El director del Marq, Manuel Olcina, presume del trabajo hecho hasta crear «uno de los parques arqueológicos más cuidados de España»
Miquel Hernandis www. elespanol.com 03/03/2025
La nueva exposición del Marq Ciudades de luz redescubre el tratamiento del propio pasado que ha tenido la ciudad de Alicante. Así valora el director Manuel Olcina la importancia de recuperar «un yacimiento prácticamente olvidado» en el que se encontró una pieza única en todo el Imperio romano.
Manuel Olcina disfruta del trabajo ya hecho con esta muestra que tenía el ambicioso objetivo de «sintetizar 35 años de investigación en el Tossal de Manises«. Un trabajo que empezó cuando el ahora director se incorporó en 1990 al Museo Arqueológico, dependiente de la Diputación.
«Y se hizo el propósito de reestudiar la antigua Lucentum, la ciudad romana que estaba en la Albufereta rodeada de edificios y prácticamente olvidado», recuerda. Olcina no ahorra adjetivos al recordar cómo lo veían otros compañeros de Madrid: «Un muladar». Un espacio «lleno de basura y desechos», lamenta, «daba miedo entrar».
Ahí inició el contacto con Rafa Pérez, director del área de Arquitectura de la Diputación, para que se recuperara. Un proceso en el que trabajaron durante cuatro años hasta conseguir cambiar «no solo el aspecto físico, también la investigación y la percepción de lo que significaba ese yacimiento».
De verse como «una ciudad ibérica que se romanizaba», aquel trabajo les llevó «a uno de los parques arqueológicos más cuidados de España» y del que se siente naturalmente orgulloso por lo conseguido: «Recuperarlo da sentido a la vida de un investigador«.
Y ahí se plantearon nuevos interrogantes: ¿se había encontrado la gran ciudad perdida de Cartago en Hispania? «Creemos que sí y que ese nombre lo recogerán los romanos», responde. Esa es Ákra Leuké, la que había fundado Amílcar Barca.
Con ello Olcina valora que se propone una vía de investigación «que ha cambiado la percepción de la historia antigua peninsular«. El consenso era que Ákra Leuké estaba en Andalucía pese a que los historiadores alemanes ya señalaban en el XIX que esta debía estar en la costa alicantina, aunque entonces creían que era Altea.
En cambio, en los años 60 con la reivindicación del legado íbero, se descartó la opción alicantina por la andaluza. Tres décadas después, las pistas ya apuntaban a que el cabo de las Huertas sí podía ser esa Ákra Leuké y, con ello, demostrar que la conquista de los cartagineses llegaba a esta parte del Mediterráneo, «lo que cambia el mapa».
¿Y qué hacían aquí? Como explica, Amílcar Barca es un general que salva su Cartago de una revuelta de los mercenarios que están a punto de cargársela. La entrada a la península era una forma de encontrar los recursos para pagar las multas a Roma y proveerse de la que acabaría siendo la segunda guerra púnica.
La ciudad romana, la que popularmente conocemos como Lucentum en la actualidad, lo era en su momento más por este nombre que le habían dado los cartaginenses. Y ahora con esta exposición repasan estos diferentes hallazgos arqueológicos que han permitido llegar a ello.
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