Paula Corroto | Mérida www.publico.es 10/07/2009

La puesta en escena es muy animal, con una gran plataforma circular.

Los bebés llegan al mundo amoratados y arrugados. En la mayoría de los casos bastante feuchos. Tito Andrónico,de la compañía Animalario, fue como uno de esos recién nacidos durante su estreno absoluto en el teatro romano de Mérida el pasado miércoles: ensangrentado y contenido. Un bebé con unas enormes ganas de explotar a llorar y a chillar.

Este es el problema de un montaje al que no le falta sangre y muerte, pero sí pasión, gamberrada y provocación. Vamos, todavía le falta Animalario. Se han puesto muy serios (y quizá clásicos) para el espectador que espera de la compañía otro tipo de montaje de tres horas.

Este texto que William Shakespeare escribió en 1593 no está, según la crítica, a la altura de sus grandes tragedias y comienza demasiado lento. Pero eso no es excusa para una compañía que nos tiene acostumbrados a puñetazos como el de Urtain y canalladas como La boda de Alejandro y Ana.

No ha habido adaptación del texto, sino traducción literal a cargo de Salvador Oliva (con toques de Andrés Lima y Alberto San Juan) y aunque están bien tramados los temas de la obra (la ambición de poder y la venganza), es evidente que no ha habido compenetración con el bardo inglés.

La puesta en escena sí es muy animal, con una gran plataforma circularEsto enlaza con la declamación. El verso suena desparramado y el espectador se pierde. Ocurre con Alberto San Juan. Su presencia en escena como ese anciano Tito al que le han acribillado como a un ecce homo resulta imponente. Domina el escenario, ya sea vestido o con una desnudez integral, pero se le escapa la pronunciación del verso. Por el contrario, Javier Gutiérrez (el emperador Saturnino) y Enric Benavent (el tribuno Marco) dan una auténtica lección de solvencia.

Notable escenografía
La puesta en escena sí es muy animal. Una gran plataforma circular que gira y gira aumentando su velocidad con cada asesinato. En ella se desarrollan todas las escenas, de las que terminan destacando dos de ellas: la violación a Lavinia en el bosque y la orgía de muertes del banquete final. En la primera, Nathalie Poza y ElisabetGelabert están espléndidas. En la segunda aparece el verdadero toque Animalario. Lástima que haya que esperar hasta el final para encontrar el arranque voraz.

La compañía hará de este bebé un cuerpo consistente. A buen seguro, este espectáculo crecerá en sala interior cuando llegue al Matadero.