Héctor Llanos Martínez | Madrid | EFE 21/02/2010
La vetusta mirada de Roma ha sido testigo de la inspiración de artistas y del poder de políticos y papas, tal y como recoge «Ave, Bárbaro», libro en el que el periodista Carlos López-Tapia propone otra forma de recorrer una ciudad que ha configurado la herencia genética de Occidente.
Tras su primera visita a la capital italiana Carlos López-Tapia pasó cinco años recorriéndola como guía turístico. Desde entonces, asegura no haber encontrado una publicación que haga justicia al potencial de la ciudad e intenta saldar la deuda autoeditando este volumen a través de la plataforma «online» lulu.com.
Roma es para el autor «el único lugar en el mundo que ha enseñado cultura a Occidente a lo largo de toda la historia», por lo que, además de un acto de amor, las páginas de «Ave, Bárbaro» reivindican la importancia del origen de las cosas.
«Todos somos romanos -recuerda-, el hecho de llevar un anillo como símbolo del matrimonio o que la recién casada cruce el umbral en brazos del marido son costumbres romanas».
El bárbaro al que hace referencia el título es el término que los romanos adoptaron del griego para referirse a los pueblos que ocupaban su periferia, y que consideraban ajenos a lo civilizado.
Este recorrido virtual da la oportunidad al lector de permearse verdaderamente de una Roma entendida en el más amplio de sus sentidos, con una personalidad propia que cuenta con «un humor ácido muy particular que luego heredaron neoyorquinos y judíos», apunta el periodista.
En «Ave, Bárbaro» es la propia ciudad, en primera persona, la que invita con su relato a otra forma de viaje, alejada del periplo turístico con «tendencia al empacho».
Y es que para Carlos López-Tapia, el viaje ideal es aquel que comienza en casa, leyendo antes de llegar al destino, para, una vez allí, encontrar momentos en los que escapar de la urgencia del turista y dedicarse a pasear por sus bares o sus mercados. Porque, tal y como defiende en el libro, para entender el ADN cultural de cada lugar se deben conocer sus mercados y rezos.
Este anecdotario histórico sirve también para desmontar mitos, como que Marco Polo trajo la pasta de Asia, un error de traducción, explica el periodista, ya que Italia ya se consumía antes de que los árabes inventaran los spaghetti.
Además de enamorar a bárbaros ilustres como el alemán Goethe o el francés Sthendal, o ser cuna intelectual de algunos de los genios del arte, la capital italiana ha seducido en el celuloide, como se encarga de recordar López-Tapia, director de todo un referente del periodismo cinematográfico en España como es «Lo que yo te diga» .
«Fellini es el mejor retratista de la Roma moderna», considera, aunque sin olvidar que Hollywood también quiso, a su manera, aproximarse a la historia romana en títulos como «Ben-Hur».
Cualquier intento es válido, defiende. Un género literario de moda como la novela histórica o la espectacularidad del cine pueden haber traicionado, incluso deliberadamente, la veracidad de los hechos en su necesidad de inmediatez y esquematismo, pero «despiertan interés para una posterior investigación», argumenta.
Por eso, que Dan Brown aumente la curiosidad por la tradición masónica en Washington con una de sus entregas de la saga «El código Da Vinci» es «un tesoro intelectual» para Carlos López-Tapia.
El autor concentra, en cerca de 250 páginas, más de 30 años de una pasión por Roma que él considera «psicopatía» y que le ha llevado a contar con más de 3.000 publicaciones dedicadas a la llamada ciudad eterna.
Amplia bibliografía para un extenso recorrido por la geografía y por la historia romana, creado «con la intención de que pueda caber en una mochila» y que se completará con un segundo volumen, titulado «Salve, Bárbaro», cuyo lanzamiento llegará el próximo verano.