Emperador romano (138-161). Sucedió a Adriano, quien, siguiendo la costumbre
iniciada por Nerva y continuada por Trajano, lo había adoptado. Accedió al
gobierno en plena madurez, y después de haber probado su capacidad en diversos
cargos. Su reinado se caracterizó por ser una época de paz y estabilidad en
todo el imperio, una verdadera pax romana, sólo trastocada por algunas
incursiones de los brigantes, en Britania, que obligaron a construir el Muro de
los Antoninos, a unos 100 kilómetros al norte del Muro de Adriano, así como por
pequeños enfrentamientos en la Mauritania. Persona modesta y dotado de una gran
humanidad, mejoró las finanzas imperiales e impulsó una legislación más
favorable para los esclavos. A su muerte le sucedió Marco Aurelio, como
disponía el testamento de Adriano.
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