Edmundo Fayanas Escuer, Nueva Tribuna, 11 de diciembre de 2020

El mundo occidental debe su modelo democrático a la experiencia que desarrollo Pericles en el siglo V a. C. en la ciudad de Atenas. Sin embargo, es difícil encontrar algo del papel que desarrollo su gran amor, Aspasia de Mileto.

Este artículo buscas conocer a Pericles pero también el gran papel que desarrolló Aspasia en todo el proceso ateniense. En mi viaje la zona greco romana de Turquía, visitando Mileto, nuestro guía hablaba de los grandes personajes que había dado esta ciudad, sin embargo, el nombre de Aspasia no fue mencionado. Le pregunte al guía por Aspasia y su sorprendente respuesta fue “es que es mujer”.

Aspasia de Mileto es una de las grandes mujeres que sistemáticamente han sido olvidadas por una sociedad patriarcal, donde el papel de la mujer siempre ha sido olvidado y silenciado de forma obscena. Es labor que los historiadores devolvamos a las mujeres el papel que estas han tenido en la historia.

Pericles nació alrededor del año 495 a. C., en el demo de Colargos, justo al norte de Atenas, aunque no se sabe con total seguridad. Fue hijo de Jantipo, quien, si bien había sido condenado al ostracismo durante los años 485 y 484 a. C. volvió a Atenas para dirigir el contingente ateniense en la victoria griega de la batalla de Micala sobre los persas en el año 479 a. C.

Su madre era Agaristé que formaba parte de la poderosa familia aristocrática de los alcmeónidas, y sus conexiones familiares jugaron un papel crucial en el comienzo de la carrera política de Jantipo. Agaristé era sobrina del prestigioso legislador ateniense Clístenes. Pericles era llamado “el Olímpico”, por su imponente voz y por sus excepcionales dotes de orador.

Pertenecía a la tribu local de Acamantis y sus primeros años fueron silenciosos. Era un joven introvertido que huía de apariciones en público y prefería dedicar su tiempo a los estudios.

La nobleza de su familia y su nivel económico le permitieron proseguir su inclinación hacia los estudios. Aprendió música de los maestros de su tiempo y se considera que fue el primer político en atribuir una gran importancia a la filosofía.

Disfrutó de la compañía de los filósofos Protágoras, Zenón de Elea y Anaxágoras. Este último llegó a convertirse en un buen amigo y le influyó enormemente tanto intelectual mo políticamente toda su vida.

Pericles tuvo una primera esposa pero se desconoce su nombre. La única información de que se dispone es que antes fue la esposa de Hipónico y la madre de Calias, hijo de este primer matrimonio.

Pericles, siguiendo la costumbre ateniense, se casó por segunda vez con una mujer de entre sus familiares más cercanos, con la que tuvo dos hijos: Jantipo y Paralo. Este matrimonio, sin embargo, no era un matrimonio feliz y, en algún momento del año 445 a. C., Pericles se divorció de su mujer y se la ofreció a otro marido, con el acuerdo favorable de sus parientes masculinos más cercanos.

La forma de pensar de Pericles, así como el carisma que tenía en su retórica, podrían haber sido en parte una consecuencia del énfasis filosófico en la calma emocional al enfrentarse a los problemas, y del escepticismo sobre el fenómeno divino. ​ Su calma y autocontrol proverbial también se contemplan como parte de la influencia de Anaxágoras.

Pericles tuvo tanta influencia en la sociedad ateniense que Tucídides, que era un historiador coetáneo, lo denominó como “el primer ciudadano de Atenas”.

Según Plutarco, después de asumir el liderato de Atenas, “no era ya el mismo hombre que era antes, ni tampoco sometido al pueblo ni dispuesto a dejarse llevar por los deseos de la multitud”.

Se dice, que cuando su oponente político, Tucídides, fue preguntado por el rey de Esparta, Arquidamo, ¿quién era mejor luchador, si lo era él o Pericles? Tucídides respondió sin vacilar que Pericles, porque incluso cuando estaba derrotado era capaz de convencer a la audiencia de que había ganado.

En cuestión de carácter, Pericles estaba por encima de cualquier reproche a los ojos de los historiadores antiguos, puesto que “se mantuvo incorruptible, aunque no era indiferente a la idea de ganar dinero”.

Tucídides argumenta que Pericles “no era arrastrado por el pueblo, sino que era él quién los guiaba”. Su juicio no se discute. Algunos críticos del siglo XX proponen que podría haber sido una cara carismática actuando como abogado de las propuestas de sus consejeros, o del propio pueblo.

Durante la Guerra del Peloponeso, la dependencia de Pericles del apoyo popular para gobernar resultó obvia. Este convirtió a la Confederación de Delos en el imperio ateniense, y dirigió a sus compatriotas durante los primeros dos años de la guerra del Peloponeso.

Pericles fomentó las artes y la literatura. Por esta razón, Atenas tiene la reputación de haber sido el centro educacional y cultural de la Antigua Grecia. Comenzó un ambicioso proyecto que llevó a la construcción de la mayoría de las estructuras supervivientes en la Acrópolis de Atenas, incluyendo el Partenón, así como de otros monumentos como los Propileos.

Su programa embelleció la ciudad y sirvió para exhibir su gloria, a la vez que dio empleo a muchos ciudadanos. Pericles defendió hasta tal punto la República griega que algunos de sus críticos le consideran populista. Asimismo, otorgó gran importancia a los dioses, fundamentalmente a Atenea, pero sin olvidar a su pueblo. Dedicó un templo a dicha diosa, además de estar presente en numerosas monedas e incluso, en un frontón.

Fue además rival de Cimón en el año 459 a. C. y jefe del partido republicano. Hizo de Atenas una potencia naval y colonial. Sometió la isla de Eubea en el año 446 a. C., la de Samos en 440 a. C. e hizo tomar parte a Atenas en la guerra del Peloponeso.

Discípulo de Anaxágoras, de Clazómenes y de Zenón de Elea, fue amigo de Fidias y atrajo a Atenas al arquitecto Hipodamo de Mileto, al sofista Protágoras, y al historiador Heródoto. Brillaron en el teatro Sófocles y Eurípides en su época.

Pericles presentó, en la primavera del año 472 a. C., la obra de teatro “Los persas” de Esquilo en las Dionisias, que era una obra privada financiada por Pericles con la finalidad de servir al bien público. Con ello demostraba, que era uno de los hombres más ricos de Atenas.

Simón Hornblower ha argumentado que la elección de esta obra y no otra, que presenta una imagen nostálgica de la famosa victoria de Temístocles en la batalla de Salamina, muestra que el joven político estaba apoyando a Temístocles frente a su oponente político, Cimón, cuya facción había salido victoriosa y había enviado a Temístocles al ostracismo político.

Plutarco dice que Pericles se mantuvo como el principal político en Atenas durante cuarenta años. Según este dato, Pericles debió haber tomado una posición de liderazgo hacia la década del año 460 a. C. Durante estos años luchó por mantener su privacidad y trató de presentarse como modelo para sus conciudadanos. Por ejemplo, a menudo rehuía los banquetes, procurando ser frugal.

Pericles dirigía la acusación contra Cimón, el líder de la facción conservadora en el año 463 a. C, que había sido acusado de negligencia en la defensa de los intereses de Atenas en Macedonia. Cimón fue absuelto, pero esta confrontación demostró que el principal oponente político de Pericles era vulnerable.

Alrededor de los años 462 y 461 a. C., los líderes del partido republicano decidieron que era el momento de intentar tomar el control del Areópago, que era un Consejo tradicional controlado por la aristocracia ateniense, que en tiempos pasados había llegado a ser uno de los cuerpos más poderosos del Estado.

El líder del partido y mentor de Pericles, Efialtes de Atenas, propuso una brusca reducción del poder del Aerópago. La Ekklesía, que era la asamblea ateniense, aceptó la proposición de Efialtes sin demasiada oposición. ​ Esta reforma señaló el comienzo de una nueva era de la República.​

El partido republicano fue gradualmente volviéndose el partido dominante en la política ateniense, y Pericles se mostraba dispuesto a seguir una política republicana de trato igual a los iguales y desigual a los desiguales, para mantener a la gente de su lado.

De acuerdo con Aristóteles, la postura de Pericles se puede explicar por el hecho de que su principal oponente político, Cimón, era rico y generoso, y era capaz de asegurarse el apoyo público mediante la utilización de su fortuna personal.

El historiador Loren J. Samons II argumenta, sin embargo, que Pericles tenía suficientes recursos para poder haber hecho lo mismo si hubiera querido.

El asesinato de Efialtes en el año 461 a. C. preparó el camino para que Pericles consolidara su autoridad. A falta de una oposición fuerte tras la expulsión de Cimón, el indiscutible líder del partido republicano se convirtió en el gobernante de Atenas.

Pericles consiguió eliminar a su gran oponente mediante la utilización del ostracismo en el año 461 a. C. La acusación para ello fue que Cimón había traicionado a la ciudad por haber actuado como un amigo de Esparta. Esta era una acusación que era muy frecuente enarbolar frente a los políticos de la facción conservadora.

Pericles continuó llevando a cabo y promocionando una política republicana con gran carga social. Primero propuso un decreto que permitía a los pobres acudir a ver las obras de teatro sin tener que pagar, siendo el Estado el que cubriría el coste de su admisión.

Mediante otros decretos redujo los requisitos de propiedad necesarios para formar parte del arcontado e introdujo el pago de unas generosas cantidades de dinero para aquellos ciudadanos que sirviesen como jurados en la Helíea que era la corte suprema de Atenas.

Sin embargo, la medida que más controversia creó fue la ley del año 451 a. C., que limitaba la ciudadanía ateniense a aquellos que fuesen nacidos de ciudadanos atenienses por ambos lados.

La aristocracia ateniense estaba muy preocupada por la gran cantidad de matrimonios entre hombres de la aristocracia y mujeres del pueblo llano, incluso con hetarias (Aspasia era una de ellas). A las jóvenes aristócratas atenienses les resultaba cada vez más difícil conseguir un joven aristócrata para el matrimonio y esto preocupaba a las ricas familias de Atenas, pues impedía el desarrollo de políticas de alianzas y de concentración de riquezas y poder a través de los enlaces matrimoniales.

El todopoderoso Pericles, decidió atender estas peticiones de los poderosos de Atenas, mediante la prohibición del matrimonio entre hombres y mujeres de distinta clase social. Pericles estaba casado con una aristócrata ateniense y tenía dos hijos Jantipo y Paralos como ya hemos visto.

Tales medidas impulsaron a los críticos de Pericles, que le veían como el responsable de la degeneración gradual de la república ateniense. Pericles buscaba la expansión y estabilización de todas las instituciones republicanas.

Impulsó una legislación que garantizaba a las clases más bajas el acceso al régimen político y a los oficios públicos, de los cuales habían sido apartados anteriormente debido a sus medios limitados o a su humilde condición.

Pericles creía que era necesario elevar al Demos, en el que veía la fuente del poder ateniense y un elemento crucial en el dominio militar de Atenas. La flota, que era la espina dorsal del poder de Atenas desde los días de Temístocles, estaba compuesta casi en su totalidad por miembros de las clases inferiores. ​

Cimón, por el otro lado, parece que ya había dejado de creer que existiera espacio para la evolución republicana. Estaba seguro que la república había llegado a su punto álgido y las reformas de Pericles llevaban a la instauración de la democracia, degenerando el régimen establecido.

Según Paparrigopoulos, la historia acabó dando la razón a Cimón, puesto que Atenas, a partir de la muerte de Pericles, se hundió en un abismo de turbulencia política y democracia. Paparrigopoulos mantiene que cayó sobre la ciudad una regresión sin precedentes, y que su gloria fue muriendo como resultado de la muerte de Pericles.

Para el historiador, Justin Daniel King, la república benefició al pueblo individualmente, pero hirió al Estado. ​ Otros historiadores como Donald Kagan piensan que las medidas republicanas de Pericles llevadas a efecto supusieron la base de una fuerza política inexpugnable.

Pericles se mantuvo en el poder casi de forma ininterrumpida hasta su muerte en el otoño del año 429 a.C.

Según el historiador Tucídides:

“Pericles, que poseía gran autoridad por su prestigio e inteligencia y era inaccesible manifiestamente al soborno, contenía a la multitud sin quitarle libertad, y la gobernaba en mayor medida que era gobernado por ella; y esto, debido a que no hablaba de acuerdo con su capricho para buscarse influencia por medios indignos, sino que, gracias a su sentido del honor, llegaba a oponerse a la multitud. Así pues, cuando se daba cuenta de que los atenienses ensoberbecidos tenían una confianza injustificada, con sus palabras los contenía, atemorizándolos, y cuando sin razón temían, les devolvía la confianza. Y era aquello oficialmente una democracia; pero, en realidad, un gobierno del primer ciudadano”.

El gobierno de Atenas y la liga de Delos 

Pericles quería estabilizar el dominio de Atenas sobre su alianza y con ello reforzar su preeminencia en Grecia. El proceso a través del cual la Liga de Delos se transformó en el Imperio ateniense, se considera que comenzó bastante antes del tiempo de Pericles, dado que varios aliados en la liga eligieron pagar tributo a Atenas en lugar de aportar hombres para las naves de la flota.

Sin embargo, esta transformación se aceleró y llegó a su conclusión mediante una serie de medidas puestas en práctica por Pericles. Los pasos finales para ese cambio hacia el imperio pudieron haber sido disparadas por la derrota ateniense en Egipto, que amenazó el dominio de la ciudad en el Egeo y llevó a la revuelta de varios aliados, como Mileto y Eritrea.

Atenas transfirió el tesoro de la Alianza de Delos a ciudad en los años 454 y 453 a. C. Para los años 450-449 a. C. las revueltas en Mileto y Eritrea habían sido controladas y Atenas había restaurado su control sobre los aliados.

Alrededor de 447 a. C. Clearco propuso el Decreto de Moneda, que imponía el peso y medida de la moneda de plata ateniense a todos sus aliados. De acuerdo con una de las previsiones más drásticas del decreto, todos los excedentes de la operación de acuñación debía ir a un fondo especial, y todo aquel que propusiese utilizarlo de otro modo podía ser condenado a la pena de muerte.

Fue del tesoro de la alianza de donde Pericles empleo los fondos necesarios para llevar a cabo su ambicioso plan de construcción, centrado en la Acrópolis que incluía los Propíleos, el Partenón y la estatua de oro de Atenea Promacos , esculpida por el escultor Fidias, amigo de Pericles.

Pericles propuso un decreto en el año 449 a. C., que permitía el uso de 9.000 talentos para financiar la reconstrucción masiva de los templos atenienses. La utilización del tesoro de la alianza, iniciada y ejecutada por Pericles, es una de las más grandes apropiaciones de la historia. Esta apropiación financió algunas de las más maravillosas creaciones artísticas del mundo antiguo.

LOS ATAQUES PERSONALES A PERICLES

Pericles y sus allegados no fueron inmunes a los ataques de las facciones rivales, puesto que la preemeniencia en la democracia ateniense no era equivalente a un poder absoluto. Justo antes de que estallara la Guerra del Peloponeso, Pericles y dos de sus socios más cercanos, Fidias y su compañera, Aspasia de Mileto, se enfrentaron a una serie de ataques personales y judiciales.

Fidias, que había estado al cargo de todos los proyectos de construcción fue acusado en primer lugar de la apropiación indebida de oro destinado a la estatua de Atenea y más tarde de ofensa moral.

Esta última se basaba en que al crear la batalla de las amazonas en el escudo de Atenea, dibujó una figura que se parecía a él mismo en la forma de un viejo hombre calvo, y también insertó a alguien que se parecía a Pericles luchando con una Amazona. Los enemigos de Pericles también encontraron un testigo falso en su contra, llamado Menon.

ASPASIA DE MILETO

Nació en torno al año 470 a.C., en la ciudad griega de Mileto, situada en la península de Anatolia, en la actual Turquía. Su nombre significa “la bella bienvenida”. Su padre era Axíoco de familia adinerada, de ahí la excelente educación que recibió.

En las ciudades jonias, tanto los niños como las niñas, iban a la escuela pública y compartían el aprendizaje en un plano de igualdad. Desde joven, leía las obras de los poetas y filósofos, especialmente Pitágoras, de quien aprendió, que el cosmos es número y armonía.

Ya en su adolescencia destacaba por su belleza física, tenía los cabellos rubios y una voz melodiosa y muy expresiva y por su gran inteligencia.

Sofrón, un antiguo arconte griego llegó a Mileto y quedó entusiasmado con la sabiduría de Aspasia. Le habló de Atenas, como la ciudad más adelantada de su tiempo. De las mujeres hetairas, que existían en la ciudad, que tenían un gran poder, vivían con libertad, podían desarrollar sus conocimientos culturales y políticos como lo hacían los hombres.

Alrededor del año 450, es decir, con veinte años, Aspasia partió hacia Atenas. Aprovechando su gran inteligencia y cultura fundó una escuela de filosofía y declamación para jóvenes. De esta forma y en poco tiempo adquirió un gran prestigio y fama en la ciudad. A sus clases aparecieron filósofos tan conocidos como Sócrates, Platón y Euripides.

Aspasia era una artista de la retórica, tanto en el aspecto logográfico como en el aspecto pedagógico. Además de esto, supo rodearse de los más ilustres y reconocidos intelectuales de su época. Contribuyendo de forma activa al florecimiento de la vida cultural en Atenas y consiguió la admiración de los hombres más ilustres. Se dice, que era ella quien escribía los discursos de Pericles.

También destacó como científica y médica. A pesar de que sus obras han desaparecido, otros científicos con Aetius, médico personal del emperador bizantino Justiniano I, escribió una enciclopedia médica a partir de los conocimientos escritos por Aspasia.

La obstetricia, la ginecología y la cirugía fueron sus ámbitos de actuación y de investigación. Fue capaz de detectar y prevenir embarazos de riesgo y desarrolló remedios naturales para el post-parto.

Podemos afirmar, que fue una mujer de excepcional belleza e inteligencia y, que estuvo a la altura de Pericles y Sócrates, aportando grandes conocimientos a la política, la filosofía y la ciencia, aunque la historia no le ha dado el papel que le corresponde por su sabiduría y su hacer.

Aspasia aparece en diversas obras de la literatura moderna. Su historia de amor con Pericles ha inspirado a varios de los más famosos novelistas y poetas de los últimos siglos. Fue muy importante para el movimiento romántico del siglo XIX y para los escritores de novelas históricas del siglo XX.

Ante la fama que iba adquiriendo Aspasia, el propio Pericles decidió acudir a su academia para oírla. Cuando Pericles la conoció se enamoró perdidamente de ella. Pericles tenía cuarenta y cinco años, veinte años más que Aspasia. Se hicieron amantes y rápidamente ella quedó embarazada.

Pericles se divorció de su mujer, e intentó casarse con la hetaira Aspasia. La oposición social ateniense fue muy fuerte, pues significaba incumplir su propia ley matrimonial, que había impuesto en Atenas, por lo que desistió y se llevó a vivir a Aspasia con él pero sin ningún vínculo.

Su gran cultura y su clase baja fueron un problema para Pericles. Pero era tal el papel de Aspasia que Pericles siempre estuvo con ella

Aspasia, que era conocida por su gran capacidad como conversadora y consejera, fue acusada de corromper a las mujeres de Atenas con el fin de satisfacer las perversiones de Pericles. Aspasia era una hetaria que llevaba un burdel.

Aspasia, en esta situación, desempeñaba el papel de compañera de Pericles y de hetaira, (las hetairas eran cortesanas y mujeres de compañía de clase alta que, además de ofrecer belleza exterior, se diferenciaban del resto de mujeres atenienses porque tenían una gran educación, independencia económica y pagaban impuestos), dado que sólo por este status, podía incorporarse a los círculos masculinos de la sociedad ateniense.

Fue maestra de oratoria y logógrafa y tuvo una gran influencia en la vida cultural y política en la Atenas del siglo de Pericles, el de máximo esplendor político y cultural de la ciudad.

Aspasia y Pericles tuvieron un hijo, Pericles el Joven, que más tarde se convertiría en general en la academia militar ateniense, que fue ejecutado tras la batalla de Arginusas.

Aspasia se adaptó muy bien al círculo de amistades de Pericles, allí estaba el sofista Anaxágoras, Sócrates, Pláton, Aristófanes, Jenofonte y Plutarco y muchas mujeres acudían a oírla. Tanto Sócrates como Platón la reconocen como su maestra.

Aspasia organizaba grandes fiestas, como una que tuvo una duración de nueves días y noches a la que asistieron más de tres mil invitados, todo lo más granado de Atenas, que fueron atendidos por más de nueve mil personas. La atracción principal de la fiesta era la presentación de Dionisos y su gran comparsa. Como novedad había una fuente con seis caños y de cada uno de ellos brotaba una clase de vino distinto.

Aspasia era muy criticada, en concreto porque se decía, que Pericles hacía lo que ella decidía. Dos fueron las guerras en las que participaron en su época de gobierno, la guerra de Samos y la guerra del Peloponeso (431-404).

La guerra de Samos, en el año 440 a.C., fue debida a que Samos estaba en guerra con Mileto (la ciudad de Aspasia), que se disputaban el dominio de la ciudad griega de Priene. Mileto acude a Atenas en petición de ayuda. Los atenienses acuerdan, que ambas ciudades detuvieran la guerra y se sometieran a un arbitraje independiente.

Sin embargo, la ciudad de Samos se niega a este arbitraje y entonces Pericles promulgó un Decreto, por el cual envía una expedición militar a Samos. La guerra fue muy dura y ocasionó muchos muertos atenienses. Éstos echaron la culpa a Aspasia de esta guerra, en la que estaba inmersa su ciudad natal, Mileto. Como consecuencia de esta guerra, sufrieron difamaciones personales y se vieron envueltos en procesos judiciales por sus enemigos políticos.

Fue acusada de corromper a las mujeres atenienses para satisfacer las perversiones de Pericles. Fue llevada a juicio por impiedad por el poeta cómico Hermipo como principal acusador. Aspasia tuvo que comparecer ante un tribunal compuesto por 1.500 ciudadanos atenienses para responder ante estas acusaciones.

Estas críticas no doblegaron la actitud de Pericles, si bien tuvo que romper a llorar para proteger a su amada Aspasia cuando fue acusada de corromper a la sociedad de Atenas. Su gran tragedia personal fue la muerte por culpa de la epidemia de su hermana y de sus dos hijos legítimos, tragedia de la que nunca llegó a sobreponerse.

Justo antes de su muerte los atenienses permitieron un cambio en la ley de 451 a. C. que convertía a Pericles el Joven, su hijo con Aspasia, de sangre ateniense solo por parte de su padre, en un ciudadano y un heredero legítimo, una decisión sorprendente teniendo en cuenta que fue el propio Pericles quien propuso en un principio la ley que limitaba la ciudadanía a aquellos que naciesen tanto de padre como de madre ateniense.

Aspasia como personaje central de la esfera cultural de la democracia en Atenas, ejerció un papel esencial en el nacimiento del movimiento de emancipación femenina, a través de sus lecciones a los jóvenes atenienses, que condujeron a la futura intervención de estas mujeres en la vida pública de la ciudad, así como a través de los discursos, que escribió a Pericles, en los que reivindica de un modo discreto, la dignidad de la mujer, alentando a su emancipación.

Esto permite percibir por primera vez, lo femenino en la historia, haciendo de Aspasia la principal representante de otra forma de interpretar la Atenas de Pericles, en la que debe de tenerse en cuenta a la mujer.

La Medea de Eurípides y Lisístrate de Aristófanes nos marca la existencia de este movimiento emancipador de las mujeres atenienses, que afecto a la mayor parte de la población femenina. Esto provocó un fuerte rechazó entre los sectores más conservadores de la sociedad ateniense. Aspasia siempre invitaba a las mujeres a desarrollar, sin complejos de inferioridad, todas sus potencialidades intelectuales, físicas y sexuales.

Plutarco escribió de ella “fue altamente valorada por Pericles debido a que era muy inteligente y astuta en la política. Después de todo, Sócrates la visitaba algunas veces, trayendo consigo a sus discípulos y sus amigos más íntimos traían también a sus esposas para que la escucharan, y ellos a pesar de que Aspasia dirigía un establecimiento ni respetable ni ordenado y educaba a un grupo de muchachas para cortesanas”.

En el año 429 se declaró una epidemia de peste en Atenas y Pericles vio, como sus dos hijos del primer matrimonio, Jantipo y Paralos murieron con una diferencia de cuatro días. Con su moral bajo mínimos, ni siquiera Aspasia consiguió consolar a Pericles quien también sufrió la peste, que le ocasionó la muerte.

En el año 430, un año antes de la muerte de Pericles, los atenienses permitieron modificar la ley del año 451, por lo cual permitía ser ciudadano legítimo al hijo que había tenido con Aspasia. Esta decisión resultó sorprendente, porque esta ley, fue del propio Pericles, por la que se limitaba la ciudadanía a aquellos que naciesen tanto de padre como de madre ateniense.

Tras la muerte de Pericles, Aspasia se casó al mes de su fallecimiento con un rico ateniense, Lisicles, con el que tuvo un hijo, Poristes. Era un hombre mucho más tosco y grosero que Pericles, aunque llegó a ser arconte durante su matrimonio con Aspasia. Se dice que Lisicles se convirtió en un orador elocuente gracias a ella. Murió a los dos años de su matrimonio.

Tras la muerte de su segundo marido, Aspasia se retiró de la vida pública y se trasladó al campo. Fundó la Academia de Elocuencia y Arte Amatorio, a la que iban a aprender las jóvenes que aspiraban a hacer carrera como hetaira. Una de las mejores discípulas fue Lais de Corintio. Se calcula que Aspasia murió en el año 400.

Habilidades oratorias

Pericles nunca escribió ni publicó sus discursos, ningún historiador puede contestar a esta cuestión con seguridad. Tucídides recreó tres de sus discursos y, por ello, no se puede saber si añadió parte de sus propias nociones e ideas.

Aunque Pericles era su fuente principal de inspiración, algunos historiadores han hecho hincapié en que el estilo idealista y apasionado de los discursos que Tucídides atribuye a Pericles está completamente en contra del propio estilo de escritura del historiador, frío y analítico.

Esto podría, sin embargo, ser el resultado de la incorporación del género de retórica dentro del género de la historiografía, o, en otras palabras, Tucídides podría haber utilizado dos estilos distintos para dos propósitos distintos.

Kagan afirma que Pericles adoptó una forma elevada de oratoria, lejos de los trucos vulgares de los oradores para la muchedumbre y, según Diodoro de Sicilia, “sobresalió sobre todos sus compatriotas en capacidad oratoria”.

Según Plutarco, evitó utilizar mímica en sus discursos, al contrario que el apasionado Demóstenes, y siempre hablaba con calma y de forma tranquila. El biógrafo apunta que, en cambio, el poeta Ion de Quíos informó de que el estilo de hablar de Pericles era “una forma presuntuosa y algo arrogante de dirigirse, y que en su arrogancia había una gran cantidad de desdén y falta de respeto por los demás”.

Sócrates se burla de la fama oratoria de Pericles, diciendo irónicamente que puesto que el político fue educado por Aspasia, profesora de muchos oradores, debería ser superior en retórica que alguien educado por Antófono. ​ También atribuye la autoría de la oración fúnebre a Aspasia y ataca la veneración que sus contemporáneos tenían a Pericles.

Los escritores de la antigua Grecia llaman a Pericles “Olímpico” en honor a sus talentos, y llevando las armas de Zeus en sus discursos. Si seguimos a Quintiliano, Pericles siempre se habría preparado para sus discursos y, antes de presentarse ante el público, habría rezado a los dioses para no emitir una palabra equivocada.

Sir Richard C. Jebb concluye que “único como político ateniense, Pericles debió haber sido también único como orador; primero, porque ocupó una posición de importancia política que no había logrado ningún hombre antes que él; segundo, porque sus ideas y su moral le ganaron tanto renombre por su elocuencia que nadie jamás lo obtuvo de los atenienses”.

¿Cómo era la vida de los atenienses?

Los atenienses vivían modestamente y sin grandes lujos. Eran muy pocas las grandes fortunas. La economía se basaba sobre todo en el comercio marítimo. Era importante la agricultura, pero la producción era insuficiente para el consumo de la población y se veía obligada a importar alimentos. Existía, además, una industria artesanal de productos de calidad, muy solicitada tanto por los mismos como por los extranjeros.

El Estado se ocupaba de ofrecer al pueblo las grandes fiestas religiosas. La más importante era la fiesta de las Panateneas ofrecida a la diosa Atenea, una procesión ritualista, celebrada en mayo cada año y en julio cada cuatro años, en la que el pueblo presentaba a los dioses el nuevo velo que sería ofrecido a la antigua estatua de Atenea Poliade, hecha en madera. Fidias inmortalizó en el friso del Partenón esta procesión de las panateneas.

En las panateneas de julio, celebradas cada cuatro años, las Magnas Panateneas, se organizaban grandes competiciones con pruebas gimnásticas e hípicas y los vencedores recibían como premio unas ánforas llenas de aceite obtenido de olivos sagrados. La otra fiesta importante era la que se celebraba en honor del dios Dioniso.

Cultura

La educación del niño comenzaba en la propia casa hasta los siete años en que tenían que acudir a la escuela. En la institución tenían varios maestros, encargados de enseñar lectura y escritura, cálculo matemático y música.

Los niños tenían, además, obligación de asistir a las clases de educación física, donde se les iba preparando para un futuro servicio militar por medio de la lucha, las carreras, el salto y la gimnasia.

A los 18 años se unía para servir en el ejército y aprendían a manejar las armas. Educación física era muy intensa y muchos de los muchachos acababan los estudios siendo verdaderos atletas. Además de estas enseñanzas obligatorias tenían la oportunidad de conversar y aprender de los grandes filósofos, gramáticos y oradores.

El papel de la mujer

La mujer se dedicaba únicamente al cuidado del hogar. Las casas de las familias acomodadas tenían un lugar especial para ellas llamado gineceo, donde acostumbraban a pasar el día junto a sus sirvientas y sus hijos pequeños.

Sin embargo, existían las hetairas, que eran mujeres que recibían una educación esmerada para satisfacer a los hombres con conversaciones más elaboradas y menos familiares.

Para terminar el artículo si me permiten, les recomiendo que lean mi artículo “Licurgo de Esparta”, para que de esta forma tengan una idea más aproximada del papel de Atenas y Esparta en el mundo occidental

BIBLIOGRAFIA

Aird, Hamish. “Pericles: the rise and fall of Athenian Democracy”. 2004. The Rosen Publishing Group.
Buckley, Terry (1996). “Aspect of greek History 750- 323 a. C”. 1996. Routledge (UK).
Cunningham L.S., Reich J.J. “Culture And Values”. 2005. Thomson Wadsworth.
Glenn, Cheryl. “Locating Aspasia on the Rhetorical Map”. 1997. Listening to Their Voices. Univ of South Carolina Press.
Glenn, Cheryl. “Sex, Lies, and Manuscript: Refiguring Aspasia in the History of Rhetoric”. 1994. Composition and Communication.
Hurwit, Jeffrey M. “The Acropolis in the Age of Pericles”. 2004. Cambridge University Press.
Jarratt, Susan, Onq, Rory. “Aspasia: Rhetoric, Gender, and Colonial Ideology”. 1995. Berkeley: Pittsburgh: University of Pittsburgh Press.
Kagan, Donald. “Pericles of Athens and the Birth of Democracy”. 1991. The Free Press.
Loraux, Nicole. “Aspasie, l’étrangère, l’intellectuelle”. 2003. La Grèce au Féminin. Belles Lettres.
McClure, Laura. “The City of Words: Speech in the Athenian Polis”. 1999. Spoken Like a Woman: Speech and Gender in Athenian Drama. Princeton University Press.
Paparrigopoulos, Konstantinos. “History of the Hellenic Nation” (Volume Ab). 1925. Eleftheroudakis.
Whibley, Leonard. “A History of the Classical Greek World: 478-323 BC”. 1889. University Press.
Wider, Kathleen. “Women philosophers in the Ancient Greek World: Donning the Mantle”. 1986.

FUENTE: www.nuevatribuna.es