Nicolas Cheviron | Allianoi (Turquía) | AFP 16/02/2008

La antigua ciudad termal de Allianoi, en el oeste de Turquía, a menudo comparada con Pompeya por su extraordinario estado de conservación, será pronto engullida por las aguas de una presa, pese a la angustia de los arqueólogos.

Una fuente de agua caliente, que alimenta un estanque todavía protegido por muros de casi cinco metros de altura, una sala decorada con columnas monolitas intactas y mosaicos, pasillos cubiertos, vestigios de avenidas y de viviendas, fuentes y cerca de 11.000 objetos, componen este tesoro arqueológico.

Hicieron falta casi nueve años al doctor Ahmed Yaras y a su equipo de arqueólogos para catalogar estos vestigios conservados gracias a un providencial caudal de barro y que sólo representan una pequeña parte de las joyas de Allianoi.

Únicamente el 20% de la superficie de la antigua ciudad termal egea, que conoció su mayor momento de gloria en el siglo II, ha sido explorado. Sin embargo, los investigadores no tendrán tiempo de descubrir el resto: tras un polémico debate, una comisión científica se decantó en octubre de 2007 por dejar que Allianoi fuera engullida.

El pleno de agua de la presa de Yortanli, destinada a la irrigación de unas 8.000 hectáreas de tierras agrícolas y cuya construcción fue finalizada el año pasado, ya es sólo cuestión de semanas.

«Lo que me duele como científico es que estos vestigios nos sean arrebatados para siempre sin haber podido conocer antes todas sus riquezas», declara Yaras, quien visitó Allianoi hace unos días para rendir un último homenaje al lugar.

Lo que este 20% explorado «nos ha permitido comprender, es que Allianoi posee la mayor fuente termal antigua y la mejor conservada en el mundo. Sólo por esto debería protegerse este sitio», se indigna el investigador. «Hemos hallado unos 400 instrumentos médicos de metal, más que en ninguna otra ciudad antigua del mundo», agrega.

Muchos científicos interrogados por AFP comparten la desesperación de su colega y deploran la desaparición de un lugar «excepcional». «La administración turca ha dado muestras de una muy mala voluntad», asegura Pierre Chuvin, especialista francés de la Grecia Antigua.

Para el arqueólogo Aksel Tibed, la desaparición programada de Allianoi es doblemente absurda porque la duración de vida de la presa será una de las más reducidas. «Esta presa sólo podrá ser utilizada durante unos 50 años, a causa de los depósitos de aluviones», dice. En cambio, si se hubiese conservado Allianoi, «podría haberse convertido en una segunda Pompeya. Sin fecha de caducidad», deplora Chuvin.