De grandes dimensiones y con una capacidad para 30.000 espectadores, los vestigios del circo de Augusta Emerita todavía se pueden contemplar

Noelia Gómez www.elespanol.com 15/02/2024

En el Imperio romanoel pueblo disfrutaba en su tiempo libre de los espectáculos públicos que se ofrecían en el circo, el teatro o el anfiteatro. El más grande de todos ellos eran las carreras de carros, más importantes incluso que los combates de gladiadores o las venationes (cazas de animales). No se trataba de un simple deporte, sino de un producto diseñado para el disfrute de las masas y ejecutado por profesionales. Desde la Ciudad Eterna se expandió por todo el territorio controlado por la Urbs.

Muchos vestigios de los circos en los que se celebraron estas carreras han sobrevivido hasta la actualidad, y algunos se encuentran en lo que antaño fue Hispania. Uno de ellos en concreto está considerado como uno de los más importantes de la historia del Imperio romano.

El circo romano mejor conservado de Hispania

¿Cuál es el circo romano mejor conservado del mundo? Sin duda, el Circo Máximo de Roma fue el más grande con unas dimensiones de 621 metros de longitud y 118 metros de anchura y una capacidad de más de 150.000 espectadores. Sin embargo, algunos de estos edificios construidos en Hispania, aunque más humildes, no se quedaron atrás en espectacularidad. Ese es el caso del circo romano de Mérida.

Cabe destacar la importancia que tenían los circos en el Imperio romano. De hecho, los circos eran una de las instalaciones más importantes de las ciudades romanas. Junto con el teatro y el anfiteatro, formaba la trilogía de grandes instalaciones destinadas a divertir al pueblo. Los circos romanos estaban inspirados en los hipódromos y estadios griegos, pero eran de medidas mucho mayores ya que estaban destinados a carreras, espectáculos y representaciones que conmemoraban los acontecimientos del Imperio.

Otra imagen del circo romano de Mérida.

Otra imagen del circo romano de Mérida. Wikimedia Commons

Entre los circos romanos más destacados de Hispania se encuentran los de Mérida, Tarraco, Calahorra, Toledo, Segóbriga o Alhambra (Ciudad Real). En cualquier caso, el de la antigua Augusta Emerita es el mejor conservado de la Península Ibérica.

Tal y como indican desde Turismo de Mérida: «Es uno de los circos mejor conservados del Imperio y, también, uno de los más grandiosos. Sus dimensiones lo certifican, 403 metros de largo por 96,5 de anchura, al igual que su cabida, que pudo ser de hasta treinta mil espectadores».

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Edificado en tiempo de la dinastía Julio-Claudia, en el siglo I d.C. —su construcción comenzó hacia 20-30 y se terminó en 50-60— tuvo varias ampliaciones y restauraciones, siendo la última constatada del siglo IV d.C. mediante una inscripción que testimonia los trabajos emprendidos por los sucesores de Constantino el Grande. Unas evidencias arquitectónicas que demuestran que este espectáculo aún tenía una masa ferviente entre los habitantes de la ciudad y sus alrededores en un momento tan tardío.

Debido a sus dimensiones, el circo se construyó fuera del perímetro amurallado de la ciudad, junto a una de las principales vías de acceso, la calzada que se dirigía a Caesaraugusta (Zaragoza) y Corduba (Córdoba). El edificio aprovechó la suave pendiente que el cerro de San Albín presenta antes de llegar a orillas del Albarregas. Forma un valle artificial drenado por atarjeas que, en la Antigüedad, evitaban que se inundase. Algunas zonas quedaron sin acondicionar por ser de escasa
visibilidad para seguir las carreras.

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La planta del circo es la de un rectángulo uno de cuyos extremos, el suroriental, concluye en semicírculo. En él se ubicaba la puerta por la que salían los aurigas vencedores (porta pompae). El extremo noroccidental, el más cercano al centro de interpretación de este monumento, era rectilíneo, con los ángulos redondeados. En él se ubicaban las jaulas de salida de los carros (carceres). Es posible que el circo se usase también como pista de entrenamiento para caballos y aurigas lusitanos que alcanzaron gran fama en Roma

Los lados longitudinales estaban ocupados por las gradas, que debieron de estructurarse de igual manera que las del teatro y estaban separadas de la arena por un podio. En el eje de uno de esos lados se ubicaba la tribuna, desde donde disfrutaba del espectáculo su patrocinador; en el mismo sitio, pero en lado opuesto, se encontraba la tribuna de los jueces. La arena estaba longitudinalmente recorrida en su centro por un muro sobreelevado, la spina. Los grandes huecos que se pueden observar en la actualidad recuerdan que estuvo decorada con obeliscos y estatuas colosales.

FUENTE: www.elespanol.com