EFE | Roma 02/11/2009

Los visitantes del Área Arqueológica del Palatino de Roma podrán disfrutar desde ahora de una vista inédita del Coliseo desde la «Viña Barberini», una terraza artificial, hasta el momento cerrada al público, donde se encuentran restos tan importantes como el Templo al Sol o el comedor giratorio de Nerón.

La zona, una explanada verde de 150 por 110 metros situada tras los muros de la iglesia de San Sebastián, se encuentra en el lado nordeste de la colina Palatina, que mira al Coliseo.

Desde el siglo XVII fue parte de la finca que la familia Barberini tuvo en este lugar, y los arqueólogos llevan más de veinte años excavando en ella.

Tanto en la campaña de 1985 y 1997 -tras la que se decidió volver a enterrar el área para preservar su aspecto campestre- como en la realizada en los últimos meses, se han realizado importantes descubrimientos.

Entre ellos cabe citar el podio del Templo del Sol Invicto, dedicado por el emperador Heliogábalo alrededor de 220 d.C., que ocupa buena parte del nuevo parque.

Este templo fue, en aquel momento, el centro del nuevo culto introducido por el emperador desde Siria, de donde era originario, y para promocionar a la deidad, se introdujeron en su templo los objetos más sagrados de la religión romana: el fuego de Vesta, los escudos sagrados del Templo de Marte y las imágenes de las diosas Cibeles y Paladio.

Además, en uno de sus lados los turistas confluyen con los investigadores, que aún realizan excavaciones en lo que se cree que fue el comedor giratorio que el emperador Nerón colocó en la «Domus Aurea», su impresionante residencia romana.

La sala, de unos 60 metros de diámetro, giraba lentamente día y noche, y estaba adornada por cascadas de flores, según el historiador romano Suetonio.

Al encontrarse en este lugar, en la ladera del Palatino, permitía a los comensales una vista de 360 grados sobre el Foro, el Capitolio, el Celio y el gran estanque artificial que Nerón construyó donde hoy se encuentra el Coliseo.

Una vista espectacular de la que en la Antigüedad sólo disfrutaba el entorno del emperador, pero de la que, a partir de ahora, gozarán todos aquellos que visiten el Palatino.