menores de tres meses, porque en aquella época no se podían quemar a los infantes a los que todavía no les habían salido los dientes.

-Como investigadora, ¿qué incógnita le gustaría poder despejar?

-Muchas cosas, por pedir que no quede. Me gustaría poder llegar a conocer de verdad el mundo funerario emeritense, en el que todavía existen muchos tópicos e interrogantes que me gustaría solucionar. Me gustaría saber qué pasó con los enterramientos de lactantes, que a partir de una época ya no aparecen a pesar de que la ley romana establecía que sus cuerpos no podían incinerarse ¿Es que existe una zona de enterramientos reservada para ellos que aún no hemos encontrado, o es que los incineraban a pesar de todo? Quizás es que en Mérida, por las características de su población, terminaron surgiendo con el tiempo unas costumbres distintas…

EL LIBRO
Edición: ‘Los Columbarios. Arquitectura y Paisaje Funerario’ es el segundo número de la colección ‘Ataecina’, que financia la Asamblea de Extremadura y promociona el Instituto de Arqueología.

Futuro: Los próximos números de la serie estarán dedicados al Arco de Trajano y al arqueólogo García Bellido y sus trabajos en Extremadura.