Celia Herrera | Mérida www.hoy.es 25/01/2006
El Instituto de Arqueología coordinará las campañas que se llevarán a cabo durante el 2006, 2007 y 2008 Participarán investigadores de Italia, Alemania, de universidades nacionales y del Museo Romano.
Uno de los emblemas del pasado romano en Hispania, el Teatro y Anfiteatro Romanos de Mérida, volverá a ser excavado, pero esta vez con medios y tecnología punta del siglo XXI: sistemas de información geográfica, localización por satélite GPS, scan-láser y programas informáticos.
Este proyecto de investigación, de «una gran carga simbólica», como describe el director general de Patrimonio, Francisco Pérez Urban, es por el momento el más importante que se va a llevar a cabo en la región. Convertirá a Mérida en un referente arqueológico a nivel nacional e internacional, según indica.
La propuesta, que cuenta con el apoyo del Plan Regional de Investigación de la Junta, ha sido elaborada por el Instituto de Arqueología dentro de su línea de investigación ‘Arqueología de la Arquitectura’.
El proyecto dispone de un presupuesto inicial de 240.000 euros, la mitad de los cuales son aportados por el Consorcio de la Ciudad Monumental y el resto por las distintas instituciones que participan en el proyecto.
En esta investigación, liderada por el Instituto de Arqueología, participarán los principales estudiosos especializados en este campo: Manuel Bendala y Rosalía Durán, de la Universidad Autónoma de Madrid; Oliva Rodríguez, de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla; Carlo Brianchini, Carlo Inglese y Mario Docci, de la Facultad de la Arquitectura de la Sapienza de Roma;Walter Trillmich, del Instituto de Arqueología de Alemania; José Luis de la Barrera, del Museo Nacional de Arte Romano; y Pedro Mateos, como director principal, responsable además del Instituto de Arqueología.
El director general de Patrimonio se muestra muy orgulloso de lo conseguido hasta ahora por el Instituto de Arqueología, que se creó hace tres años en Extremadura y que está llevando a cabo proyectos en todo el país e incluso en Nueva York.
«El Instituto ha pasado una etapa de consolidación necesaria, pero desde el principio ha tenido claros cuáles eran sus objetivos: investigar desde Extremadura, pero para todo el mundo», resalta.
La excavación
La excavación se realizará en tres campañas durante los años 2006, 2007, y 2008, de cuatro meses cada una (septiembre, octubre, noviembre y diciembre), siempre después de que haya terminado el Festival de Teatro Clásico.
En ella participarán dos arqueólogos (uno de los cuales será el ex-coordinador de Excavaciones de Mérida, Miguel Alba), 12 peones especializados, un topógrafo, un dibujante y un ayudante de investigación.
La investigadora Rocío Ayerbe, del Consorcio Monumental, se encargará en los próximos meses de buscar y recopilar toda la documentación, fotografías, láminas, planimetrías, estudios y documentos que existan sobre el Teatro y Anfiteatro Romanos.
Las excavaciones proyectadas incluyen zonas que están todavía sin excavar y otras que se excavaron en el pasado, pero con peores medios y técnicas, por lo que se espera obtener ahora mucha más información.
En el Teatro Romano, por ejemplo, uno de los puntos más importantes de la excavación será la escena, en cuyo interior se espera encontrar dos salas de máquinas para todo el aparataje técnico de las representaciones teatrales, como la subida y bajada del telón.
También se excavará el frente escénico y dos estancias aledañas que comunican con el graderío, cuya función sería similar a las de las actuales salas de espera VIP, en las que aguardarían el comienzo de la representación los espectadores que hubieran comprado entrada para la orchestra.
Otra zona en la que se intervendrá durante la actuación será el peristilo, del que no se sabe en qué fecha se construyó ni si su actual fisonomía responde a una restauración adecuada.
Sobre el Anfiteatro y su construcción existen aún bastantes dudas, ya que se baraja la posibilidad de que el graderío del edificio fuera levantado en época bastante posterior. En este monumento se excavarán las estancias interiores de la arena, donde podrían encontrarse unos altares dedicados a la diosa Némesis, las puertas vinculadas a la muralla y los cimientos del graderío.
Los objetivos
Entre los objetivos fundamentales de esta intervención destaca el poder conocer la funcionalidad de los distintos espacios, la cronología real de los edificios, la fisonomía original de los monumentos y la relación de los edificios con su entorno, ya que se cree que pudieron ser construidos inicialmente fuera de la muralla de la ciudad. Por eso, su posterior inclusión en la ciudad configuraría un nuevo proyecto urbanístico alrededor bien distinto del que diseñaría originalmente Augusto, lo que significaría un hallazgo muy importante en la historia de la ciudad romana, según explica Pedro Mateos.
Cuando termine el proceso de excavación, se realizará un estudio estratigráfico de los dos edificios utilizando unos programas informáticos de restitución fotográfica, de forma que será posible hacer un recorrido de abajo a arriba de los monumentos sabiendo cómo eran en cada momento, desde su construcción original hasta después de sus sucesivas modificaciones.
El Instituto de Arqueología se encargará de realizar el estudio del Teatro Romano, y los investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid harán los del Anfiteatro.
El proyecto incluye además una reconstrucción virtual en tres dimensiones de los dos edificios, similar a la que se ha hecho con el Coliseum de Roma, en la que se ha utilizado la técnica del scan-láser para crear volúmenes.
Buscando el tesoro de oro
La primera excavación del Teatro Romano de la que se tiene noticia fue realizada en septiembre de 1597, según señala el investigador del Museo Romano José Luis de la Barrera, que participará en este proyecto como experto en elementos decorativos y relieves.
De la Barrera recuerda que en aquella época se empezó a extender como la pólvora el rumor de que existía un tesoro escondido bajo uno de los vomitorios o galerías del teatro, cuando el yacimiento no era más que un erial. «La noticia tuvo tanto alcance que el Ayuntamiento de la época se vio forzado a intervenir de forma oficial para poner coto a las excavaciones clandestinas que estaban realizando algunos particulares», relata en ‘Las Estampas de la Mérida de Ayer’.
La primera excavación oficial no se realizó hasta septiembre de 1910, con 15 obreros, un capataz y José Ramón Mélida como director de la excavación. Los trabajos duraron tres meses y costaron 6.000 pesetas.