Juan Vicente Boo | Roma www.abc.es 02/05/2008

La guerra ha vuelto al Ara Pacis. El espléndido altar levantado por el emperador Augusto para celebrar la «Pax Romana» se ha convertido en un «casus belli», pues el alcalde recién elegido, Gianni Alemanno, anuncia que trasladará a los arrabales el edificio construido por Richard Meier para proteger los maravillosos altorrelieves del siglo I de nuestra era. Desde Nueva York, el arquitecto se declara estupefacto, pero propone al alcalde de Roma estudiar los problemas y tratar de resolverlos.

La «damnatio memoriae» en los cambios traumáticos de emperador es una vieja costumbre romana, y Gianni Alemanno, de Alianza Nacional, acaba de arrebatar la alcaldía de Roma al centro izquierda, que ha gobernado los últimos 15 años. El vistoso museo, inaugurado en 2006, es la herencia más polémica, y Alemanno declaró nada más resultar elegido que «la cubierta de Meier es contaminación visual, y hay que llevarla a otra parte».

La obra tiene enemigos, pues resulta más grande del mínimo imprescindible para proteger el Ara Pacis e incorpora un muro innecesario, que quita vistas a una iglesia contigua, situada también en las orillas del Tíber. Pero gusta a los turistas, y el complejo del Ara Pacis, con su museo y sus salas de exposiciones, es el tercer lugar más visitado de Roma después de los Museos Vaticanos y el Coliseo.

Encontrar una solución
En declaraciones al diario «La Repubblica», Meier anuncia: «Iré personalmente a hablar con el alcalde en cuanto sea posible. Le preguntaré cuál es el problema e intentaremos encontrar juntos una solución. He trabajado en muchos países y nunca me había sucedido nada parecido».

La cubierta transparente del arquitecto neoyorquino sustituyó a la construida a finales de los años treinta por Mussolini, ya muy deteriorada. Ante la necesidad de cambiarla, el entonces alcalde Francisco Rutelli invitó a Meier a presentar un proyecto que realzase el valor del monumento. Así nació el museo subterráneo y la idea de una cubierta más grande de lo necesario para que el visitante pueda ver los altorrelieves de mármol a cierta distancia y no tan sólo a unos metros, como sucedía con la estructura anterior.

La reacción más airada al anuncio de traslado de la nueva cubierta -una estructura de metal adornada con piedra de travertino blanco- ha sido la del concejal saliente de urbanismo, Roberto Morassut, quien amenaza con una querella contra el Ayuntamiento por dispendio del erario público si destruyen una obra que ha costado 14 millones de euros.

Provocativamente, Morassut afirmó que «esto parece la vuelta del pico demoledor», aludiendo al gesto propagandístico de Mussolini, quien se quitó la camisa y tomó un pico para empezar a destruir casas y abrir la Vía de los Foros Imperiales desde el Coliseo al Altar de la Patria, más conocido como el «Monumentissimo» por sus admiradores o «la Olivetti» por sus detractores, en una polémica que dura ya más de un siglo.

Varios arquitectos contrarios al proyecto de Meier como Maximiliano Fuksas o Paolo Portoghesi insisten en que es demasiado «invasivo», pero opinan que Roma tiene muchas otras prioridades antes que demolerlo o trasladarlo. Achille Bonito Oliva advierte que «no existe un buen gusto de Estado. Los monumentos no pueden ser rehenes de las fuerzas politicas».

ENLACES:
‘Un alcalde contra Meier’, noticia publicada en El País.com
Museo del Ara Pacis: http://es.arapacis.it/
El Ara Pacis en wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Ara_Pacis