Toñi Caravaca | Córdoba www.elmundo.es 07/01/2010
A pesar de que se muestra al público desde la década de los 50, el Templo Romano de Córdoba, ubicado en la calle Claudio Marcelo, no deja de sorprender. Los trabajos de la primera fase en este espacio monumental, que data del siglo I d.C. y que es uno de los mejores conservados de esta época en España, han puesto al descubierto los restos de la antigua muralla romana de la ciudad, aunque su descubrimiento estaba ya previsto antes incluso de que la obra se adjudicase.
Así lo han confirmado a ELMUNDO.es de Andalucía fuentes de la Gerencia Municipal de Urbanismo. No obstante, su hallazgo ha posibilitado documentar estos restos que en un futuro serán integrados en el Templo para su contemplación. En la actualidad, existen ya elementos que son visibles al público, aunque no visitables, dado que uno de los proyectos a acometer en un futuro es precisamente ese, convertir este recinto monumental en una especie de museo que pueda ser visitado por cordobeses y turistas. De momento, el templo sólo puede apreciarse a través de una valla metálica.
De hecho, las obras que se están acometiendo en dicho espacio forman parte de un proyecto mucho más amplio y que van más allá de una simple limpieza de los restos romanos del Templo y su delimitación mediante la contención, consolidación y drenaje. Esta actuación, que está siendo sufragada por los fondos del Programa de Transición al Empleo de la Junta de Andalucía, Proteja, forma parte de un proyecto más ambicioso dividido en cuatro fases, cuyo resultado final supondrá la puesta en valor de este monumento gracias, entre otras razones, a la conexión con el futuro centro de interpretación –ubicado a las espaldas del Ayuntamiento de Córdoba-, y su adaptación para hacerlo visitable. Asimismo, su promoción y difusión supondrá incluir paneles informativos, un audiovisual y montar una exposición con objetos recuperados en la zona.
En cualquier caso, este monumento añade ahora, con la aparición de los restos de la muralla romana, un elemento más de valor histórico que ya ha sido catalogado por Cultura. Según recoge Arqueocórdoba, una web que el Ayuntamiento de Córdoba ha creado para explicar todo el patrimonio cultural que existe en la ciudad, la muralla fundacional romana, construida a mediados del siglo II a.C., presenta un perímetro de forma poligonal y aproximadamente 2.650 metros.
Centro de interpretación
En dicha muralla se abrieron cuatro puertas orientadas de acuerdo con los puntos cardinales, de las que aún no hay evidencia arqueológica. No obstante, dos de ellas se corresponden con las actuales Puerta de Osario (al norte) y la calle Blanco Belmonte (al sur). Las otros dos se corresponden con la Puerta Gallegos (a oeste) y la Puerta de Roma (al este).
No obstante, el reinicio de las obras, que las está ejecutando la firma Arqueobética, tendrá que esperar algunos días más, previsiblemente hasta después de las fiestas navideñas. Asimismo, el Ayuntamiento ya anunció que con la intervención en el templo romano, este espacio pasaría a formar parte de una ruta de monumentos arqueológicos que, por su importancia histórica, se podrán ver y contemplar.
En cualquier caso, no sólo se va a restaurar este hito monumental. El Ayuntamiento cordobés pretende recuperar otros espacios relacionados con la época romana, como un solar de la calle María Cristina, ubicado en las inmediaciones del lugar donde se encuentra el Templo, y una sala que en la actualidad sirve a la institución local como oficina para gestionar los fondos anticrisis y que se encuentra a las espaldas del edificio consistorial. Este espacio se convertirá en el futuro en un centro de interpretación del Templo Romano, que fue declarado en 2007, por la Junta de Andalucía Bien de Interés Cultural.
Dicho espacio histórico tiene una extensión aproximada de 1.340 metros cuadrados, aunque su entorno protegido alcanza los 11.500. El Templo presenta hasta seis columnas en la fachada y es de planta rectangular. Asimismo, se eleva sobre un pódium al que se accede por una gradería, frente a la que se localiza un altar de grandes dimensiones.