Su rostro no estuvo en las monedas, y nunca pudieron contraer matrimonio, pero Antonia Caenis pasó décadas gobernando junto al emperador Vespasiano

Elena Higueras www.eldebate.com 21/07/2024

Caenis era una esclava al servicio de Antonia Minor, de quien tomó su nombre. Esta insigne matrona fue la mujer más importante de Roma en su época. Hija de Marco Antonio y sobrina de Augusto, el primer emperador, no llegó a conocer a su padre, ya que este había abandonado su familia para encontrar su trágico final junto a Cleopatra. Antonia Minor fue cuñada del emperador Tiberio, abuela de Calígula y madre de Claudio, y mantuvo una enorme influencia en los emperadores de la dinastía Julio-Claudia.

Antonia Caenis, su secretaria, era una mujer de vasta cultura, conocimiento de idiomas y hábil con la administración y las letras. Conoció a Vespasiano cuando ambos tenían en torno a treinta años y formó una relación conocida como contubernium, ya que el matrimonio estaba reservado a los ciudadanos libres.

El contubernium, así como el concubinatum, estaban regulados por ley como vínculos monógamos de cierta duración. El contubernium se daba entre dos esclavos, o un esclavo y un liberto, y era también frecuente entre soldados que no podían contraer matrimonio legalmente hasta terminar el servicio militar. Se recogían derechos a los hijos nacidos de este vínculo, y se han encontrado tumbas con epitafios que califican a la pareja como «dulcísima», «queridísima» o «incomparable».

Aunque Vespasiano no es tan conocido como Augusto o Nerón, el fundador de la dinastía Flavia es uno de los emperadores más importantes, y dejó para la posteridad uno de los símbolos más célebres de Roma: el Coliseo, construido en el siglo I d.C. Hijo de un recaudador de impuestos, consiguió llegar a lo más alto del Imperio gracias a sus triunfos militares y la influencia política de Antonia Caenis.

Los consejos de Antonia Caenis a su matrona, Antonia Minor, y su amistad con el liberto griego Narciso, funcionario de la corte, fueron fundamentales para que Vespasiano obtuviera un nombramiento como legado de las legiones en Germania, y después participó con éxito en la conquista de Britania, siendo reconocido con un desfile triunfal a su regreso. Para avanzar en su ascenso al rango senatorial, contrajo matrimonio con una dama de clase alta, que le dio dos hijos, Tito y Domiciano. Ambos llegarían a ser emperadores.

Tras la muerte de Antonia Minor, su esclava Antonia Caenis había recibido la manumisión y era ahora una liberta, pero el matrimonio con un senador romano seguía estándole vedado. Aun así, retoma su contubernium con Vespasiano, ya viudo.

Vespasiano (en latín Titus Flavius Vespasianus) (9-79) fue proclamado emperador por sus soldados. Cromolitografía hacia 1890

Vespasiano (en latín Titus Flavius Vespasianus) (9-79) fue proclamado emperador por sus soldados. Cromolitografía hacia 1890

Vespasiano era ahora un héroe militar, pero cayó en desgracia por un error imperdonable: se quedó dormido durante uno de los extensos recitales de lira del emperador Nerón. Fue enviado a una de las provincias más conflictivas del Imperio, Judea, donde debió sofocar las revueltas judías que habían acabado con la vida del anterior gobernador.

En Roma, Nerón se suicida tras una revuelta, y da comienzo el año de los Cuatro Emperadores, el 69 d.C., donde el Imperio es gobernado por dirigentes que pronto son asesinados y se disputan el título. En las provincias orientales del imperio, una profecía hablaba de un Salvador que nacería en Judea, y muchos soldados convencieron a Vespasiano que se trataba de él mismo. Tras derrotar a sus oponentes políticos en el campo de batalla, fue coronado Emperador por el Senado, convirtiéndose en el primer romano de clase equites, es decir, no aristócrata, en conseguirlo.

Vespasiano se negó a tomar una nueva esposa de clase alta y Antonia Caenis paso a vivir en el palacio imperial, con el consiguiente escándalo de parte de la sociedad. Ambos tenían cerca de sesenta años y permanecieron juntos hasta la muerte de ella. Le acompañaba en los actos oficiales y tuvo buena relación con el hijo y sucesor de Vespasiano, Tito, aunque no tanto con el segundo, Domiciano, que se negó públicamente a saludarla.

El cronista Suetonio dijo de ella que era «su esposa en todo, salvo el nombre». Caenis tenía una extraordinaria memoria y fue influyente en las reformas fiscales y administrativas del Imperio, que sanearon las arcas públicas tras los excesos de Nerón.

Una de las medidas más efectivas fue el impuesto que Vespasiano decretó sobre la orina, que se utilizaba como fuente de amoniaco para el curtido y el blanqueo de tejidos. Supuestamente, cuando su hijo Tito le reprochó lo indigno de esta fuente de ingresos, su padre contestó Pecunia non olet (el dinero no huele).

Altar funerario de Antonia Cenis

Altar funerario de Antonia Cenis

Antonia Caenis muere en el 75 d.C. y Vespasiano la sigue cuatro años después, dejando tras de sí un Imperio consolidado, y las bases de la dinastía Flavia, que gobernaría durante casi tres décadas. Aunque el rostro de Antonia Caenis nunca figuró en las monedas como el de otras emperatrices, el anfiteatro Flavio, hoy conocido como Coliseo, nos recuerda el gobierno de Vespasiano y una de las historias de amor y compañerismo más sólidas y duraderas de la Roma Imperial.

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