Designios
de la
distribución.
Cualquier
bazofia
de las 'majors'
llega
puntualmente
a las
salas
españolas,
y una
producción
como 'Titus',
con
Anthony
Hopkins
y
Jessica
Lange al
frente
del
cartel,
ha
tardado
casi
cinco
años en
estrenarse.
Quizá su
aureola
de
película
'artística'
ha
desanimado
a su
distribuidora
española,
Lauren,
que
tiene en
cartel
obras
'maestras'
como 'Lo
mejor
que le
puede
pasar a
un
cruasán'
e
'Infiltrado'.
'Titus'
adapta
una obra
de
Shakespeare,
y lo
hace
incluso
con más
imaginación
y
libertad
que
Kenneth
Branagh
en sus
versiones
de
clásicos
del
bardo
inglés.
La
directora
Julie
Taymor,
la
primera
mujer en
recibir
un Tony
por su
triunfo
en
Broadway
con el
musical
'El rey
león',
revisita
'Tito
Andrónico'
con la
misma
insolencia
que Baz
Luhrmann
en su
'Romeo y
Julieta'.
Coordina
a una
espectacular
conjunción
de
talentos:
el
diseñador
de
producción
Dante
Ferretti
('La
edad de
la
inocencia'),
la
diseñadora
de
vestuario
Milena
Canonero
('La
naranja
mecánica')
y el
músico
Elliot
Goldenthal
('Entrevista
con el
vampiro').
Taymor
ya
deslumbró
en 1994
cuando
llevó a
los
escenarios
del Off-Broadway
su
personal
adaptación
de 'Tito
Andrónico'.
Este
drama
recorrido
por una
violencia
brutal y
un negro
sarcasmo
arranca
cuando
el gran
general
romano
regresa
a casa
victorioso
tras una
larga
guerra
contra
los
godos
del
norte.
La
contienda
le ha
arrebatado
a casi
todos
sus
hijos.
El
mayor,
Lucius,
le
recuerda
a su
padre
que una
parte de
la
ceremonia
en honor
a la
victoria
incluye
el
sacrificio
de un
enemigo
hecho
prisionero.
Tito
elige al
hijo de
Tamora,
la reina
de los
godos,
que jura
venganza
eterna.
«Tito
Andrónico
es un
protagonista
fascinante
y
desconcertante.
Podría
ser
nuestro
Colin
Powell o
el
general
Schwarzkopf»,
observa
la
directora,
cuya
magnífica
puesta
en
escena
mezcla
el
tiempo y
el
espacio.
'Titus'
se rodó
en
escenarios
históricos
de Roma,
como las
Termas
de
Caracalla
y el
Coliseo,
pero los
protagonistas
visten
ropas
modernas
y
conducen
automóviles
de los
años
treinta.
El
resultado
es como
si Terry
Gilliam,
el
director
de 'Brazil',
filmara
sus
pesadillas
con
Shakespeare.