Luis Cadenas | Palencia www.tribuna.net 23/04/2009
La Villa Romana de La Olmeda ve la luz.
Mucho más que una ventana abierta al pasado, La Olmeda es un tesoro artístico e histórico que podría servir de modelo para otros yacimientos romanos en Salamanca y otras provincias, un buen espejo que demuestra que la divulgación no sólo es necesaria sino una inversión de futuro.
Una pequeña pieza que apenas es más grande que la uña de un dedo. Luego otra, casi del mismo tamaño. Y otra, así hasta miles de pequeñas imágenes cortadas, seccionadas, como piezas de un inmenso puzle que de forma caótica se acumulan y no dejan ver lo que encierran en conjunto hasta que se ve desde la distancia.
Es un mosaico romano, una de las técnicas de decoración más usadas en la Antigüedad y que convirtieron el suelo de La Olmeda, en Palencia, en un museo al aire libre una vez Javier Cortés Álvarez de Miranda, un agricultor de la localidad de Saldaña, los descubrió para el mundo. Y su tesoro personal, celosamente guardado hasta hace bien poco, ya es patrimonio de todos y han convertido los restos arqueológicos de la Villa Romana de La Olmeda en un modelo a seguir para el futuro, para otros lugares y yacimientos del pasado que jalonan toda Castilla y León.
Sobre los cimientos y suelos romanos abiertos en un gran descampado se levantó durante tres años un nuevo edificio que es todo aire y cristal, luz y espacio, lo necesario para que el turismo pueda pulular sin paredes ni añadidos que molesten a la vista, para que toda la estructura permita coger una idea al visitante de lo que fue aquella villa. Un ejemplo: en apenas una semana de apertura al público recibió 14.600 visitas, lo que da idea de su poder de atracción, de cómo el turismo cultural asociado al mundo romano es una veta casi inagotable. Y la proyección no se ha detenido ni por un momento.
El día de su inauguración, el pasado 3 de abril, el agradecido presidente de la Diputación de Palencia, Enrique Martín, aseguró que La Olmeda va a ser en breve “un importante polo de atracción cultural y turística para la Comunidad”.“El yacimiento arqueológico tiene la categoría suficiente para ello”, sostuvo, al tiempo que recordó que se trata, según los expertos, de uno de los hallazgos “más importantes del mundo en la época del Bajo Imperio romano”. El presidente provincial dijo sentirse satisfecho de que después de tres años y medio de cierre la villa esté terminada “lo que supone un sueño realizado” tras una inversión de nueve millones de euros.
Entre los gastos, y entre los fans del mundo romano, puede hacerse una visita virtual a la villa en http://proyectodigital.com y desde allí acceder a la visita a La Olmeda. El nuevo edificio que da atractivo es una acomodación perfecta entre el entorno y la funcionalidad. Si el gran museo que acoge Mérida es puro ladrillo, el elemento constructivo preferido de los romanos, en el caso de La Olmeda es una gran cubierta moderna que se integra sin problemas con los ocres de la tierra. Las instalaciones de la villa romana de La Olmeda presentan un muro perimetral de hormigón, cristal y acero que cortan una bóveda romboidal que cubre los cerca de 5.000 metros que posee en superficie y una altura de once metros.
Las distintas naves interiores tienen 22 metros entre pilares y 70 metros de longitud. Los mosaicos, a través de una pasarela metálica rematada con madera y vidrio de seguridad, pueden ser observados con una luz tenue adecuada a la vista que se logra a través de paneles de policarbonato. Una cafetería-restaurante, una tienda, aseos, salón de actos, oficinas y talleres de trabajo de la excavación y almacenaje de maquinaria completarán la instalación turística. El recinto, cuyo proyecto museístico ultima la Fundación del Patrimonio Histórico, se completa con unas termas abiertas en 2004 pero aún en proceso de excavación.
José Antonio Abasolo, catedrático de Arqueología de la Universidad de Valladolid y director científico de La Olmeda desde hace 20 años, indicó que se trata de uno de los yacimientos más importantes de Europa en el Bajo Imperio romano: “Su dueño era un aristócrata terrateniente de la clase social más elevada y el mosaico principal, el de Aquiles en Eskiros, tiene una categoría suprema y es equiparable a las pinturas de las ruinas de Pompeya”.
Una consulta a los textos divulgativos delatan que La Olmeda se conformó como una explotación agraria formada por diversas edificaciones diferenciadas en dos partes: la villa propiamente dicha y los baños con los que se comunica por un gran pasillo. La fachada principal se abría al sur, con una galería porticada enmarcada por dos torres octogonales.
En el interior la villa se dispone en torno a un patio central como en el modelo canónico romano, en cuyo derredor, comunicadas por un amplio peristilo, se distribuyen las habitaciones. Se conservan numerosas habitaciones, entre las que se destaca el ‘oecus’ al este, que tiene los mejores mosaicos. En la zona de los baños, al oeste, se conservan el ‘apoditerium’ y el ‘frigidarium’.
Pero son los mosaicos lo que marca la diferencia, y lo que mejor ha llegado hasta nosotros: varias de las habitaciones aparecen pavimentadas con mosaicos de variados motivos geométricos. Destaca el mosaico del ‘oecus’, en el que se representa la escena de Aquiles en Skyros, en el momento que es descubierto por Ulises.
Si bien la cronología del asentamiento romano se remonta al siglo I antes de Cristo, la construcción que conocemos data del siglo IV siendo abandonada en la segunda mitad del siglo V, lo que da idea de su utilidad por la longevidad.
La Olmeda está cerca de Saldaña, y se llega por un desvío de la CL-615. El horario de visitas al museo es de 10.30 a 18.30 de martes a domingo a un precio de 5 euros la general y 3 para grupos de diez personas o más.
También en Salamanca
Pero Palencia no es la única en tener restos romanos. Toda la región está llena de vestigios de su pasado latino, imperial, desde la propia ciudad de León, surgida de la Legio VII Gémina y la propia Salamanca, atravesada por la antigua calzada romana que en su día quedaba cuarteada por fuertes o asentamientos romanos. La Vía de la Plata, en las partes en las que no ha sido sepultada por carreteras y autovías, puede seguirse si se levantara algo de tierra y se hiciera el despeje.
En la Sierra de Francia se descubrió hace apenas un lustro una de las primeras villas romanas conocidas, dedicada casi a ser centro neurálgico del cultivo del olivo y la vidas en los siglos I y II, en plena época dorada del Imperio Romano. Su hundimiento se produjo unos doscientos años después, pero conservaron restos de salas para banquetes, recepción, molinos, tinajas y almacenes. En aquel caso fue el profesor de la Universidad de Salamanca Enrique Ariño Gil el encargado de descubrir unos restos que ahora parecen mirar hacia La Olmeda como ejemplo y espejo.