La
figura del
más grande
conquistador
de la
historia,
con su
leyenda
excesiva y
ardiente
sanguinario,
alcohólico
y
bisexual,
ha atraído
a Oliver
Stone para
rodar su
primera
superproducción.
Colin
Farrell
interpreta
al héroe,
junto a
Angelina
Jolie
Sigue tu
corazón y
hazlo con
pasión",
exclama
Colin
Farrell
mientras
bebe agua
en el
erial
cercano a
Marraquech,
donde se
rueda la
película
Alexander.
"Así es
como
intento
aproximarme
al
personaje
desde el
punto de
vista de
hoy".
Farrell
considera
a
Alejandro
Magno el
mayor reto
de su
carrera,
por su
impulsividad
y sus
resonancias
de drama
griego. El
actor
tiene un
acento
irlandés
muy
marcado,
que Oliver
Stone le
ha pedido
que no
oculte del
todo,
pues, a
fin de
cuentas,
eran
macedonios,
no griegos
exquisitos.
Stone,
que
estrenará
la
película a
finales de
año,
considera
que
Farrell es
el
intérprete
ideal, por
la fuerza
de sus
rasgos y
su energía
física,
para
reproducir
"ese
anhelo de
fin del
mundo" que
impelía
furiosamente
a
Alejandro,
"esa
visión de
la vida
como una
carrera,
como una
fuga". Y
añade,
para darle
al
proyecto
un toque
freudiano
muy
hollywoodense:
"Quizá
huía de su
madre".
En
realidad,
Colin
Farrell no
huyó de
Angelina
Jolie,
quien, con
28 años y
sólo uno
más que el
actor,
interpreta
misterios
del
casting
a su
madre.
Después de
rodar en
Marruecos,
los dos
viajaron a
Egipto
para pasar
las
navidades.
Vieron
juntos
Alejandría,
la ciudad
fundada
por
Alejandro,
23 siglos
atrás,
foco de
irradiación
durante
mil años,
hasta la
llegada
del islam,
de la
cultura
helenística.
Visitaron
las
pirámides
y montaron
en
camello.
Parecía
evidente
que eran
más que
amigos,
aunque
ella se
presentó
sola a la
entrega de
los Oscar
y contó en
el
programa
de Jay
Leno: "No
he tenido
vida
sexual
desde hace
más de un
año… Que
Dios
proteja al
próximo".
La
bellísima
actriz
californiana
es
caracterizada
en algún
momento de
la
película
como una
mujer de
52 años
metida en
la piel de
Olimpiada,
la
autoritaria
esposa de
Filipo de
Macedonia,
sospechosa
de
envenenar
a su
marido
para darle
al hijo la
llave del
poder
total; una
de las
primeras
mujeres
fatales de
la
historia;
instigadora,
a la
muerte de
Alejandro
a los 32
años, de
una brutal
represión
asesina en
busca de
los
conspiradores.
Hoy, los
historiadores
hablan del
alcoholismo
del rey
como causa
de su
temprano
fallecimiento,
o, según
escribió
V. Duruy
en su
Compendio
de
historia
griega,
"como
consecuencia
de varias
orgías
prolongadas".
Todo
está en
orden en
el campo
de batalla
varios
días antes
de que
Angelina
Jolie se
incorpore
al rodaje
y lo
trastoque
la prensa
rosa le
atribuye
también un
romance
con Jared
Leto, que
interpreta
a
Hefestión,
el amante
de
Alejandro.
Cien
personas
han
quitado
durante
horas las
piedras de
esta
desértica
área.
Stone, con
sombrero,
polo rojo
y chinos,
se mueve
entre el
equipo
dando
órdenes
con un
optimismo
marcial
(mil
extras,
100
caballos,
dos
unidades,
ocho
cámaras…)
mientras
su hijo
veinteañero,
Sean Stone,
graba las
imágenes
para el
making off
.
Entre
el polvo
aparece
súbitamente
Colin
Farrell,
el Brad
Pitt
moreno.
Pero él
lleva aquí
el pelo
teñido de
rubio, lo
cual no
deja de
ser un
tanto
decepcionante;
sus
mechones
asoman
bajo un
casco con
un penacho
rojo en el
centro y
dos plumas
blancas
laterales.
Montado en
un enorme
frisón
holandés
negro, uno
de los
cuatro
preciosos
caballos
que han
servido
para
representar
a
Bucéfalo,
Farrell
entra en
la batalla
luchando a
espada
contra el
enemigo
persa y
bajándose
a
continuación
de la
montura
para
seguir la
pelea
cuerpo a
cuerpo.
Suenan
los
cuernos,
los gritos
de los
soldados
heridos
aumentan
de
volumen,
la sangre
comienza a
salpicar y
el polvo
lo cubre
todo,
hasta
conseguir
una
atmósfera
espectral.
Gaugamela.
Todo en la
vida de
Alejandro
adquiere
resonancias
fabulosas.
Agotadoras
jornadas
de rodaje
En
Lakhafaouna,
a una
veintena
de
kilómetros
de
Marraquech,
las
escenas de
esa
batalla
requieren
tres
semanas de
rodaje:
una de las
más
celebradas
de la
historia,
clave para
la
expansión
hacia
Oriente,
choque
frontal
entre el
ejército
de
Alejandro
y el de
Darío de
Persia, en
el que el
primero
venció y
demostró
su
genialidad
y
estratega
y el
segundo
tuvo que
huir en
desbandada
tras
perder a
56 mil
hombres.
Hoy día
aún sigue
estudiándose
aquella
envolvente:
aprovechando
una brecha
en el
frente
centro-izquierda
de los
persas, la
caballería
y una
parte de
la falange
de
infantería,
en
formación
de cuña,
se lanzan
en
dirección
a la
posición
del
mismísimo
Darío, lo
que obliga
al Gran
Rey a
retroceder.
Muchos
entre el
millar de
extras,
soldados
del
ejército
marroquí,
aprovechan
los
escudos en
los
descansos
para
cobijarse
en su
pequeña
sombra. En
este
ambiente
apacible,
pese a que
se filma
una
batalla de
violencia
extrema,
entre
aguadores
que quitan
la sed de
la tropa,
Oliver
Stone
mueve los
hilos de
su primera
súper
producción.
Una
película
en la que
un
director
obsesionado
por el
poder
JFK ,
en 1991;
Nixon
, en 1995,
y dos
recientes
documentales
sobre
Fidel
Castro (Comandante
) y Yasir
Arafat (Persona
non grata
) se aleja
radicalmente
de la
historia
reciente
de EU y de
la
actualidad
mundial.
Aquí
aborda a
un
personaje
cuyos
sobrenombres
(Magno
, El de
los Dos
Cuernos
, El
Demonio
) todavía
se
escuchan
en los
cuentos
populares
de Asia.
¿Qué va a
hacer con
Alejandro
el
director
de
asesinos
natos?,
¿una
historia
de sexo,
drogas y
guerra?
"Ése
podría ser
un punto
de vista",
contesta
aprovechando
una
pequeña
parada en
la
filmación,
"pero,
desde otra
perspectiva
se le
puede ver
como un
personaje
en dos
facetas:
Apolo y
Eros. Se
trataba de
un hombre
extremadamente
inteligente,
de gran
ambición,
que
construyó
ciudades y
se sirvió
de hombres
de la
cultura y
de la
ciencia
para sus
fines,
contribuyendo
así a
ampliar
las miras
de la
civilización".
Consciente
del lado
brutal de
Alejandro,
intenta
disculparle:
"Daba más
de lo que
recibió".
Autor
de un
guión que
se basa en
una
biografía
del
historiador
británico
Robin Lane
Fox, el
director
se
enorgullece
de ser
prácticamente
el primer
cineasta
que se
ocupa del
personaje
(no oculta
su desdén
por la
película
de Robert
Rossen de
1956). Y
se
sorprende
de que
Shakespeare
o Marlowe,
o los
dramaturgos
romanos no
repararan
en ese
héroe que
conquistó
el mundo,
desde
Macedonia
hasta la
India, en
una
epopeya
que cubre
Grecia,
Turquía,
Siria,
Irán,
Irak,
Afganistán
y
Pakistán.
La
expedición,
con toda
su
crueldad y
destrucción,
consiguió
interrelacionar
la cultura
griega con
la
egipcia,
la judía,
la iraní y
la india
en una
suerte de
"confraternización
universal"
que para
muchos
historiadores
supuso un
antes y un
después en
la
historia
humana.
Como
ejemplo de
ese legado
sirve el
teorema de
Pitágoras,
que llegó
a China
sólo unas
décadas
después de
la muerte
de
Alejandro,
en
Babilonia,
el 21 de
abril del
año 323
antes de
Cristo.
Sin
embargo,
los rasgos
de su
personalidad
política
adquieren
tintes más
tenebrosos
en cuanto
los
historiadores
se alejan
de las
referencias
a las
fuentes
griegas.
Como
escribe
Michael
Wood en el
libro de
la serie
de la BBC
que siguió
los pasos
del
militar en
su
conquista
hasta las
riberas
del Indo,
la
aventura
helena de
Alejandro
en Asia se
está
reconsiderando
en
términos
como
colonialismo,
orientalismo
y racismo.
"También
así se
están
contemplando,
a la luz
de una
perspectiva
actual,
sus purgas
y
masacres,
su
confianza
en los
servicios
de
inteligencia,
la policía
secreta,
su control
de la
información,
el uso de
la
tortura,
la
manipulación
de
imágenes,
la
propaganda
de Estado
y el
empleo del
terror
contra la
población
civil".
Los
persigue
la muerte
de Cleitos
Dos
sucesos
espeluznantes
ilustran
la
barbarie
de
Alejandro:
el
asesinato
de Cleitos,
su hermano
de leche,
colocado
al mando
del
batallón
real, y la
tortura y
muerte de
Calístenes,
uno de los
cronistas
y
filósofos
que le
acompañaron
en la
campaña,
sobrino de
Aristóteles
(quien
había sido
preceptor
de
Alejandro
y que
rompió con
él tras el
suceso).
Gary
Stretch,
guapo
actor
británico
ex novio
de Raquel
Welch,
interpreta
a Cleitos.
"Todo
hombre
tiene un
Alejandro
dentro",
dice con
laconismo.
En plena
borrachera,
una
discusión
en la que
Alejandro
se ufana
de sus
propios
méritos y
critica a
su padre
acaba
subiendo
de tono,
hasta que
Cleitos le
grita que
toda su
gloria se
la debe a
Filipo.
Alejandro,
enfurecido,
sigue a
Cleitos
fuera del
campamento
y le
traspasa
con una
lanza,
para
después
encerrarse
durante
días en su
tienda
preso de
los
remordimientos.
Lo dejó
escrito
Plutarco:
"A veces
su
comportamiento
social era
delicado,
y sus
maneras,
llenas de
encanto,
por encima
de
cualquiera
de los
príncipes
de su
edad".
Pero en
otras
ocasiones,
en
especial
cuando
bebía,
"podía
actuar de
forma
ofensivamente
arrogante
y
descender
al nivel
de los
soldados
rasos, no
sólo
permitiéndose
a sí mismo
dar rienda
suelta a
la
jactancia,
sino
también
dejándose
seducir
por los
aduladores".
Es ya un
momento de
la
decadencia
del rey,
hasta el
punto de
que sus
detractores,
como el
panfletista
Ephippus,
le
tildaban
de
"melancólicamente
loco".
Gary
Stretch se
esfuerza
en ver la
parte
positiva
de la
historia,
no en vano
acompañaban
a
Alejandro
en su
conquista
personalidades
como
Anaxímenes,
Onesicritos,
Policleto,
Aristóbulo
y Marsias,
además de
Calístenes.
Stretch
considera
que hay
que
aprender
de su
intento de
integración
con otras
culturas,
en su
inteligencia
y
sensibilidad
para
encauzar
la
cantidad y
complejidad
de ángulos
(políticos,
sociales,
culturales…)
que
marcaron
su gesta.
"Y junto a
eso",
prosigue
Stretch,
"la lucha
interna,
el difícil
equilibrio
entre el
hombre
público y
el
solitario
incomprendido,
al que le
pesa que
otros
descubran
sus
flancos
escondidos
y
vulnerables,
entre
ellos la
homosexualidad".
Colin
Farrell
interviene
para decir
que el
aspecto de
la
homosexualidad
del héroe
debe
tomarse
como "una
parte más
de la
historia,
inscribiéndola
con
naturalidad
dentro de
la
tradición
macedónica".
Alejandro
tuvo un
hijo con
su amante
Barsina y
dos con su
mujer,
Roxana,
pero su
vida
sexual más
plena se
relaciona
con
hombres.
El
principal,
Hefestión
(Jared
Leto),
"más alto
y más
hermoso
que
Alejandro",
según
Diodoro,
compañero
de su
círculo
juvenil y
cuya
muerte le
causó una
profunda
crisis
obsesiva.
Después
vendría el
eunuco
Bagoas
(Francisco
Bosch) o
el joven
Euxenippos,
tan bello
como
Hefestión,
pero sin
el encanto
de éste.
DiCaprio
iba a
hacer el
papel
Rodada en
Marruecos,
Londres y
Tailandia
con un
presupuesto
de 150
millones
de
dólares,
antes de
que Stone
se hiciera
con el
proyecto
de
Alexander
, otros lo
intentaron.
Martin
Scorsese,
Ridley
Scott y
Mel Gibson
sonaron
como
directores,
y Baz
Luhrmann,
el
responsable
de
Moline
rouge
, estuvo a
punto de
conseguirlo,
con
Leonardo
DiCaprio
como
estrella.
Con el
fracasado
proyecto,
que iba a
producir
Dino de
Laurentiis,
fracasó
también la
loca
definición
de
Luhrmann
sobre
Aristóteles:
"El
ObiWan
Kenobi
de su
época".
La
grandeza y
la ceguera
del poder
Una
leyenda
que duró
siglos
atribuye
la muerte
de
Alejandro
a un
envenenamiento
planeado
por
Aristóteles
para
vengarse
del
asesinato
de su
sobrino
Calístenes.
En la
tradición
griega y
romana, el
horrible
final de
Calístenes
pasó a
ejemplificar
los
crímenes
del poder
contra el
pensamiento.
Alejandro
es el
hombre que
recoge en
sí, de
manera
emblemática,
dos
facetas:
la
grandeza
del poder
y la
ceguera
provocada
por el
poder,
según
escribe el
ensayista
italiano
Luciano
Canfora.
Arrestado,
mutilado,
exhibido
en una
jaula y
despedazado
por un
león, a
Calístenes
se le
había
acusado de
participar
en la
conjura de
los pajes,
que fueron
torturados
y
asesinados
por su
oposición
a los
rituales
de la
corte
persa que
Alejandro
quiso
imponer
entre su
séquito,
en
especial
la
proskynesis,
inclinaciones
y gestos
de
deferencia
en
presencia
del
soberano.
Séneca
escribió:
"Cada vez
que
alguien
diga de
Alejandro
que
conquistó
todo el
mundo
hasta el
océano, y
extendió
el reino
de
Macedonia
desde un
minúsculo
ángulo de
Tracia
hasta los
límites
extremos
del
oriente,
se deberá
responder:
pero mató
a
Calístenes.
Poco
importa
que haya
superado
la gesta
de todos
los
capitanes
anteriores:
ninguna de
sus
empresas
podrá ser
tan grande
como aquel
crimen".
Pero el
filme de
Oliver
Stone no
trata de
perfilar a
un
asesino,
sino sobre
todo a un
personaje
"polémico
y
contradictorio"
interpretado
por Colin
Farrell
"con una
entrega y
convicción
impresionantes".
Así lo
explica el
mexicano
Rodrigo
Prieto,
director
de
fotografía
de
Alexander
(también
de
Amores
perros
y 21
gramos
): "A la
vez que
conquistaba
y dominaba
pueblos y
territorios,
fomentaba
la
integración
cultural.
Es una
figura a
la que es
posible
admirar y
detestar
al mismo
tiempo, y
creo que
la
película
logra
retratar a
esta
personalidad
conflictiva
y compleja
permitiéndonos
sentir
cierta
empatía
con él."
Oliver
Stone
resume la
historia
de
Alejandro
Magno como
la de "un
joven, un
príncipe,
un rey que
logró
muchos de
sus sueños
sobre la
tierra.
Hasta que,
como una
estrella,
la luz
dejó de
brillar".
Cuatro
frisones
interpretan
a Bucéfalo
Ocho
caballos
de pura
raza
española
sirvieron
a los
actores
principales
en el
rodaje de
Alexander
. Y un
potro de
tres años,
dos de
cuatro y
uno de
cinco,
negros
frisones
holandeses
comprados
en Italia,
fueron
utilizados
para rodar
las
escenas en
las que
aparece
Bucéfalo,
nombrado
así por su
cabeza
parecida a
la de
buey, el
animal que
participa
en la
leyenda de
Alejandro.
Y si el
héroe supo
desatar el
nudo
gordiano,
de
complejidad
extraordinaria,
también
logró
domar como
por
ensalmo al
indómito
Bucéfalo.
Regalo de
su padre,
puso al
animal de
frente al
sol para
que no le
importunara
su propia
sombra,
momento
que
aprovechó
para
montarlo.
A partir
de
entonces,
Bucéfalo
se
convirtió
en su más
fiel
acompañante,
hasta el
punto de
que,
cuando en
una
ocasión
fue
robado,
amenazó de
muerte a
la tribu
donde
acampaban
hasta que
reapareció
sin daño.
Se
eligió
esta raza
porque el
frisón
holandés
"tiene un
aspecto y
un
carácter
de
guerrero,
con
movimientos
espectaculares
y
comportamiento
de
carácter y
fuerza",
según lo
define
Ricardo
Cruz, de
50 años,
el experto
español
que ha
provisto a
la
producción
de un
centenar
de
caballos.
La
familia
Cruz lleva
50 años
ofreciendo
caballos
para el
cine, y
actores
como Colin
Farrell y
Gary
Stretch
viajaron a
Madrid
para
aprender a
montar
durante
una semana
intensiva
en la
finca El
Chaparral,
en Daganzo,
cerca de
Alcalá de
Henares.
Ricardo
Cruz alaba
el arrojo
de Farrell,
"un
fenómeno"
que ha
querido
hacer
hasta los
planos de
los
dobles.
"Es muy
buena
gente, muy
buen
chico",
dice. "A
los dos
días es
como si
formara
parte de
tu
familia.
Es
cariñoso y
siempre
tiene
ganas de
colaborar,
de
trabajar.
Y tiene
ese toque
irlandés
que a
veces es
muy
parecido
al de los
españoles".
Alexander
, la
película
de Oliver
Stone
basada en
la vida de
Alejandro
Magno, se
estrenará
en Estados
Unidos el
5 de
noviembre.